Historia

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mi cuerpo a una dimensión invisible de vida. Al hacer esto, me di cuenta de la existencia de
una libertad, una felicidad y una vida ilimitadas.
Ahora soy parte de una hermandad invisible que ama grandemente a la Humanidad.
Nosotros somos vuestros hermanos que oímos vuestras plegarias y vuestras meditaciones, y
observamos vuestros movimientos.
Estoy aquí para recordaros una herencia que la mayoría de vosotros olvidó hace mucho,
mucho tiempo.
Yo traigo a vuestro plano los vientos del cambio. Yo, y aquellos que me acompañan,
estamos preparando a la Humanidad para un gran evento que ya se ha puesto en marcha.
Vamos a unir a todas las gentes de este plano, permitiendo al hombre ser testigo de algo
magnífico y brillante, algo que le hará abrirse y permitir que el conocimiento y el amor fluyan a
través de él.
No hay otra redención para la Humanidad que el reconocimiento de su divinidad. Vosotros
sois las semillas de esta realización.
RAMTHA

Título original: A Master s Reflections on the History of Humanity, Part I:
Origins and Evolution Copyright © 2001 JZK, Inc.
Derechos exclusivos para la traducción y publicación en español:
SIN LÍMITES, 2004; ARKANO BOOKS, 2004.
Impreso en España
Todos los derechos reservados. Ninguna parte de este libro puede ser reproducida o
transmitida en forma alguna, ni por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo
fotocopiado, grabación, ni por ningún sistema de recuperación y almacenaje de información,
sin permiso escrito de JZK Publishing, una división de JZK, Inc.

El contenido de este libro se basa en Ramtha DiaIogues®,una serie de cintas
magnetofónicas registradas en la Oficina de Copyright de los Estados Unidos, con
autorización de JZ Knight y JZK, Inc. Ramtha Dialogues® y Ramtha® son marcas registradas
en la Oficina de Patentes de los Estados Unidos.
C&E®, Conciencia & Energía®, Trabajo de Campo SM, El Tanque®, Cuerpo Azul® y
Twilight®, son marcas registradas de JZ Knight, d/b/a JZK, Inc, una corporación del Estado de
Washington, y se usan bajo autorización.
Para más información sobre las
enseñanzas de Ramtha: Ramtha's
School of Enlightenment
P.O. Box 1210, Yelm, WA,
98597 USA www.ramtha.com
© de la
presente
edición:
ARKANO
BOOKS,
2004
Alquimia, 6 - Móstoles (Madrid)
Tels.:91 617 08 67/91 614 53 46
e-mail:

[email protected] Primera
edición: junio de 2004
Disdeño de portada: Rafael Soria
ISBN: 84-96111-00-8 Depósito legal: M. 29.688-04
Impreso en España por: Gráficas Cofas - Móstoles (Madrid)
TRADUCIDO POR:
ANTONIO CAMPESINO
MENSAJE
IMPORTANTE SOBRE
LA TRADUCCIÓN

Este libro está basado en Ramtha Dialogues® una serie de grabaciones magnetofónicas de
discursos y enseñanzas dados por Ramtha. Ramtha ha elegido una mujer americana, JZ
Knight como su único canal para repartir
su mensaje. El único idioma que usa para comunicar su mensaje es el inglés. Su estilo de
oratoria es muy particular y nada común, por lo que a veces se puede malinterpretar como un
lenguaje arcaico o extraño. Él ha explicado que su elección de las palabras, su alteración de
las palabras, su construcción de frases y orden de los verbos y los nombres, sus descansos y
pausas en medio de las frases son todos intencionales, para alcanzar múltiples capas de
aceptación e interpretación presentes en una audiencia compuesta por gente de gran
diversidad de herencia cultural o clase social.
Para conservar la autenticidad del mensaje dado por Ramtha, hemos traducido este libro lo
más cercanamente posible a las palabras originales y así permitir al lector que experimente las
enseñanzas como si estuviera presente. Si usted encuentra algunas frases que parecen
incorrectas o extrañas de acuerdo a las formas lingüísticas de su idioma, le aconsejamos que
lea esa parte de nuevo tratando de captar el significado que hay detrás de las palabras, en
lugar de simplemente criticar la construcción literaria. También le aconsejamos comparar y
usar como referencia la obra original en inglés publicada por JZK Publishing, una división de
JZK, Inc. para mas claridad. Nuestros mejores deseos. Disfrute su lectura.
Entonces, Sócrates
¿qué opinas del
plan que te hemos
preparado como
regalo
por ser nuestro
invitado? Puesto
que Timeo es
nuestro experto en
astronomía,
y su
principal
interés ha
sido
conocer la
naturaleza
del
universo,
hemos pensado que él es quien debería
hablar primero, comenzando por el origen
del universo
y concluyendo con la naturaleza de los seres humanos.
— Platón, el Timeo

AGRADECIMIENTOS
Traducción de los agradecimientos a la edición en inglés, por JZK Publishing, una división
de JZK, Inc.
Nuestro más sincero agradecimiento y aprecio a todos aquellos que con su labor de equipo
han ayudado a la creación de este libro. Ha sido una ardua tarea, aunque inspirada por el
mismo amor que todos nosotros sentimos hacia nuestro Maestro-Profesor, Ramtha, y hacia
sus palabras.
Gracias a Debbie Christie, Jane Capezio y Jan Ferrari por su trabajo en la grabación de las
palabras originales de Ramtha. A Pat Richker por su trabajo en la corrección y por su
dedicación y su esfuerzo en mantener puras las palabras del Maestro. A su equipo de
transcriptores, Diane Muñoz y July Vawter, por su pro-fesionalidad al entregarnos las palabras
de Ramtha en forma escrita. A Jeannette Rogge por su meticulosa corrección final, su
dedicación y entusiasmo. Gracias a Greg Simmons y Elio Serra por su visión y su apoyo en
este proyecto. A los artistas Noel Sagrera y Melisa Peizer por su inspiración y su trabajo de
diseño, pues ha sido muy emocionante ver reflejado el mensaje de Ramtha en forma visual. Y
especialmente gracias a Jaime Leal Anaya por su labor en la composición del libro, el índice
temático, el glosario y sobre todo por su estudio y comentario de introducción a cada capítulo.
Finalmente nos gustaría expresar nuestro aprecio y amor a JZ Knight por su firme
dedicación a la Gran Obra y por hacer las enseñanzas de Ramtha disponibles para todos
aquellos que quieran escucharlas y conquistarse a ellos mismos directamente hasta alcanzar
la iluminación.

PRÓLOGO
Son muchas las personas que, casi instintivamente, han comenzado el camino espiritual y
la búsqueda de la verdad en el estudio de la historia, las ciencias o la filosofía. No han sido
pocos los sabios y filósofos de la antigüedad que emprendieron esa misma búsqueda,
tratando de dar luz a los famosos interrogantes que han inquietado a la humanidad desde
tiempos pretéritos, y que en ocasiones nos proporcionaron explicaciones bastante válidas y
coherentes sobre el significado de la realidad y la existencia, acercándonos de alguna manera
a una definición más concreta de nuestra relación con Dios y el universo.
No obstante, la famosa frase: «debemos conocer nuestro pasado para poder entender el
presente, y así conocernos a nosotros mismos» cobra un nuevo sentido cuando comenzamos
a conocer la historia y la cosmología de todas las tradiciones fuera del ámbito convencional y
por encima de todos los clichés que nos han impuesto las instituciones religiosas y los
sistemas educacionales.
Si bien es cierto que la humanidad siempre ha tenido a su alcance fragmentos de la verdad
—tal y como la estamos empezando a conocer hoy en día—, no debemos olvidar, sin
embargo, que la gran labor de censura y persecución a través de los siglos surtió un gran
efecto y triunfó a la hora de ocultarnos esa sabiduría, ese conocimiento innato en todos los
seres humanos y atributo de nuestra divinidad. Muchos de estos fragmentos de valiosísima
información fueron destruidos, severamente criticados y, en ocasiones, completamente
tergiversados, al mismo tiempo que sus autores eran víctimas de terribles persecuciones, que
llegaron a costarles incluso la vida. Afortunadamente, son prácticamente innumerables la
cantidad de textos antiguos, hallazgos arqueológicos, obras artísticas y literarias, y
enseñanzas trasmitidas a través de la tradición oral de muchas culturas, que han sobrevivido
hasta nuestros días como testimonio de la conexión del hombre con su creador y de su
incansable búsqueda de la verdad.
Reflexiones de un Maestro sobre la Historia de la Humanidad, editado en cuatro
volúmenes, es, sin lugar a dudas, una de estas piezas básicas de información que hoy llega
hasta nosotros a través de Ramtha, uno de los líderes mundiales y precursores del
sorprendente fenómeno de «canalización», por medio del cual se está entregando
actualmente a la humanidad una gran cantidad de conocimiento valiosísimo e indispensable

para su desarrollo. Desde sus primeras audiencias a finales de los setenta, popularmente
conocidas como «los Diálogos», hasta los actuales cursos de su Escuela de Iluminación,
Ramtha siempre ha mostrado un particular interés en exponer y aclarar gran parte de la
información—en ocasiones perdida, o simplemente ignorada—necesaria para conocer
nuestros verdaderos orígenes, nuestra evolución y nuestro lugar en el universo.
A lo largo de estos cuatro volúmenes el lector encontrará extractos de más de veinte años
de enseñanzas,

cubriendo tópicos que abarcan: la creación del universo físico, el descenso de los primeros
dioses sobre la Tierra y la creación del hombre y las primeras culturas que tuvieron acceso al
legado de la Sabiduría Antigua —de las cuales la arqueología no ha podido encontrar ni los
más mínimos indicios—; la presencia de seres cuyos actos repercutieron decisivamente en la
trayectoria de la humanidad a través de nuestra historia, y cuya identidad ha sido totalmente
malinterpretada en los acontecimientos bíblicos y la mitología de las primeras civilizaciones; el
esplendor de civilizaciones tan antiguas como las de Egipto o La Atlántida, o tan desconocidas
como aquellas que intervinieron en la manipulación de la raza humana hace 455.000 años y
de las cuales aún sobrevive un sector en el centro de la Tierra; y finalmente los
descubrimientos de los grandes físicos y pensadores de la Era Moderna y cómo estos
descubrimientos, nuevamente definidos y expandidos gracias a las nuevas teorías de la física
cuántica, nos están proporcionando hoy en día claves tangibles de cómo funcionan la realidad
y el mundo en el que vivimos.
En esta obra las maravillosas enseñanzas de Ramtha se presentan con un carácter
innovador gracias a la magnífica aportación de Jaime Leal Anaya, que como editor principal ha
desarrollado un estudio y comentario de cada capítulo con intrincado detalle, el cual nos
provee con todas las herramientas necesarias para poder plantearnos una disertación propia
sobre estas enseñanzas. No es tarea fácil contrastar las enseñanzas ¿de Ramtha con los
descubrimientos arqueológicos modernos y los acontecimientos bíblicos —tanto en sus
versiones clásicas como en las polémicas interpretaciones que han surgido en la actualidad—;
con las diferentes religiones, corrientes filosóficas y cosmologías que han influenciado a la
humanidad durante milenios y que aún siguen jugando hoy en día un papel fundamental en los
motores de la economía y el progreso mundial; y sobre todo con los más modernos
descubrimientos de la ciencia y la física cuántica. Debemos mencionar, además, que fue el
mismo Ramtha en persona quién le asignó a Jaime esta ardua y desafiante tarea. Y, ¿quién
mejor que él hubiera podido emprender este proyecto con tal fuerza y pasión?
Jaime Leal Anaya, nacido en Mexicali, Baja California, se licenció en filosofía y teología en
la Universidad Católica de Maynooth en Irlanda, una de las más prestigiosas del mundo en
este campo. Posteriormente recibió una beca de investigación en la Universidad de
Salamanca, donde preparó su Master en Teología. Su estudio se centró principalmente en la
vida y obra de Fray Luis de León, el gran escritor, místico, filósofo y erudito, considerado por el
mismo Cervantes como el padre de la literatura castellana. La vida de Fray Luis de León fue
un ejemplo del triunfo de la verdad, el conocimiento y la Sabiduría Antigua sobre el
oscurantismo y la opresión que han controlado al mundo en la mayor parte de sus épocas.
Acusado de herejía y encarcelado por la Santa Inquisición, Fray Luis —quien declaró haber
alcanzado la trascendencia divina— fue liberado tras cumplir una sentencia de cinco años, lo
cual lo convirtió en la única persona, a lo largo de este brutal periodo, a quién le fueron
retirados los cargos de herejía por la misma Inquisición. En su disertación, Jaime,
profundamente inspirado por la obra de este ilustre pensador y de los otros dos grandes
místicos del Renacimiento español, Teresa de Ávila y San Juan de la Cruz, propuso un
entendimiento más evolucionado del concepto de Dios y de la capacidad del ser humano para
alcanzar la trascendencia divina, desafiando las corrientes más tradicionales del pensamiento
religioso que tienden a separarla de la humanidad. Tras su regreso a Irlanda su trabajo recibió

el primer lugar en la Universidad de Maynooth.
Después de haber completado sus estudios de teología, continuó su estudio y su
investigación en la Escuela de Iluminación de Ramtha (R.S.E) en Estados Unidos.
Actualmente es editor en jefe de JZK Publishing, la editorial-filial de R.S.E que publica las
enseñanzas de Ramtha en su forma original. Su trabajo aquí se ha extendido hasta la
preparación y publicación de textos como: El Libro Blanco - nueva edición, Guía del Iniciado
para crear la Realidad, Nacimiento, Muerte y Reencarnación, Ese Elixir llamado Amor, la
colección Firesides y la serie Reflexiones de un Maestro sobre la Historia de la Humanidad. En
el año 2001, acompañado de su esposa, representó a la Escuela de Iluminación de Ramtha
en el Annual conference of the Society for the Anthropology of Consciousness.
Al margen de su exitosa carrera y del extenso conocimiento adquirido en sus estudios
Jaime Leal es mucho más que un mero filósofo o un teólogo teórico, él es también un ávido
estudiante de la Gran Obra. Él es una de esas personas que comenzó su búsqueda espiritual
en el estudio de las ciencias: la historia, la filosofía, la antropología, las lenguas muertas y la
teología, la misma fuente que inspiró a los grandes sabios de todas las épocas; pero su sed
de auténtica sabiduría y su afán de encontrar al Dios identificable le llevaron mucho más allá
de las universidades y los textos antiguos. Todo el conocimiento adquirido en sus años de
universitario, sumado a las extraordinarias disciplinas aprendidas en la escuela de Ramtha y a
las grandes iniciaciones a las que son sometidos sus estudiantes, lo cualificaron como la
persona más preparada para haber aceptado este reto.
Pocas personas hubieran podido realizar esta tarea con la tenacidad y la precisión con las
que él la ha llevado a cabo, y sobre todo con la humildad necesaria para editar y comentar las
enseñanzas de Ramtha. Para mí ha sido un gran honor, como traductor, amigo y admirador, el
haber podido participar en este proyecto. Aún recuerdo aquel día, hace ya algunos años,
cuando otro gran amigo, erudito y buscador de la verdad —el Dr. Miceal Ledwith—, me
encargaba uno de los primeros ejemplares recién salidos de imprenta de El Libro Blanco en
castellano, para en- viárselo a su más prestigioso alumno en la Universidad de Maynooth, que
curiosamente era un chico mexicano, estudiante de teología, que estaba despertando un gran
interés por la metafísica. Nunca hubiera imaginado que diez años después me encontraría
aquí, traduciendo simultáneamente a Ramtha y a Jaime Leal en «el Libro Negro» —que es
como Ramtha ha llamado a Reflexiones de un Maestro sobre la Historia de la Humanidad—,
su obra más
6

significativa desde la aparición del legendario «Libro Blanco», y que con un lapso de casi
veinte años tiene la fuerza y el contenido necesarios para llevar aún más lejos las enseñanzas
de aquel libro pionero al que mucha gente consideró inigualable.
Todo esto se lo debemos a Jaime Leal, quien, con la colaboración de Pat Richker y
dotado de una gran determinación, dedicó prácticamente dos años y medio de su vida hasta
llegar a la culminación de este proyecto. No tengo duda ninguna que tanto sus palabras como
las de Ramtha, entretejidas con una sincronía sorprendente, os van a llevar a un viaje
fantástico lleno de magia y sabiduría recorriendo la saga de la humanidad, donde vosotros
seréis el personaje central de este relato.

PREFACIO

Antonio Campesino Marzo, 2004

Hace algún tiempo, en una de las sesiones de los cursos de Ramtha, me encontraba
explicándole a mi compañera la lección que acabábamos de aprender. Yo le decía que estaba
cansado de no haber sido más que un simple filósofo durante toda mi vida, y que
probablemente también lo había sido en muchas otras vidas. Le conté que lo que yo quería
realmente era experimentar el conocimiento, vivir la verdad de las enseñanzas, y dejar de ser
un hipócrita al que se le han entregado las llaves, pero que no se atreve a entrar. Recuerdo
claramente cómo le decía: «Yo ya no quiero predicar a nadie ni escribir más libros. No quiero
escribir más palabras bonitas sobre ninguna otra cosa, yo sólo quiero convertirme en un
verdadero maestro». En ese momento me di cuenta que Ramtha había estado escuchando
nuestra conversación, y sonreía como un sol radiante.
Poco después de aquel incidente Ramtha me encargó el proyecto de seleccionar y editar
en forma de libro una colección completa de todas sus enseñanzas. No pude evitar recordar la
declaración que le había hecho a mi compañera de estudios en el curso anterior.
Inmediatamente entendí que la mejor manera de llevar a cabo esta tarea sería no como un
mero teólogo o antropólogo, o como un simple especulador desde afuera, sino como un
estudiante de la Gran Obra, con el deseo de experimentar y poner en práctica la verdad y el
contenido de estas enseñanzas. Sólo cuando empezamos a explorar la filosofía sinceramente
comenzamos a comprender y percibir la profundidad del matiz, la luminosidad y la brillantez de
esta perla de sabiduría. Es, verdaderamente, una jornada de autodescubrimiento que no se
puede transmitir plenamente con las palabras, debe experimentarse a través de su aplicación
en la práctica.
Posteriormente Ramtha me pidió, durante el retiro anual del 2001, que escribiera
comentarios introductorios para cada uno de los capítulos de estos libros. El propósito de
estos comentarios sería mostrar cómo sus enseñanzas abarcan esos interrogantes sobre la
existencia humana que se han considerado como los más fundamentales a través de los
siglos y hasta nuestros días. A menudo el modelo de Ramtha y su entendimiento de la
naturaleza de la realidad nos sirven como el eslabón perdido que necesitamos para obtener
una correcta interpretación de muchas filosofías antiguas, rituales, religiones e incluso de la
ciencia. Estos comentarios introductorios tienen el propósito de ser un punto de partida, una
línea de acercamiento sugerida para todos aquellos interesados en continuar con una
investigación y un estudio más profundos de las enseñanzas de Ramtha, y así poder articular
sus implicaciones en relación con su campo específico de estudio. Las enseñanzas de
Ramtha se sostienen por derecho propio, y deben ser leídas desde el punto de vista de su
trasfondo y su contexto específicos. Estos comentarios se han facilitado como una
herramienta complementaria —para todos aquellos que estén interesados—, que ayudará a
identificar el enorme significado de las enseñanzas de Ramtha, y su contribución al
conglomerado de conocimiento y sabiduría patrimonio de la raza humana.
Jaime Leal-Anaya Verano, 2001

CONSIDERACIONES SOBRE LAS ENSEÑANZAS DE RAMTHA
Traducción de la nota editorial a la edición en inglés, por JZK Publishing, una división de
JZK, Inc.
LAS ENSEÑANZAS DE RAMTHA constituyen un sistema metafísico de pensamiento único en su
género. Para captar plenamente el significado de su contenido y el impacto que éste tiene, se
necesita un examen y una reflexión cuidadosos. Decimos que las enseñanzas de Ramtha son
metafísicas por naturaleza, ya que abordan interrogantes fundamentales acerca de la
existencia y la persona humanas, nuestro destino y nuestros orígenes, la naturaleza del bien y
del mal, el alma, la vida y la muerte, el mundo y nuestra relación con los demás.
El formato en el cual se transmiten las enseñanzas es inherente al mensaje mismo. Las
enseñanzas no son simplemente una disertación intelectual sobre materias específicas o un
mero análisis intelectual de las mismas. Tampoco son una forma de verdad revelada que
requiere de la lealtad ciega de la fe. Las enseñanzas de Ramtha no son una nueva religión ni

la piedra fundamental de una nueva iglesia: son un sistema de pensamiento que contiene los
elementos y mecanismos que permiten al individuo aplicar la filosofía de Ramtha y
experimentar y verificar su contenido por sí mismo. En otras palabras, este singular aspecto
de las enseñanzas permite que la filosofía, o los conceptos de la realidad, se experimenten
como sabiduría sobre la naturaleza de la realidad.
Esta cualidad particular del sistema de pensamiento de Ramtha se asemeja a las iniciaciones
en el conocimiento

sagrado que practicaban las antiguas escuelas de misterio de Grecia, Egipto y Medio Oriente,
así como las antiguas escuelas gnósticas de Europa y Medio Oriente. Es importante observar
que esta característica distingue a las enseñanzas de Ramtha de las escuelas filosóficas
tradicionales del mundo occidental.
En la tradición occidental, el entendimiento del conocimiento objetivo y la verdad se basa
en una hipótesis acerca de la persona y la naturaleza de la realidad. El método científico limita
el alcance del conocimiento a los fenómenos que pueden ser observados y comprobados a
través de los sentidos del cuerpo físico; cualquier cosa fuera de ese ámbito se atribuye al reino
del mito y del folklore. En otras palabras, la naturaleza de la realidad y el ser humano no son
más que su naturaleza física y material. El psicoanálisis y el perfil de la psiquis desarrollados
por Sigmund Freud son un ejemplo muy claro de esta tendencia.
En el sistema de pensamiento de Ramtha, el cuerpo físico y el mundo material son sólo un
aspecto del mundo real. De hecho, son sólo el producto y el efecto del mundo real constituido
por la conciencia y la energía. La mejor manera de describir a la persona es como conciencia
y energía que crean la naturaleza de la realidad. El mundo físico es sólo uno de los siete
niveles de expresión de la conciencia y la energía. Para explicar su noción de conciencia y
energía, Ramtha utiliza el concepto del observador de la teoría cuántica. Asimismo, para
describir a la persona desde el punto de vista de conciencia y energía, usa el concepto de
Dios como creador y soberano.
Muchos sectores de la sociedad de hoy desestiman de inmediato las enseñanzas de
Ramtha debido al modo extremadamente inusual en el que son transmitidas.
Lamentablemente, juzgar un mensaje basándose en la forma en que se presenta más que en
su contenido, es una reacción muy común. El marketing, las comunicaciones y las técnicas de
promoción, venta y publicidad son un perfecto ejemplo de esto.
La manera inusual en que Ramtha comunica sus enseñanzas no es de ningún modo
arbitraria ni superficial, y él ha señalado explícitamente las razones de tal formato. Ha
explicado que para entender su mensaje es muy importante tomar conciencia de los
paradigmas de pensamiento, de la raíz de las ideas preconcebidas, los prejuicios
inconscientes y los moldes dentro de los cuales percibimos y evaluamos normalmente la
realidad.
A menudo, las técnicas de enseñanza de Ramtha buscan desafiar al individuo, a la vez que
le ofrecen las herramientas para tomar conciencia de esas ideas preconcebidas que
conforman y determinan las fronteras dentro de las cuales percibimos la realidad
normalmente. El propósito de esto es obtener como resultado la posibilidad de que surja una
perspectiva mental más amplia, lo que permitiría que experimentáramos la realidad de una
manera más ilimitada, consciente, extraordinaria y con mayor significado; así como brindarnos
un espectro más amplio de po- tencialidad para nuestra experiencia que el que teníamos
previamente.
Uno de los aspectos más controvertidos de las enseñanzas de Ramtha es la forma que
escoge para entregar su mensaje. Al presentar su filosofía como fruto de su propia verdad y
experiencia personal, Ramtha deja en claro que él mismo es la personificación de su filosofía,
la representación y la manifestación vivientes de su pensamiento. En este sentido, él dice que
es un ser inmortal, conciencia y energía, y que una vez, hace 35.000 años, vivió como un ser

humano en el desaparecido continente de Lemuria. Explica que en esa vida abordó los
interrogantes de la existencia humana y el significado de la vida, y que a través de su propia
observación, reflexión y contemplación alcanzó la iluminación y conquistó el mundo físico y la
muerte. Se dio cuenta de que existía una manera de llevarse su cuerpo con él a un nivel
mental en el que su verdadera esencia, como conciencia y energía, podía permanecer
totalmente consciente y ser completamente libre e ilimitada para experimentar todos y cada
uno de los aspectos de la creación y continuar haciendo conocido lo desconocido. Él se refiere
a este proceso como su ascensión.
El hecho de que ya no esté limitado por su cuerpo físico permite a su conciencia y energía
interactuar de otras formas con el mundo físico. A menudo se refiere a sí mismo como el
viento que empuja las nubes, por ejemplo, o como la mañana, o un extraño, o un mendigo en
la calle que observa cómo van y vienen las civilizaciones, o cualquier otra cosa que la
conciencia se atreva a imaginar.
Ramtha comunica sus enseñanzas a través del fenómeno llamado canalización; de hecho,
fue él quien hizo el término conocido. Usa el cuerpo de JZ Knight para canalizarse y enseñar
su filosofía en persona. La diferencia entre un médium y un canal consiste en que el canal no
es un intermediario entre la conciencia que llega a través de él y la audiencia. El canal no
permanece en un estado alterado o transfigurado mientras canaliza, en vez de eso, abandona
su cuerpo completamente y permite que la conciencia que viene a través de él, tenga total
dominio sobre sus movimientos y funciones corporales. Cuando está siendo canalizado a
través de JZ Knight, Ramtha es capaz de abrir sus ojos, caminar, comer y beber, reír, hablar,
conversar y enseñar a sus estudiantes personalmente. JZ Knight es el único canal que él ha
escogido y que utiliza para comunicar su mensaje.
Al elegir a una mujer para canalizar su mensaje en vez de usar su propio cuerpo físico,
Ramtha está afirmando que Dios y lo divino no son sólo una prerrogativa de los hombres, y
que las mujeres son dignas expresiones de lo divino, capaces de ser genios y de ser Dios
realizado. Asimismo, asevera que lo importante de su filosofía no es adorar al mensajero, o a
una cara o a una imagen —lo que en el pasado causó el colapso de muchos esfuerzos
dirigidos hacia la iluminación—, sino escuchar el mensaje mismo. También está afirmando que
la verdadera esencia del ser humano no se limita al cuerpo físico o a un género específico. Es
por eso que el fenómeno de la canalización tiene cabida dentro del marco de su sistema de
pensamiento. En otras palabras, la canalización, tal y como sucede en la persona de JZ
Knight, sólo es posible si las enseñanzas de Ramtha son verdad.

Así, la veracidad de este fenómeno determina la verdad del mensaje de Ramtha. Esta
consideración cobra importancia debido a que el avance de la ciencia ha desarrollado pruebas
y equipos que pueden escrutar este fenómeno y estudiarlo desde los puntos de vista
psicológico, neurológico y fisiológico. Hoy en día, existen técnicas científicas que permiten
estudiar el fenómeno de la canalización a través de JZ Knight y excluir la posibilidad de fraude.
Concretamente, estos estudios científicos se realizaron en 1996, cuando un distinguido equipo
de doce expertos —que comprendía científicos, psicólogos, sociólogos y expertos religiosos
conocidos mundialmente— estudiaron a JZ Knight antes, durante y después de canalizar a
Ramtha. Después de llevar a cabo los estudios de investigación científica —en los que usaron
la última tecnología y equipos disponibles— concluyeron que las lecturas tomadas de las
respuestas del sistema nervioso autónomo de JZ Knight eran tan drásticas, que cualquier
posibilidad de fraude consciente, esquizofrenia o desorden de personalidad múltiple quedaba
categóricamente rechazada.
Ramtha se esmera mucho para que toda su audiencia vaya comprendiendo a un mismo
ritmo. Insiste continuamente en la importancia de que los estudiantes articulen cada parte de
la enseñanza explicándosela el uno al otro. Esto asegura que toda la audiencia capte la
enseñanza, y le permite a Ramtha abordar de manera más poderosa el trasfondo particular y

nivel de comprensión de la gente que lo está escuchando. Algunas veces lleva a la audiencia
a una profunda contemplación filosófica de un tema en concreto, y otras, usa la dramatización
para darle poder a su mensaje.
Una vez explicados los aspectos filosóficos de la enseñanza, Ramtha inicia al estudiante
en ese conocimiento para que pueda convertirse en experiencia personal y sabiduría. Estas
iniciaciones están constituidas por diversas disciplinas que él ha diseñado, en las que el
estudiante tiene la oportunidad.de enfrentarse al conocimiento. En esto, Ramtha es diferente a
otros profesores: adquiere el papel de un maestro profesor y un hierofante, un profesor que
tiene el poder de manifestar lo que dice y lo que se propone. Esto es un aspecto importante de
las enseñanzas, que las asemeja al movimiento gnóstico y filosófico, y a las antiguas escuelas
de misterio. Sin embargo, un examen detallado del sistema de pensamiento de Ramtha,
muestra claras diferencias, en cuanto a forma y contenido, respecto de lo que se conoce
tradicionalmente como el gnosticismo y la filosofía de las escuelas de misterio. El propio
Ramtha no se refiere a su sistema de pensamiento en estos términos, sino que lo llama la
Escuela de Iluminación de Ramtha, la escuela de sabiduría antigua dedicada a la Gran Obra.
Ésta consiste en la aplicación práctica de las enseñanzas de Ramtha, en la cual las personas
tienen la oportunidad de conocerse a sí mismas e iluminarse.
Después de estas consideraciones, el lector debe ser consciente de que las enseñanzas
de Ramtha en forma escrita capturan sólo una parte de su exposición, ya que carecen del
elemento dinámico que las acompaña, la inflexión de la voz, la enseñanza sin palabras y su
aplicación a la práctica.
Ramtha redefine el lenguaje que utiliza para enseñar acuñando palabras nuevas. El
significado de estas nuevas palabras queda claro dentro del contexto de cada enseñanza, las
que a su vez se aclaran gracias al uso de palabras tan inusuales. Hemos elaborado un
glosario de términos y conceptos que Ramtha utiliza eficazmente, para facilitar la
interpretación correcta de sus enseñanzas. Asimismo, hemos proporcionado un índice
conceptual detallado para permitir que el lector busque referencias sobre temas específicos de
interés cubiertos en este libro, y para animar al estudio y a la investigación de este material.
Ramtha se ayuda con dibujos y diagramas para enseñar y explicar conceptos abstractos
como el vacío, conciencia, tiempo, energía, espacio, etc. Hemos incluido a lo largo de este
libro los dibujos y diagramas que se usaron en este curso en particular. Ramtha, a lo largo de
su tesis, señala un determinado lugar en el dibujo usando las palabras "aquí", "este", "ese" o
"estos". Hemos incorporado al texto estas referencias entre paréntesis. El objetivo del editor es
proveer a los lectores la oportunidad de participar y experimentar estas sesiones como si
estuvieran presentes.
Es importante que el lector tome esto en cuenta cuando lea las enseñanzas de Ramtha,
dado que en algunas instancias podría parecer, a primera vista, que su uso del inglés es más
bien arcaico o tosco. Ramtha es muy cuidadoso y abarcador al presentar su pensamiento.
Todo lo que hace, cada término que utiliza, tiene un significado y un propósito específicos;
representa y es consecuente con la totalidad de su mensaje.
Al preparar las enseñanzas de Ramtha para su publicación en forma impresa, se ha puesto
especial atención en presentarlas, en la medida de lo posible, en el mismo contexto y forma en
que fueron transmitidas. Para evitar la alteración de las enseñanzas, se ha tenido mucho
cuidado en no sacarlas de contexto ni usar un sistema de puntuación que pudiera cambiar el
significado. Sin embargo, somos conscientes de que el elemento humano de per- cepción y de
comprensión limitadas es inevitable. El único modo de asegurarse de que el mensaje sea
transmitido y recibido en su belleza y originalidad prístina es cuando el lector lo adopta como
un paradigma verdadero. De esta forma, da los frutos de verdad y sabiduría que promete.
El contenido de este libro está basado en Ramtha Dialogues ®, una serie de grabaciones
magnéticas de Ramtha en audiencia con sus estudiantes, registradas en la Oficina de
Copyright de los Estados Unidos con permiso de JZ Knight
y JZK, Inc. Las citas de los diferentes cursos que han sido usadas en los capítulos de este
libro, se han dejado en la forma original del diálogo que tuvo lugar cuando estas fueron

impartidas por Ramtha.
El Capítulo 1: Introducción: La realidad no es más que un sueño, fue substraído de Yahweh
—Jehovah. CintaN° 029 ed. Yelm: Ramtha Dialogues®, 1982; The Next Step—
Superconsciousness, PartII. Cinta N° 122B ed. Yelm:
9

Ramtha Dialogues®, 1986; The New Heaven and Earth. Cinta N° 337 ed. Yelm: Ramtha
Dialogues®, 1996; A Return to the Garden: Creating a New Model ofTruth. Cinta N° 373 ed.
Yelm: Ramtha Dialogues®, 1998; The Greatest History Lesson Ever Taught. Cinta N° 388 ed.
Yelm: Ramtha Dialogues®, 1998; Was Mary Really a Virgin. Cinta N° 394 ed. Yelm: Ramtha
Dialogues®, 1998.
El Capitulo 2: La Épica de la Creación, fue substraído de Animáis - Music - Crystals Mythical Creatures. Cinta N° 001 ed. Yelm: Ramtha Dialogues®, 1984; Creation. Cinta N° 005
ed. Yelm: Ramtha Dialogues®, 1980; Story ofthe First Soulmates. Cinta N° 007 ed. Yelm:
Ramtha Dialogues®, 1980; Soulmates. Cinta N° 114 ed. Yelm: Ramtha Dialogues®, 1986; An
Evening
with Ramtha. Cinta N° 219 ed. Yelm: Ramtha Dialogues®, 1988.
El Capítulo 3: El descenso de los dioses, fue substraído de Animáis - Music - Crystals Mythical Creatures. Cinta N° 001 ed. Yelm: Ramtha Dialogues®, 1984; Creation. Cinta 005 ed.
Yelm: Ramtha Dialogues®, 1980; Story ofthe First Soulmates. Cinta N° 007 ed. Yelm: Ramtha
Dialogues®, 1980; Yahweh — Jehovah. Cinta N° 029 ed. Yelm: Ramtha Dialogues®, 1982;
Conscious-ness and Energy, the Basics. Cinta N° 331 ed. Yelm: Ramtha Dialogues®, 1996.
Las enseñanzas de Ramtha abarcan una gran cantidad de temas, sin embargo, todos ellos
sirven para exponer los conceptos fundamentales de su propio sistema de pensamiento. En
repetidas ocasiones, Ramtha ha recalcado que la totalidad de su mensaje podría expresarse
con la frase «Tú eres Dios». Pero ¿cómo hemos de interpretar esta afirmación?
Probablemente haya tantas definiciones de la palabra «Dios» como personas en la Tierra. A fin
de comprender correctamente las enseñanzas de Ramtha, es crucial que tomemos
conciencia, a la vez, de nuestro propio concepto de Dios, y de su contraste con la explicación
y definición de Ramtha acerca de Dios y de la naturaleza de la realidad.
¿Cuál es la esencia de todas las cosas? ¿Cuál es su origen? ¿Cuál es su naturaleza?
¿Cuál es su destino? Para abordar estos interrogantes, Ramtha comienza con el concepto del
Vacío.
El Vacío es la fuente de la cual surgió todo lo que existe. Ramtha describe al Vacío como
«una inmensa nada materialmente, pero todas las cosas potencialmente». En el Vacío no hay
nada, ni movimiento ni acción. Muchas aproximaciones filosóficas al interrogante de Dios,
incluyendo las teologías de las religiones monoteístas, han concebido a Dios como un ser
omnisapiente, infinito, absoluto, trascendente e inmutable. En el sistema de Ramtha, los
atributos de absoluto, infinito e inmutable son características del Vacío. El Vacío es autónomo,
autosuficiente, está en un estado de reposo y de ausencia de necesidad. Aunque el Vacío se
vea como una vastedad que lo contiene todo, en su estado original no posee conocimiento de
sí mismo, ya que el conocimiento es una acción.
El concepto de Dios como creador, «la primera causa» o «el motor inmóvil», que
encontramos en la filosofía de Aristóteles y en la teología de Tomás de Aquino, es descrito por
Ramtha en función del Vacío contemplándose y conociéndose a sí mismo. Este acto de
contemplación representa un movimiento único en el Vacío, el cual originó un punto de
conciencia y saber de sí mismo. A este punto de conciencia se lo llama Punto Cero, el
Observador, la Conciencia Primaria, Conciencia y Energía, y Dios. Punto Cero lleva en sí la
intención primordial de experimentar y hacer conocido aquello que es desconocido y que se
encuentra en un estado de potencialidad dentro de la vastedad del Vacío. Esta es la base para

la evolución. El Vacío contemplándose a sí mismo es la fuente y origen de la persona. La
afirmación de Ramtha «Tú eres Dios» habla de la persona como el Observador, la
encarnación de Punto Cero, y Conciencia y Energía creativas.
Para cumplir con su naturaleza de evolucionar y hacer conocido lo desconocido, Punto
Cero imitó el acto de contemplación del Vacío. Al hacer esto, Punto Cero creó un punto de
conciencia referencial que funcionó como un espejo a través del cual pudo tener conciencia de
sí mismo. Ramtha se refiere a esta conciencia de reflejo como la Conciencia Secundaria.
Punto Cero descansa en el regazo del Vacío y no tiene límites en cuanto a lo que puede saber.
El reflejo entre Punto Cero y la conciencia de reflejo genera un medio ambiente, un plano
tangible de existencia en el tiempo y en el espacio. El Espíritu es el aspecto dinámico de
Punto Cero; es la voluntad o la intención que desea saber y experimentar lo desconocido. La
exploración de los potenciales del Vacío, llevada a cabo por Punto Cero y la conciencia de
reflejo, generó siete niveles de conciencia y, en consecuencia, siete niveles de espacio y
tiempo, o frecuencia. Este viaje y acto de creación, bajando por siete niveles de conciencia y
energía, se llama «el viaje de la involución». La travesía de regreso a Dios y al Vacío se llama
«el viaje de la evolución». El alma es diferente del es- píritu; Ramtha se refiere al alma como
el Libro de la Vida. El alma es quien registra todas las experiencias y la sabiduría que se han
obtenido en el viaje de la involución y la evolución.
El conflicto del ser humano se expresa en función del olvido, la amnesia y la ignorancia de
sus orígenes y de su destino. El viajero, o la conciencia de reflejo, se identificó tanto con el
plano de existencia más denso y más lento, que olvidó su propia inmortalidad y divinidad. El
ser humano se ha convertido en un extraño para sí mismo —para el Dios que vive dentro de
nosotros y que es nosotros— y ha buscado ayuda, sentido y redención en una causa externa.
Al hacer esto, la humanidad niega su propia divinidad y excluye cualquier posibilidad de
liberarse de su condición actual.
Es importante observar que en el sistema de pensamiento de Ramtha, el mundo material
—el plano de existencia más denso— y el cuerpo físico, jamás son considerados como
indeseables, perversos o esencialmente malos. La interpretación dualista de la realidad que
encontramos típicamente en las tradiciones gnósticas —que recalca la lucha

entre el bien y el mal, lo bueno y lo malo, la luz y la oscuridad, el pecado y la virtud— está
básicamente excluida del sistema de pensamiento de Ramtha. Lo que se vuelve una situación
indeseable es permanecer en un estado de ignorancia y negación de nuestra naturaleza y
destino verdaderos. Es absurdo discutir por nuestras limitaciones, cuando somos nosotros,
como Conciencia y Energía, quienes las hemos creado.
El sendero hacia la iluminación es el viaje de la evolución de regreso a Punto Cero. Al
llevar a cabo esta tarea, la persona cumple el mandato de hacer conocido lo desconocido y
entregar al Vacío su experiencia para que se convierta en sabiduría eterna.
Todas las disciplinas de la Gran Obra diseñadas por Ramtha, y que él utiliza para iniciar a
sus estudiantes en las enseñanzas, siguen el modelo —y en cierto sentido lo imitan— del
proceso de contemplarse a sí mismo experimentado por el Vacío, el cual dio origen a
Conciencia y Energía, las que a su vez crean la naturaleza de la realidad.
En conclusión, los cuatro pilares de la filosofía de Ramtha son: el concepto del Vacío,
Conciencia y Energía crean los siete niveles de la realidad, la afirmación «Tú eres Dios», y el
mandato de hacer conocido lo desconocido. En las tradiciones antiguas pueden encontrarse
numerosos indicios del pensamiento de Ramtha, aunque en la mayoría de los casos, todo lo
que queda son débiles ecos que apenas han sobrevivido el paso del tiempo y la pérdida de un
contexto apropiado para su interpretación. Algunas de estas tradiciones son: las filosofías de
los antiguos egipcios y el faraón Akhenatón; la descripción de Buda de sí mismo como «el que
está despierto»; el entendimiento de Sócrates acerca de la virtud y la inmortalidad del alma; el
concepto de las formas universales de Platón; la vida y las enseñanzas de Yeshua ben

Joseph; las obras del apóstol Santo Tomás, el Himno de la Perla; el himno al verbo divino en el
Evangelio según San Juan; Apolonio de Tyanna; Orígenes; Mani; los cataros y los albigenses;
Francisco de Asís; los místicos judíos y cristianos; el dibujo de San Juan de la Cruz Subida al
Monte Carmelo, donde la cumbre se ubica en la parte superior de la cabeza del cuerpo
humano; las obras de arte de diversos artistas como Miguel Ángel y Leonardo da Vinci; los
escritos y las experiencias místicas de Teresa de Ávila; las obras de Fray Luis de León; los
humanistas del movimiento renacentista en Europa; los rosacruces, y los maestros del Lejano
Oriente, entre otros.
Las enseñanzas de Ramtha nos ofrecen una perspectiva única desde la cual contemplar el
misterio de la vida; nos brindan un marco en el que los interrogantes que la filosofía, la ciencia
y la religión no han respondido, encuentran un nuevo significado. Estas enseñanzas pueden
llevar el alcance de la experiencia humana mucho más allá de los limites que, hasta el día de
hoy, han establecido la ciencia y las diversas religiones del mundo. El sistema de pensamiento
de Ramtha no es ni una religión ni una interpretación filosófica de la realidad, es la verdad que
se obtuvo y se comprobó a través de la experiencia de un miembro de la raza humana. En
este sentido, es el conocimiento de Ramtha, la ciencia de Ramtha. Y ahora que el sendero ha
sido transitado, las puertas están abiertas para todos aquellos que deseen explorarlo y realizar
su propio camino hacia lo desconocido.

¿QUIÉNES SOMOS?
Estudio y comentario del Capítulo 1

Jaime Leal-Anaya
EL VERDADERO ORIGEN DE LA HUMANIDAD
La reflexión crítica de Ramtha sobre la historia de la civilización humana pretende mostrar
la naturaleza trans- cendental y el origen de la persona humana. Él abarca directamente las
preguntas: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? Su tesis principal es que somos dioses
inmortales en evolución con el propósito de conocernos a nosotros mismos. El drama humano
de la evolución a partir del big-bang y anterior a los tiempos modernos es, según Ramtha, la
historia de unos dioses creadores explorando y realizando su potencial máximo. La reflexión
de Ramtha sobre la historia refleja la experiencia de su propia vida, la cual le condujo a su
iluminación. El es el primero en decir que sus observaciones son su propia verdad y sabiduría
personal. Continuamente, él hace conscientes a sus estudiantes de su línea específica de
acercamiento, sin dejarla en la oscuridad o abierta a la especulación. Para poder percibir el
impacto completo de su historia, es importante estudiar e identificar su definición y uso de los
términos: Dios, los dioses, el yo, la persona humana, evolución, sabiduría y verdad.
La razón por la que su historia es tan valiosa es porque redefine la naturaleza de la
persona humana de manera que enmarca e ilustra el misterio de la existencia humana. La
validez de su Mensaje es directamente proporcional a la validez de sus alegaciones. Si él es
verdaderamente un maestro inmortal que se iluminó hace 35.000 años, de acuerdo a nuestra
manera de estructurar el tiempo, entonces podemos imaginar que él recuerda personalmente
sucesos de los cuales nosotros sólo podríamos hacer vagas teorías a partir de las limitadas
evidencias históricas y arqueológicas que tenemos disponibles hoy en día. Si él es
verdaderamente un maestro ascendido que no está limitado por los confines del espacio y el
tiempo, debe tener una extraordinaria fuente de información y conocimiento. Si nosotros
pudiéramos vivir durante miles de años como seres pensantes, nuestra sabiduría obtenida a
través de la simple observación y contemplación sería realmente maravillosa.
Es importante considerar estas observaciones antes de que descartemos la historia de
Ramtha basándonos en que la maestría y la inmortalidad son meras fantasías. Debemos

reconocer que cualquier posición que tomemos es,

en última instancia, producto de nuestra propia opinión subjetiva, que intrínseca e
inadvertidamente contiene una asunción y presuposición de quiénes somos. La objetividad es
en gran medida mal interpretada en el mundo científico. El método científico mismo ha fallado
por lo general en reconocer el inevitable papel del observador, o sujeto, que está realizando el
estudio en cualquier experimento científico o análisis. La mayor objetividad que podemos
alcanzar en cualquier estudio serio académico o científico es delinear y estar claramente
conscientes de nuestra línea general de acercamiento y de nuestras presuposiciones, antes
de proceder con nuestro análisis. Podemos discutir que los maestros inmortales y la
iluminación son producto del mito y la imaginación creativa. Si nosotros apoyamos esta
presuposición —porque no es nada más que eso—, entonces debemos preguntarnos cómo
puede esta hipótesis darle forma y color a nuestros conceptos de Dios, el yo, la moralidad, y el
significado de la vida. Todo se reduce a la más fundamental de las cuestiones: la historia de
Ramtha es válida porque explica de manera coherente y comprensible la
naturaleza de la humanidad y toda trascendencia, ofreciendo una solución a muchas de las
paradojas comunes, como el problema del bien y del mal, la vida y la muerte, la dicotomía
cuerpo-mente, y la realidad de la voluntad libre 1 en los humanos con relación a la
trascendencia divina o a un ser superior. Ser consciente de la línea de acercamiento
principal de Ramtha ayuda a identificar el hilo común que enlaza su historia y la hace fluir.
1

N del T. La expresión inglesa free will, que generalmente se traduce al castellano como libre albedrío se traduce a
lo largo de este libro como
voluntad libre, pues la voluntad, en todas sus facetas, es un concepto ampliamente abordado en la filosofía de Ramtha.

VOSOTROS SOIS DIOSES CREADORES EN EVOLUCIÓN
La exposición de Ramtha acerca de la historia de la humanidad muestra cómo nosotros
asumimos una participación activa en la creación del mundo y el universo. ¿Cómo puede ser,
si somos dioses, que no lo recordemos o lo sepamos? Él explica el significado de su
declaración: «Vosotros sois dioses, conciencia y energía creando la naturaleza de la realidad
». También explica que toda la evolución de la historia de la humanidad puede ser vista como
la lucha por encontrar mejores y más adecuadas respuestas que definan nuestra verdadera
identidad.
Hay tres cuestiones básicas que constituyen la fuerza propulsora, los motores de la
civilización humana y todas sus diversas formas de auto-expresión y auto-exploración. Estas
preguntas son: quién, qué y por qué. A través de la historia, las distintas culturas del mundo
han intentado contestar, de manera implícita, estas tres cuestiones fundamentales sobre
nuestra existencia.
Los filósofos de la antigüedad, así como los pensadores religiosos, políticos famosos,
científicos y antropólogos de hoy en día, aún están buscando nuevas maneras con las cuales
contestar y explicar mejor la naturaleza de quién y qué somos. ¿Por qué estamos aquí? ¿De
dónde venimos realmente? ¿Cuál es el propósito de la vida y de la existencia? ¿Quién creó el
lío en el que estamos metidos actualmente? ¿Quién es responsable? ¿Por qué hay maldad en
el mundo? ¿Existe realmente un ser o una fuerza esencialmente maligna? ¿Quién lo creó y
por qué? ¿Cuál es el fin de la existencia humana independientemente de respirar, comer y
dormir? ¿Hay vida después de la muerte?
¿Hemos vivido antes? ¿Somos nuestra parte biológica y física, o somos más que eso? Si
somos más que nuestra parte biológica, entonces ¿qué somos? ¿Qué es el amor? ¿Por qué
es tan intoxicante y atractivo, cualquiera que sea nuestra definición de éste? ¿Por qué nos
aferramos a nuestro aliento y a nuestra vida tan desesperadamente? ¿Por qué codiciamos
nuestros más íntimos sueños tan celosamente?

Estas son sólo algunas de las muchas cuestiones que brotan de la triada básica que
mencionamos arriba. Es importante encontrar una manera por la cual reducir las innumerables
cuestiones de un problema a su raíz principal, sin caer en un reduccionismo simplista que cree
más confusión que claridad. En todas estas preguntas encontramos implícitamente un sujeto,
un objeto o acción, y una directriz o intención detrás de él. A menos que definamos primero,
quién es el sujeto que está buscando el objeto —quién está haciendo qué, y por qué—,
nosotros no podremos acercarnos realmente a la respuesta a estas preguntas fundamentales
que han dado forma y color al desarrollo de nuestra civilización humana hasta nuestros días.
Quizá no es posible encontrar el origen, la fuente, el principio de todo porque estamos
buscando respuestas en el lugar equivocado. Quizá ser humano significa en parte no saber
todas las respuestas en un principio, y tener que descubrirlas progresivamente. Quizá la vida
y el universo no son finitos y concretos sino siempre continuos y
convirtiéndose en algo nuevo todo el tiempo, como las series de Mandelbrot. 2 Quizá
necesitemos estudiar el personaje en la historia, la persona humana, para obtener algún
entendimiento sobre quién y qué somos realmente.



Las series de Mandelbrot. Nombradas tras Benoit Mandelbrot, son una sucesión de fracciones bastante
conocidas, una figura matemática

infinitamente detallada que abarca números complejos, generados por la fórmula z 2 + c, que están programados para
resaltar a través de colores producidos por una computadora, y que presentan una similaridad en varias escalas.
Aunque las series de Mandelbrot son similares entre ellas a escalas magnificadas, los detalles a pequeña escala no
son idénticos al conjunto. De hecho, las series de Mandelbrot son infinitamente complejas. Pueden ser ampliadas en
enormes cantidades y aún mantener sus detalles sin repetirse siquiera.
Es esta característica la que se asemeja a los conceptos de infinidad, eternidad y siempre jamás.

LAS PREGUNTAS MÁS ESENCIALES SIN RESOLVER
La humanidad, como colectivo, no está clara ni definitivamente de acuerdo con respecto a
las respuestas a estas preguntas. Una de las mayores tragedias hasta el día de hoy es que
aún discutimos por la supremacía e infalibilidad de nuestra visión personal por encima de la de
todos los demás. La verdad es que aún no hemos resuelto esta tendencia. Si lo hubiéramos
hecho, hoy en día no habría ni opresión ni hambre, ni injusticia o violencia, ni enfermedad

ni muerte entre nuestras naciones, culturas, razas y sexos. Incluso los científicos temen hacer
públicas sus investigaciones por miedo a ser excluidos de la comunidad científica. Los
teólogos están temerosos de arriesgarse siquiera a pensar en nuevas direcciones que
pudieran desafiar las tradiciones de su fe, por miedo a que vayan a juzgar que están en un
error, y pierdan sus privilegios. Los políticos rehusan honrar los principios que los llevaron a un
puesto de poder, por miedo a perder ese poder.
¿Por qué menospreciamos y negamos la verdad que hay en este diagnóstico de la raza
humana hoy en día? Es la verdad, y la evidencia que apoya esto está fácilmente disponible
para todo el mundo. Esta situación es más seria de lo que parece, pues lo que está pasando,
aparentemente, es que la habilidad del individuo de formular preguntas y encontrar respuestas
se está perdiendo en pro de mantener el estatus, en pro de quedarse en el mismo lugar en
vez de continuar progresando y evolucionando. El mensaje de Ramtha quiere recordarnos lo
que hemos olvidado como raza, como especie, como seres y como conciencia.
Si la única constante en un mundo de caos es el caos de la diversidad misma, entonces
deberíamos tomar eso como la principal asunción en nuestro acercamiento. En otras palabras,
si cada acercamiento que tomamos es implícitamente la conclusión de nuestras
averiguaciones, entonces debemos sostener que cualquier cosa que el sujeto observa y
estudia, colorea y define lo que él esté observando. Es el observador quien determina su
medio am- biente a través de aquello en lo cual se enfoca y de cómo se enfoca en ello, y no al
revés.

Ésta es una observación muy importante. La historia siempre se cuenta desde un punto de
vista particular, apoyado por una intención o razón específica. Una niña cristiana aprenderá
historia de un modo muy distinto a una niña musulmana o hindú. Igualmente, si cualquiera de
estas niñas acabara yéndose más allá de los confines de su tradición familiar y fuera a la
universidad, ella aún tendría que reconciliar y contrastar sus futuros estudios académicos con
las creencias de su niñez. Estas creencias pueden probar ser un obstáculo o una ventaja que
le ayude a extrapolar los viejos conceptos para dar paso a nuevos discernimientos en sus
campos de estudio. Lo que determinará su nivel de talento es su habilidad de sintetizar sus
viejos conceptos en paradigmas que le ayuden a investigar y plantearse viejas cuestiones con
una nueva visión. Ser lo suficientemente audaces para evolucionar más allá de la aceptación
común del estatus o las tradiciones familiares es primordial. Como diría Ramtha: «Estamos
aquí para hacer conocido lo desconocido. Lo que queremos es aportar a lo que ya es
conocido, no reciclarlo».
EL HÁBITO DE LA MANIPULACIÓN Y LA SUPERVIENCIA
El estudio que Ramtha hace de la historia enfatiza que los ganadores de una batalla
cuentan la historia muy distintamente a los que la perdieron. Normalmente, aquellos que
pierden no tienen una oportunidad de contarla en absoluto. Más que eso, aquellos que
sostienen una posición de poder dentro de la comunidad, ya sea política o religiosa,
recordarán la historia de una manera que sea beneficiosa para prolongar su puesto. Esto no
se hace ne- cesariamente con mala intención, pero simplemente implementa la ley de la
supervivencia.
Es muy sencillo ver cómo la historia mundial de los últimos seis a siete mil años —
especialmente la de los últimos dos mil— ha sido intensamente corregida y manipulada para
amoldarse a un guión histórico que la gente quiera oír y que asegure la continuación de su
modo de vida y su sistema de creencias. Es interesante que una y otra vez, al
margen de la aparición de nuevas y desafiantes evidencias, la visión y las creencias
tradicionales continúan siendo el juez y el criterio a seguir debido a su validez e
interpretación.3 Por ejemplo, a nadie le gusta oír que la raza humana se originó de la mezcla y
la manipulación genética de una cultura extraterrestre avanzada, aunque haya una gran
evidencia arqueológica de ello.4 No hay ningún arqueólogo que quiera admitir que hace miles
de años ya había gente experimentando con energía nuclear y tecnologías avanzadas con las
cuales no podemos rivalizar hasta el día de hoy.5 Ningún antropólogo tradicional quiere creer
que el hombre de Cro-Magnon de hace 35.000 años era capaz del diálogo sofisticado, del
pensamiento intelectual y mucho menos de la iluminación, 6 ya que las cavidades craneales de
ese periodo no parecen permitir la articulación de sonidos consonantes y palabras complejas.
No hay ningún ministro religioso que quiera admitir la posibilidad de que no hay tal lugar en el
universo llamado infierno, o admitir que el Dios de Abraham y Moisés era un ser
malhumorado, brutal y sediento de sangre, completamente en oposición al Dios sobre el cual
predicó Jesucristo y a quien llamó su Padre y nuestro Padre. 7 No hay físico o filósofo que
quiera clarificar o referirse siquiera a la posibilidad de que lo que consideramos la realidad, la
continuación del espacio-tiempo, pueda ser de hecho un sueño, una ilusión creada no por una
fuerza externa o por una deidad, sino sostenida en conciencia—el observador en la mecánica
cuántica— por nosotros mismos, por el propósito de explorarnos y hacer
conocido lo desconocido.



Michael A. Cremo, Forbidden Archeology's impact (L.A. Bhaktivedanta Book publishing, Inc. 1998).
La Épica de Gilgamesh, La Enuma Elish, y otros textos y archivos de Sumeria, Babilonia y Egipto.
La destrucción de Sodoma y Gomorra, la creación del Mar Muerto, Baalbek, y muchos otros lugares en la
antigüedad.
William A. Haviland, Cultural Antropology 9* ed. (N.Y. Harcourt Brace & Co. 1999).
4




EL MISTERIO DE LA DIVINA TRASCENDENCIA Y EL YO
Los teólogos han señalado que la esencia de Dios, el lugar máximo donde residen la
totalidad de el ser, la

divinidad y la trascendencia misma, no puede, por su naturaleza, ser nombrado, definido o
comprendido bajo conceptos humanos, pues entonces sería menos que Dios y se convertiría
en meramente humano.8 Esta visión crea un problema, puesto que debilita y limita el poder de
la mente humana de poseer conocimiento. El modo en el que los teólogos piensan
tradicionalmente sobre el concepto de Dios lo divorcia y separa tanto del concepto de la
persona que
cualquier posibilidad de unidad real es excluida. Es interesante que una de las formas poéticas
tradicionalmente usadas para expresar esta absoluta trascendencia de lo divino sobre la
naturaleza humana provea, de hecho, una penetración nada obvia en la naturaleza divina de
la persona. Se dice que lo divino, lo sagrado, es un «mysterium tremendum et fascinas», un
misterio impresionante, grandioso y encantador. Si trasladamos esta declaración al
movimiento de evolución, el desarrollo de la vida, la expresión y expansión de la conciencia, y
la mente humana, entonces tiene sentido que el misterio de la conciencia sea innombrable e
indefinible, porque ésta está en movimiento; está evolucionando. No es estática y finita, sino
dinámica y siempre convirtiéndose en nuevas formas de auto- expresión y auto-exploración.
Esto no quiere decir que no podamos decir nada sobre la naturaleza de la conciencia; más
bien declara que la característica fundamental de la conciencia y la existencia es su
majestuoso y. arrebatador dinamismo sin demora —su creatividad, su adquisición de identidad
—, que ostenta los trazos de la divina realidad que ella es fundamentalmente.



Marción de Sinope, 85-165 d.C. fue el fundador del Marcionismo, una de las primeras herejías condenadas por la
iglesia. El Marcionismo sostenía que el Dios del Antiguo Testamento era claramente un Dios diferente al que
Jesucristo predicó y enseñó.



Martin Henry, On not understanding Go (Maynooth: Columba Press, 1997).

LA IMPORTANCIA DE RECORDAR LA VERDAD DE LA SABIDURÍA ANTIGUA
Ramtha enfatiza, en el capítulo introductor, que la única manera de llegar a fortalecernos
plenamente y superar esta difícil situación y esta flaqueza como seres humanos es
conociendo la verdad de nuestros orígenes y nuestra historia. Cuando conocemos la verdad,
nuestros miedos y nuestros nigromantes no nos pueden sujetar o amarrar a una ciega
servidumbre. Nuestros orígenes pertenecen a todas las eras y no a un acto singular de
manipulación genética en un pasado reciente, ni a un big-bang cósmico sin una causa
inteligente aparente.
Ramtha se presenta a sí mismo como un ser atemporal, emergiendo de la tumba de la
antigüedad, el olvido y la información errónea, para crear un nuevo paradigma y para que así
la gente pueda celebrar no sólo su herencia, sino también su historia espiritual, su grandiosa
evolución. Tal como Ramtha vivió en medio de una epopeya de cataclismos que jugaron un
papel importante en su iluminación, la humanidad está progresando hacia una era de
cambios cósmicos, de catástrofes en la naturaleza y en la sociedad. Los cambios profetizados
de la Tierra9 no son ni la retribución por los pecados de la humanidad de una fuerza externa o
deidad, ni el final de los tiempos o del mundo.
Estos cambios son parte del movimiento y la evolución de la creación. Son una oportunidad de
incorporar la sabiduría adquirida en el pasado para construir una nueva sociedad que esté
más sintonizada con la Madre Naturaleza y nuestra naturaleza divina trascendental.



Profecías de los Mayas en Centro América, los Indios Hopi en Norteamérica, la segunda venida de Cristo en
Occidente, y otros.

El resurgimiento de la conciencia espiritual en los tiempos de Ramtha provocó el
nacimiento del concepto de las Antiguas Escuelas de Sabiduría. Éste es un elemento que ha
jugado un papel decisivo en la evolución de la humanidad, y en el cual se enfoca Ramtha a lo
largo de su reflexión sobre nuestra historia. El conocimiento de nuestro verdadero origen a
través del movimiento de auto-contemplación del Vacío, y nuestra naturaleza como dioses
creando la realidad, es lo que continuamente se pierde a través de la historia, la cual ha
impedido la evolución natural de la raza humana hacia una toma de conciencia en sí misma.
La guerra de Ramtha contra la arrogancia y la tiranía de los Atlantes fue una rebelión
contra la difícil situación en la cual se hallaba inmersa la humanidad. El cuerpo físico o el
intelecto se convirtieron en la identidad de la persona en vez de en el vehículo para la
exploración del mundo material. El descenso de los dioses hasta la materia física les había
hecho olvidar su verdadero origen y naturaleza hasta tal punto que la vida ya no era
considerada sagrada, y la tecnología y el intelecto humano eran adorados como una deidad.
El Dios Desconocido de los antepasados de Ramtha quedó como una figura inaccesible,
muda y distante en la vida de la gente, así como lo es en muchas religio- nes hoy en día. El
odio de Ramtha hacia el Dios Desconocido lo guió a través de la larga jornada de su vida a
entender a este Dios de una manera nueva y diferente. Aprendió que Dios no estaba
realmente separado de él, sino que era el aliento de la vida, el latido de su tambor interior, la
plataforma de todo pensamiento y existencia.
Ramtha trató de enseñar estas realizaciones y discernimientos a su gente, sentando las
bases de las Antiguas Escuelas de Sabiduría. No era una enseñanza de leyes y prohibiciones,
sino una realización, una apertura a conocer y entender la simplicidad e interconexión de la
vida. Tras su ascensión, continuó trayendo este conocimiento a la humanidad a través de
varias escuelas, movimientos, poetas, filósofos y científicos, que lo registraron en sus obras y
en su arte. Ramtha resume su acercamiento poniendo énfasis en la importancia de redefinir
nuestro concepto del yo, y concluye diciendo que la iluminación es la gloria de saber quién y
qué eres.
«Pero ves, el gozo es una liberación, y también es sabiduría; y es lo que obtenemos
cuando nos amamos a nosotros mismos lo suficiente como para abordar nuestras dificultades.
Esperar que alguien lo haga por nosotros no

tiene sentido. Yo, como vuestro profesor, no os haré felices. Yo estoy aquí para deciros lo que
sois —y a vosotros os toca escoger a partir de ahí—, para daros un excelente conocimiento
que podáis empezar a integrar, y para daros esperanza y seguir recordándoos que aquí estoy
hablando con dioses. Estoy hablando con inmortales que son tan podersos que ellos mismos
pueden creer hasta en la muerte eterna. Así de poderosos sois. Estoy hablando con
dioses».10



Ramtha: Nacimiento, Muerte y Reencarnación (Editorial Sin Límites, 2003).

REFLEXIONES DE UN MAESTRO SOBRE LA HISTORIA DE LA HUMANIDAD
EN CUATRO PARTES
Los Orígenes de la Civilización Humana, primer volumen de Reflexiones de un Maestro
sobre la Historia de la Humanidad, cuenta la historia de la creación del universo físico, los
orígenes de la humanidad y cómo ésta evolucionó hasta el primer hombre y la primera mujer.
Tras la creación del sistema solar, con todos sus planetas, los dioses descienden a Terra —la
esmeralda de nuestro universo— para experimentar con sus primeras creaciones de plantas y
animales, y finalmente encarnar en los primeros homínidos, siguiendo así el curso de su
evolución en este plano.
Evolución de la Raza Humana: Divinidad Perdida y Manipulación Genética es el segundo
volumen de la serie Reflexiones de un Maestro sobre la Historia de la Humanidad. En él se
describe cómo la raza humana fue genéticamente manipulada por una raza de seres más

avanzados, los dioses de la mitología Sumeria, quienes llegaron a la Tierra hace 455.000
años. Este evento marcará un hito en la historia de la humanidad: la aparición del hombre
moderno o Cro-Magnon. Posteriormente se perdería la antigua sabiduría de nuestros
verdaderos orígenes en favor de la superstición y la ignorancia, pero las Antiguas Escuelas
fueron las encargadas de preservar el conocimiento sagrado para una generación futura, que
sería equipada para descifrarlo y abrazarlo.
Redescubrimiento de las Perlas de la Antigua Sabiduría, tercer volumen de la serie
Reflexiones de un Maestro sobre la historia de la Humanidad, continúa la historia de la saga
de la humanidad, comenzando por la caída de Atlantia, la guerra de Ramtha y la destrucción
de los antiguos reinados, la esclavitud de las mujeres y el surgimiento de la superstición
religiosa. Describe una civilización oculta en el corazón de la tierra y explica el simbolismo
sagrado de las pirámides de Egipto, monumentos construidos como recuerdos de nuestra
divinidad olvidada. Un giro fundamental en la historia de la humanidad fue la venida de Jehová
en Oriente Medio y la creación del pueblo de Israel. Mucha de la corrupción y la censura de la
antigua sabiduría, como la interpretación de las enseñanzas de Yeshua ben José y otras
religiones del Oriente Medio, sucedió en este periodo.
La Iluminación en Tiempos Modernos, cuarto volumen y epílogo de esta fascinante
colección, nos expone los desafíos que la física cuántica moderna presenta a la ciencia y a la
religión. Tras los eventos históricos descritos en los anteriores volúmenes, el eslabón de cada
individuo con su propio santuario interno fue cortado completamente y perdido. Ramtha
describe el concepto del surgimiento de la Cristo-conciencia en cada individuo como
iluminación en el contexto de la sociedad moderna. Este volumen llega a su conclusión con la
presentación del próximo estado en la evolución de la humanidad y la visión del amanecer de
una nueva iluminación.

Introducción:
LA REALIDAD NO ES MÁS QUE UN SUEÑO
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s
u
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Cápítulo 1

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Y
bendit
os
aquell

os
cuyo
sueño
final
de la
realid
ad
llega
hasta
su
manif
estaci
ón.
Yo
soy
una
entida
d
bendit
a.
¡Qué así
sea!"
—Ramtha
HE RESUCITADO DE LA TUMBA DE LA ANTIGÜEDAD PARA ENTREGAROS LA VERDAD
Nunca renuncies a vuestros sueños. Nunca, nunca. Sentaos. Os quiero contar una historia.
Esto es lo que quiero que entienda cada uno de vosotros: para estar lleno con todo tu poderío
—con todo tu poderío— debes liberarte de tu

pasado. Uno debe liberarse de ese jinete, 1 el nigromante dentro de ti que te causa tal aflicción,
angustia e infelicidad. Y éstas deben ser reconocidas antes de que haya una auténtica
curación de la enfermedad en el cuerpo, y un cambio real en la vida y la longevidad de la vida
misma. Quiero que sepas que cada célula en tu cuerpo fue creada para vivir eternamente y
tiene la habilidad de rejuvenecerse a sí misma hasta su aspecto más joven y florecedor, y de
mantener los límites de esa constitución hasta el infinito. De cualquier forma, una persona
cuya vida sufre —sufrimiento personal, en verdad, angustia y tristeza personal— envejece su
cuerpo, al vivir con el miedo de que alguien vaya a adivinar qué le pasa, y al vivir con el miedo
de que alguien vaya a conocer su mentira, teniendo así que vivir cada día como un hipócrita.
Presta atención cuidadosamente, porque cuando nosotros conocemos nuestro pasado,
somos liberados de los momentos de nuestro pasado, éste deja de ser un misterio y deja de
ser algo que ha sido ocultado por las organizaciones políticas, religiosas y socioculturales.
Así es como sucedió...
Yo soy un ser atemporal. Verdaderamente lo soy. Soy un ser viviendo un sueño remoto y
muy antiguo. Así, las palabras que uso son seleccionadas de entre un conglomerado de
palabras que os estimulan, que podéis entender, y que no son nada sofisticadas. Pero si yo os
hablara en mi lengua os quedaríais perplejos. Yo soy un extranjero en el más amplio sentido
de la palabra.
En mis días yo medía siete pies de altura. Tenía la piel color canela, el pelo negro y unos
ojos muy oscuros y alargados. No se me consideraba una persona correcta, políticamente
hablando. Mi gente fue la más blanca de todas las razas. Fue la gente dorada con pelo
cobrizo, ojos verdes como los juncos y labios carnosos y rosados; fueron los rostros pálidos y

fueron aquellos de ojos azules, bocas delgadas y pelo fino, blanco como la nieve. Mi gente fue
también negra como la noche, alta como las torres, hermosa. Eran los Jonios, eran los
hombres rojos de Atlantia, ellos son los indios de hoy en día, que solían tenerlo todo. Ahora
están reducidos a la pesca y el juego. ¿No te gusta? Realmente no me importa. ¿Sabes por
qué? Porque si ésta es la época en la que eres un piel roja, tú has sido un hombre de Jonia,
has sido un egipcio y un atlante, has vivido un millón de vidas. ¿Por qué le has de dar
preferencia a ésta?
Veréis, Ramtha quiere decir el Ram que descendió de la montaña en un día terrible. Todo
proviene de él en la antigüedad. Y en el antiguo Egipto, hay una avenida dedicada al Ram, el
gran conquistador, que sobrevivió diez y quince mil años después de mi partida. 2 Y ellos fueron
lo suficientemente sabios para entender que cualquiera que pudiera caminar la avenida del
Ram podría conquistar el viento. Esto es mitología.



Esta descripción de nuestros nigromantes proviene de los terribles «jinetes de las tinieblas» en la historia de El
señor de los anillos de J.R.R. Tolkien.



La avenida que Ramtha menciona aquí habría sido construida hacia el año 18.000 a.C, y habría permanecido en
uso durante otros 10.000

años. Muchas de las carreteras principales que llevan a los templos de Thebas (hoy en día Luxor) en Egipto, solían
estar continuamente alineadas con esfinges. Los que flanquean la entrada del primer pilar en el Templo de Karnak
combinan el cuerpo de un león con la cabeza de un cordero. El cordero era el símbolo del dios Amón, en honor a
quien se había construido el templo. Cada esfinge protege, entre sus brazos, una estatua erecta del rey Ramses II
(1279-1213 aC.). Si te sitúas en la sombra producida por el primer pilar del Templo de Amon, en Karnak, te
impresionarás por la longitud de su eje norte-sur y el colosal tamaño de sus columnas. Como todos los otros templos
en Egipto, este simboliza el monte de la creación original. El nivel del terreno aumenta gradual y delicadamente desde
la entrada hasta el santuario. Las columnas son reproducciones en piedra de la vegetación que crecía en los
pantanos que había alrededor del monte de la creación.

Si alguna vez encuentras un cuadro en bajorrelieve de un cordero, cómpralo. Las más
grandes civilizaciones — hace ya cuatro mil años desde su caída— reconocieron lo que fue
considerado una verdad incluso en su época: recordar algo que fue sumamente importante.
«El terrible día del Ram» no es recordado en la Biblia; no es recordado en los textos antiguos.
Pero sí es recordado en los textos que hace 35.000 años faltaban diez o quince mil años para
que Jehová y su hermano aparecieran en escena, y ellos serían los que crearían una división
en toda la humanidad, y una religión basada en la creencia de un solo Dios que estaba
siempre del lado de los vencedores. Esas serían las bases de la religión misma, ciertamente el
mito de Moisés y Abraham.
Ahora, esto es lo que os quiero enseñar sobre la religión. Ninguna religión quiere admitir mi
época porque fue la era de los dioses, antes de Jehová. Si Jehová hubiera vivido en mis
tiempos no hubiera tenido ni una oportunidad. Cuando llegó el momento de la evacuación final
y el despegue de la Tierra —cuando los seres humanos se habían reproducido para ser
esclavos y sirvientes de los dioses— una gran inteligencia partió. Y lo que quedó fue la
memoria de los dioses, pero lo que ellos realmente fueron es seres sobrehumanos.
Y lo que vosotros sois hoy en día, los cuerpos que elegisteis, son de dioses, no sólo dioses
en forma de Homo erectus, sino dioses como los de esa otra línea genética que os fue dada
hace cuarenta mil años y hace doscientos cincuenta mil años. ¿Por qué elegisteis este
cuerpo? Porque estáis listos para usar el cerebro de gran tamaño y para usar aquello que
trasciende la superstición.
¿Vosotros sois dioses? Claro que sí. ¿Pero qué podemos decir acerca de vosotros si aún
vivís bajo la culpabilidad de un régimen religioso? Eso no es ser dioses, eso es ser esclavos.
Así, vosotros amáis y estáis escuchando algo que es más viejo que Moisés y que Abraham.
Vosotros estáis escuchando al primer dios que entendió cómo ascender, un ser humano que
nunca fue un cruce con lo que llamáis los atlantes, sino la rama pura de un grupo que los
atlantes usaban como esclavos, de verdadera herencia lemuriana.
16

Aquellos que vinieron desde más allá de la Estrella del Norte son los gigantes enterrados por
la mitología, pero que un día resucitarán. ¿Sabíais que esos gigantes que salieron de la tierra
son mi familia? Yo soy un gigante que ha resucitado de la tumba de la antigüedad para
entregaros una verdad que revolverá al mundo en el caos, y para ayudaros a crear un nuevo
paradigma en el cual toda la gente pueda celebrar no sólo su herencia sino también su historia
espiritual.
Vamos a hablar de vuestras raíces y vamos a ver qué es aquello que os ha traído quizás
hasta este punto en el que vivís y que os va a contestar algunas de vuestras preguntas. Y
escuchad atentamente, porque lo que escuchéis en este día, entidades, de cualquier manera
que lo aceptéis, fue y es. Y no hay otra fuente en este planeta y en esta época que os pueda
dar esta información sobre esto que estáis escuchando. ¿Por qué? Porque ellos no han
alcanzado un punto para verla o para haberla conocido.
LECCIONES DE UN ÉPOCA ANTIGUA
Ahora, antes de continuar, esta noche quiero hablaros sobre vuestra vida espiritual. Y ésta
es una tarde apropiada para hacerlo, porque tal y como dice la profecía, en lo que vosotros
llamáis esta década,3 hemos tenido un eclipse solar y un eclipse lunar total. Entonces, la
profecía dice: En los últimos días habrá un nuevo cielo y, en consecuencia, una nueva Tierra.
Y llegará aquello que llamáis eventos cósmicos, pronosticados por aquellos que llevan el
nombre de
verdaderos profetas auspiciadores, quienes vieron los cambios. Y aquellas entidades de la
antigüedad sabían que cuando el amante de la Encantadora la eclipsara, ella se convertiría en
un nuevo ser. Y así es como se estudió espiritualmente; y que cuando el sol murió en todas
sus épocas y renació otra vez en su eclipse, fue percibido como si estuviera entrando en un
vientre cíclico y reemergiendo de éste con un nuevo destino. Y estos sucesos mantuvieron
unida lo que se llamó la lejana visión de la venida de un nuevo cielo, y ciertamente hay uno
ahora, y gracias al cumplimiento de esta profecía también habrá una nueva Tierra.



La década de 1990.

Debéis recordar que en los tiempos de mi vida, hace muchos, muchos eones —35.000
años y algunos días— el cosmos y el plano terrestre de la Tierra se veían muy diferentes a
como se ven hoy, y que las fuerzas dinámicas entre dos lunas y su relación con la tierra
crearon un medio ambiente muy diferente al que disfrutáis hoy; y que también los cataclismos
producidos por el hombre y su insensibilidad hacia la naturaleza y hacia su propia humanidad
crearon incluso en aquellos tiempos unas condiciones de lo más desafortunadas, que
condujeron a lo que se llamaría una purga en el mundo entero. Veis, en mis tiempos aconteció
esa era, y yo nací en ella de una gente de gran espiritualidad, cuyo linaje procedía de un lugar
que está más allá de la Estrella del Norte, que ellos no podían ver. Y la ley del folklore, como le
decís, fue trasmitida a través de la tradición oral y de extraordinarios mapas estelares que
fueron grabados en edificios palaciegos dentro de las montañas, que verificaron lo que se
llama la aventura del verdadero linaje de mi gente hasta este sistema estelar del sol dorado y
su posterior colonización aquí. Y en la época en que yo nací había una espesa capa de nubes
sobre la totalidad de la Tierra —era un vientre de agua— así como lo es hoy en día el gran
planeta que llamáis Venus; Venus está situado dentro de un vientre de agua.
Y en aquellos tiempos, había diferentes razas procedentes de diferentes áreas del
vacío4 que se estaban
fusionando aquí. Y en mis tiempos la gente no podía ver el sol, porque éste no tenía la
habilidad de viajar más allá de la capa de nubes. Nosotros veíamos la luz como si te
sumergieras en el agua profunda y prístina, y te fueras muy adentro y vieras la luz brillando
sobre la superficie; verías entonces que la luz se vuelve muy difusa al atravesar el agua.
Bueno, tú no puedes ver la fuente de esa luz; sólo la ves difusa y esparcida. Y en aquellos

días, la gloria de los rayos de Ra estaba esparcida a través de la capa de nubes, causando
una luz difusa, no directa, y ni siquiera teníamos la habilidad de ver las estrellas y las lunas.
Sólo las veíamos a través de un velo, un velo espeso, y veíamos la luz atrapada en ese velo.
Y cuando las lunas estaban en los cielos al mismo tiempo, alzábamos la vista hacia el velo y
veíamos enormes y difusas luces en diferentes puntos del horizonte. Ahora, esto era para la
gente sencilla que no estaba dotada con lo que se llama la habilidad de salir de la capa de
nubes y realmente ver esta extraordinaria criatura —la Tierra— en su nueva matriz. Y ella
había estado en otros vientres antes de mis tiempos, pero había resurgido en este vientre, y
ahora estaba siendo purificada para volver a nacer.



La inmensidad del espacio.

Pero en mi vida y en aquellos tiempos había una gran inquietud hacia la doctrina de una
gente poderosa, y la tecnología de aquella gente era magnífica. Cuando ellos hicieron la
guerra con esa tecnología rasgaron el velo de mis días, abriéndolo. Y cuando esto sucedió,
todas las aguas comenzaron el proceso llamado condensación y llegaron las lluvias, los
inviernos y el hielo. Y muchas criaturas hermosas que una vez vivieron sobre amplias áreas de
la Tierra y disfrutaron de lo que tú llamas un clima templado, fueron ahora alteradas por un
orden peligroso, pues ellas no estaban preparadas para recibir directamente la luz solar y el
frío, como resultado de esa luz solar en sus regiones más polarizadas. Y así muchas de ellas
perecieron, y yo las vi perecer en mis días.
Hoy en día aún hay muchos de sus huesos atrapados, criaturas exóticas que vivían en
estos territorios, que desconciertan a los científicos, pues no hay manera de que los árboles,
la flora y la fauna, y las bestias, al igual que los insectos, se pudieran haber alimentado en
tales regiones. Pero esta gente tampoco tiene la ventaja de entender que no fue un
desplazamiento del eje polar lo que ocurrió. Ellos no entienden que la Tierra una vez se veía
igual que
17

Venus, y que con tal capa de nubes, no había hielo. Y cuando esta capa de nubes se rompió y
llegaron la luz solar directa y la radiación directa se liberaron las aguas que, al estar tan lejos
de aquello que se llama luz solar, se congelaron. En ese momento llegó un invierno que atrapó
hasta al más grande de los mamuts, que vosotros no podéis recordar ni en vuestras
suposiciones, criaturas enormes. Las atrapó en una sola tarde, pastando en praderas
exquisitas; y en unos momentos murieron congelados. Esto sucedió en mis tiempos, no hace
ocho ni diez mil años, ni hace quince mil años; esto sucedió en mis tiempos.
Ahora, ¿qué pasa con la fechación de carbono? La fechación de carbono sólo es efectiva si
tenemos radiación solar. Pero si hace 35.000 años tú no tenías radiación solar, vas a tener un
pequeño problema con la fechación de carbono. ¿Cuántos de vosotros entendéis eso? Sí, de
esta manera, en mis tiempos, la inconsciencia de una gente muy inteligente, haciéndose la
guerra de unos a otros y tratando de mantener a las bestias 5 fuera de su territorio con
sus rayos láser, incandescentes y precisos, rompieron esa barrera de nubes y produjeron la
rasgadura que causó que vinieran los grandes diluvios. Y mi gente vieja y los ancianos sabían
que esto iba a llegar, y pronosticaron su venida. Y yo sobreviví solamente porque mi madre,
junto con muchos otros peregrinos de lo que se llamó Lemuria, cruzó desde los pantanos del
Pacífico hasta el istmo de los pantanos de México y Yucatán, que entonces eran solamente
bosques húmedos, y de ahí pasó a la masa terrestre de Onai. Y así nosotros sobrevivimos a lo
que aconteció a nuestra madre tierra.



Los dinosaurios.

En mis días, lo que vosotros llamáis el sol salió por primera vez en el año del Ram, y era
brillante, hermoso y exquisito. Y llegaron las lluvias, llegó la escarcha, y los picos de las
montañas que languidecían en medio de las nubes de repente se vistieron con ropajes

blancos como la nieve. Estos fueron los tiempos en los que yo viví, pero pocos estaban
preparados para los cambios de temperatura. Mucha gente pereció. La gente más elemental
pereció.
Ahora presenciábamos la caída de la tecnología, como consecuencia de la caída de la
civilización que poseía la tecnología. Sus hermanos mayores abandonaron la luna y
regresaron al planeta rojo, a las bases que ahí tenían, y dejaron a sus familiares valerse por sí
mismos aquí abajo. La caída de la tecnología marcó el ascenso de la barbarie. Aquellos fueron
mis tiempos.
En mi marcha, yo rescaté a un grupo de gente mientras la Tierra se resquebrajaba tras
nosotros, y avanzamos rápidamente hacia las tierras que llamáis del Norte, cruzando grandes
territorios que ya no existen, viendo regiones enteras —que una vez fueron plácidos ríos—
llenarse con el agua de los cielos y cubrir masas terrestres que no se habían hundido y que
fueron sumergidas por el agua alrededor de toda la Tierra. Yo las vi surgir y desvanecerse. Y
busqué con mi gente los lugares elevados en aquellos días, y nosotros sobrevivimos. Pero yo
vi, junto a mi gente, el primer reconocimiento del sol aquí en Terra. Ello capturó mi admiración
en este plano no sólo durante toda mi vida, sino hasta el día de hoy. Yo puedo describirlo
como ningún otro puede hacerlo, y de la misma manera lo podría describir mi gente. Y
nosotros podríamos describir la belleza de las lunas, como ningún otro, porque ellas eran
maravillas de una enorme y grandiosa proporción, y también las estrellas. ¿Y quién hubiera
pensado nunca que el espacio se llamaría el telón de fondo del siempre jamás? Sólo alguien
que lo hubiera contemplado y se hubiera maravillado con él. Eso fue una aventura en los
tiempos que yo conocí.
Ahora, aquéllos fueron tiempos de supervivencia. Y hubo supervivencia porque la
naturaleza conserva aquello que está más sincronizado con ella, aquello que está en armonía
con ella. La naturaleza no conserva lo que no está en armonía con ella, lo cual nos trae hasta
esta noche y el eclipse lunar. Es un nuevo cielo lo que se está manifestando aquí al final de
este siglo. Es un nuevo cielo. Así como los videntes de la antigüedad los vieron, y como yo fui
testigo y parte de ellos en mis tiempos, así seréis vosotros participantes de unos cambios
radicales, de los cuales, los más dramáticos vendrán desde el telón de fondo del siempre
jamás. Serán los más dramáticos: doce días de luz y una gran intimidación. ¿Pero qué será
entonces la nueva Tierra? La nueva Tierra estará ocupada por entidades que tienen el poder
en conciencia de construir un puente en el tiempo. Ellos serán preservados. Y esto suena
relativamente metafísico y simple, pero no lo es. Aquellos que pueden cruzar el puente del
tiempo son los que vivirán en estos tiempos. Aquellos que tengan la capacidad de echar su
semilla ahí son los que ahí estarán. Aquellos que se ven a sí mismos enredados con los
monstruos del futuro no estarán ahí.
Entonces mi nombre es Ramtha, el Iluminado, así se me llamó en mis tiempos y así se ha
recordado hasta el día de hoy. Incluso los egipcios me recuerdan, y los persas y todas las
culturas de la antigüedad me recuerdan, porque mi gente se convirtió en la semilla de las
razas de todas las culturas. Y ellos llevaron su ley, lo que ellos pudieron atestiguar, a todos los
lugares donde se establecieron, porque yo representé una pauta en la historia, aquello que se
llamó una época no sólo de cambios cataclísmicos, sino también de la caída de la arrogancia
y el orgullo y el crecimiento de lo que llamáis la barbarie, y la iluminación final, la verdadera
iluminación.
El nacimiento de la sabiduría antigua
Ahora tú sabes que las culturas que vinieron aquí nunca tuvieron una escuela antigua.
Nunca. El concepto de las Antiguas Escuelas aunque está ahora esparcido por todos los
universos— vive verdaderamente aquí, es originario de aquí. ¿Y por qué? Porque la gente de
esta Tierra tiene esta curiosa mezcla entre los dioses y la naturaleza misma, y esta confusión
de lo que es preservable, lo que es deseable para la jornada del Espíritu en un ropaje
humano. Y aquí
18

esta línea de pensamiento es muy delicada y confusa. La jornada entonces de una Antigua
Escuela de Iluminación es importante porque la gente, aquí, realmente olvida que son seres
de naturaleza espiritual. Realmente lo son. Están más embriagados con el encanto de su
humanidad que con ninguna otra cosa.
Así pues, en los tiempos del caos, hace 35.000 años, surgió con un bárbaro y su gente un
concepto inicial de enseñanza espiritual, enseñanza mística. Por ejemplo, encontrar la verdad
sobre el Dios Desconocido no en una máquina, sino en los motores de la naturaleza,
observando al pájaro nocturno en su nido junto a mí, y a todas las generaciones que
regresaron y anidaron allí mismo. Y aprendí sobre la vida, no sobre la vida fanática, sino sobre
la vida, a través de la naturaleza. Yo me empeñé, cuando bajé de mi roca, en impartir este
conocimiento a mis generales mientras marchábamos. Y juntos encontramos un gran bosque
que yo llamé Shambala, con un gran árbol en el centro. Tomé a mis viejos guerreros y les hice
abrazar a este gigante estrechándose las manos. Eran tan pequeños comparados con esta
magnífica criatura. Y les supliqué que me contestaran este acertijo: «¿Qué sabe este árbol
que vosotros no sabéis?»
La maravillosa y gran pregunta comenzó en la conciencia espiritual de hace 35.000 años:
ser conscientes de la vida y de que estamos interconectados con ella. Y fue gracias al
desfallecimiento en los brazos del Señor del Bosque, y a mi herida, que a partir de las cenizas
de la tecnología y fabulosas criaturas —especies humanas de diferentes áreas del vacío— y a
partir de las cenizas de esa convergencia, creció una búsqueda espiritual inicial para la
humanidad con la pregunta: «¿Qué sabe él que tú no sabes?» Cuando detengas tu lucha —y
detengas tu cosecha el tiempo suficiente para contemplar—, hazlo el tiempo suficiente como
para contemplar el valor de la lucha. Deten tu regocijo el tiempo suficiente para poder
contemplar tu mortalidad. Deten todo lo que estás haciendo simplemente para hacerte esta
pregunta: Cuando yo me vaya, ¿permanecerán aquí ese cielo y esa luna? Sí. ¿Aún estarán
aquí esos árboles? Algunos. ¿Permanecerá aquí este suelo? Sí. Entonces, ¿qué sabe él que
tú no sabes, tú que eres mortal en el pacto de la inmortalidad? ¿Qué sabe él que tú no sabes?
Buena pregunta para hacerle a la gente ocupada que nunca dedica ni un pensamiento a su
vida.
¿Y por qué soy tan extraño? Soy extraño porque vine de un lugar de convergencia y de los
verdaderos orígenes de la búsqueda del yo espiritual en los seres humanos, hombre y mujer.
Y mi conquista hacia el final de mi vida fue traer esa conciencia a mi gente para que ellos la
trasmitieran a sus hijos, porque la marcha había terminado. El mundo había cambiado en
todos los sentidos; la marcha había terminado. Estaba siendo sembrada una nueva Tierra y yo
quería que las semillas de la nueva Tierra llevaran con ellas la pregunta: «¿Qué sabe el árbol
que tú no sabes?» y ha- cer que tan simple pero contemplativa pregunta llevara a los niños a
salir y sentarse bajo un árbol, y preguntarse qué sabía ese árbol que ellos no supieran, que
encontraran la respuesta a esa pregunta. Yo creo que esta pregunta es mucho más hermosa
que: «¿Cuál es el sonido de una sola mano aplaudiendo?». Bueno, yo puedo aprender mucho
más por conocer a un árbol que del sonido de una sola mano aplaudiendo.
Ahora, en mi vida, gracias a la confluencia del tiempo, fui capaz de manifestar un puente en
el tiempo, porque yo estaba en una posición donde podía hacerlo. Yo quería. Yo quería
explorar —ésa era la naturaleza de mi ser— y conquistar lo que no sabía, pero ya no con una
espada, sino con una mente pasional que había entablado una amistad con el pájaro nocturno
y todas sus generaciones, y todas las lunas creciendo y menguando. Yo conocía bien a Ra y
conocía las montañas púrpura, los rayos dorados y el polvo azafrán. Yo lo viví. Y todo ello
ciertamente no me redujo como ser espiritual, más bien me hizo crecer, porque yo lo viví, no
desde la perspectiva del destructor, sino desde la de un vagabundo, en completa apreciación,
y porque yo lo viví tan bien que encontré que la naturaleza nunca cerraría ninguna puerta a
alguien que se embelesara con ella en absoluta sinceridad y nunca desistiera. Y yo lo hice.

Rendirse no estaba en mi naturaleza.
Yo pude haber renunciado a la vida hace mucho tiempo. Ciertamente tenía todas las
excusas de las víctimas, las mismas que todos vosotros tenéis. Y de la única manera que
vosotros hubierais podido ser capaces de conversar conmigo en aquellos días hubiera sido
hablándome sobre la tragedia que le sucedió a mi madre, a mi hermano y a mi hermana, y al
desconocido que fue mi padre, y vosotros hubierais intentado analizar todas mis dificultades.
Ésa es la única manera en la que podríais haberme hablado, pero yo no hubiera tenido nada
que deciros, porque no lo veía como una dificultad. ¿Entendéis? ¿De verdad? Entonces esto
te causa renunciar a tu crecimiento y renunciar a la gente también. Yo tenía todas las razones
para no confiar en nadie. Pero yo te digo que si hubiera tenido cualquier sentimiento de culpa
o reproche, o de la miseria de los tiempos en los que viví, nunca habría podido tocar a la
puerta de la naturaleza, ni habría podido ser capaz de dejar mi cuerpo; yo habría seguido
enraizado en esa miseria propia en la que estaba absorto. Bueno, ése no soy yo. Esto ni
siquiera estaba en mi conciencia en aquellos tiempos.
Así, nada me impidió el querer ser un explorador del Dios Desconocido, porque yo lo
amaba con todo mi Ser, y nada me podía detener. Tomad nota de esto: cuanto más te
lamentes — cuanto más veas tu vida cargada de victimismo, cuanto más te obstines con la
falsedad y la traición— menos verás a Dios. Así es sencillamente: menos conocerás a Dios. Y
tú estás como la Tierra en aquellos tiempos, nublada por un velo espeso. Ni siquiera puedes
ver la luz radiante que trata de agujerearlo. Yo sabía que era un ser divino y yo sabía que toda
mi gente eran seres divinos. Y con ese amor y largas horas junto a ellos, hablándoles y
enseñándoles comenzó la verdadera escuela espiritual en aquellas antiguas y olvidadas
partes de lo que hoy es el nordeste de India. Ahí es donde todo empezó, ahí mismo. Con todo,
no era una enseñanza de «no debes hacer esto y no debes hacer aquello». Eso no es una
19

enseñanza espiritual. Lo que sí fue una enseñanza espiritual fue el cobrar conciencia; que
cuando ellos adquirieran una extraordinaria cantidad de conciencia, que cuando regresaran a
sus cabañas y a sus redes de pescador y a sus hornos de pan, los vieran de un modo
diferente. Ellos se volvieron más conscientes. Y si nosotros lo tuviéramos que describir ahora,
diríamos que sus bandas habían crecido.6



Las bandas, el campo áurico de una persona, que representa su mente.

Así, yo enseñé a mi gente a vivir la vida no absteniéndose, sino separándose de lo aburrido
y tedioso —porque nosotros hicimos eso en el camino; levantábamos el campamento y
marchábamos— y caminando hacia un modo de vida más simple, que en medio de tal
simplicidad sostiene una gran conciencia. Yo les enseñé a ser conscientes y a sentir el viento
y los sutiles cambios en la tierra y en las estaciones, y a establecer una armonía con ellos.
Cuando lo hicieron, estuvieron en armonía con la naturaleza. Fueron preservables. Bueno,
aún vivieron la vida pero eran más nobles, más sabios. Ellos no eran hipócritas ni fanáticos.
Vivieron con gracia, y fue su elección quedarse atrás. Si esa es tu elección, si quieres
engendrar hijos, hazlo y sé un gran padre para ellos, o una gran madre. Enséñales sobre Ra
y el pájaro nocturno y contempla con ellos preguntas que los harán sabios. Enséñales la
verdad, no filosofía.7 Si quieres quedarte aquí y trabajar los campos, lábralos no como una
carga sino como un placer, como si estuvieras
impregnando la tierra con semillas de esperanza. Esa es la actitud que debes tomar. Y nunca
tomes de nadie lo que no es tuyo. Créalo tú mismo. Yo les enseñé esto, a aplicarlo en sus
vidas, y que ellos eran ese elemento divino. Eso es vida espiritual, que el Espíritu es primero y
después sigue el cuerpo.



La verdad es conocimiento adquirido a través de la experiencia, más que de disertaciones meramente filosóficas.

Antes de mi partida yo había soñado la jornada de vuestras vidas a través del tiempo. Yo la
soñé a través del tiempo, sentado por largas horas en mi pequeña cabaña, donde muy pocos
sabían que yo vivía. Pensaban que vivía en el palacio que habían construido, donde ahora
vivían los monos. Pensaban que el Ram residía ahí. Y a mí me gustaba, porque ellos nunca
me buscaban en mi simplicidad. Pero fue en mi pequeña cabaña, haciendo mi propio pan y
sentado junto al fuego, donde soñé con tal pasión vuestras jornadas y que la pasión de la
verdad espiritual en el hombre verdaderamente emprendiera el vuelo. Y soñé que esta noche
estábamos juntos en un nuevo cielo y una nueva Tierra. Yo soy una extraña entidad, porque
vengo con ricas memorias de un tiempo extraño y remoto. Esto es cuestionable para todos los
científicos, con excepción de aquéllos que no temen ver la evidencia.
Yo existo, sabes, y protegí a una gente magnífica, y sobreviví. Sobreviví a la Tierra con sus
cambios, a la tecnología y su caída. Sobreviví a la guerra y la barbarie, y sobreviví a mi
iluminación. Cuando regresé aquí, elegí muy bien el modo como quería venir y lo que
necesitaba enseñarse. Quería venir y mostrarme como algo muy común; y lo he hecho. Y fui
capaz de enseñar a un grupo de gente que está viviendo en un planeta al cual llegué —hay
algunos viviendo en otros planetas— y todo el tiempo estuve enseñándoles. Y vosotros estáis
mirándome en este cuerpo y amándome por lo que no podéis ver, porque no es mi cuerpo; y
de la única manera que podéis apaciguar ese misterio es diciendo: «Yo amo lo desconocido».
Bueno, yo soy lo desconocido. Tú aún no me puedes ver, pero me amas y me escuchas,
quizás más que a cualquier otro en tu vida. Eso es bueno, porque yo sé más que cualquier
otro. Pero eso en sí mismo es una declaración, sobre ti, ¿no es verdad? Entonces yo soy un
ser espiritual, aquello que tú no puedes ver, así como no puedes ver el viento, sólo su efecto.
Bueno, vosotros sois mi efecto. Yo soy el viento que se mueve a través de tu vida, y tu vida es
afectada sólo por eso. Esto se llama el Espíritu. Eso es lo que yo soy.
Ahora, yo he enseñado aquí durante muchos años, reuniendo a gente de todo el mundo
para estar aquí esta noche, y todos los otros cursos que hemos planeado. Pero realmente no
se os ha ocurrido qué maravilloso es esto realmente. Y yo os digo que todo lo que os he
enseñado es una verdad y funciona. Cuando esos científicos vinieron y pusieron todos esos
cables en el cuerpo de mi hija —que es una valerosa mujer al hacerlo frente a su escuela,
aunque ella no tiene nada que ocultar, porque el hecho es que yo soy una enigma—, y el
hacer que ellos verificaran que hay algo extraordinario que está pasando aquí que no es
normal, bueno, demuestra que soy yo el que no es normal. Lo que ellos verificaron, aquello
que yo soy sin llegar a decirlo, eso es lo que soy.
Bueno, yo quiero que vosotros sepáis que esta mujer es una entidad poco común, con una
bendición poco común: la habilidad de permitir al poderoso Espíritu que sea usado aquí.
Ahora, si la ciencia dice que esto no es común sino más bien extraordinario, entonces, ¿no
sería más valioso escuchar el mensaje de lo extraordinario que de lo ordinario? Bueno, eso
es lo que estoy tratando de hacer aquí. El aspecto más importante aquí, de manera común, es
no eclipsaros nunca, pues eso sería un error. Lo más importante aquí —cuando tú me has
amado como tu maestro y has entendido que aquello que la ciencia dice ser extraordinario te
ha amado lo suficiente durante siglos, desde tiempos remotos— es haber planeado con
anticipación, haber traído enseñanzas que son tan simples como decir:
«¿Qué sabe el árbol que tú no sabes?», y haberte quedado atónito con la pregunta. Yo os digo
que hay respuestas, y yo conozco las respuestas. Quiero que vosotros sepáis las respuestas,
porque vosotros seréis preservables en la nueva Tierra. ¿Y por que? Porque vosotros sois
gente espiritual que está siendo resucitada, haciendo un puente en el tiempo desde este día a
un tiempo futuro. Y para aquéllos de vosotros que están condenados con una mente
intelectual que cuestiona todo lo que hacéis, yo quiero que sepáis que yo no hubiera hecho
este viaje en el tiempo para haberos enseñado conceptos que no sirven. No hubiera hecho
este viaje en el tiempo para regresar si no hubiera un lugar a donde ir.

La evolución espiritual de la humanidad
Ahora, yo estoy aquí para decirte que cada cosa que te he enseñado, cada disciplina,
funciona. ¿Y en qué dirección funciona? Hacia definir la línea entre la humanidad y el Espíritu:
una definición clara, inquebrantable. Y la razón de ello es que tú puedas ser otra vez un
Espíritu conocedor, con todo su poder, que pueda organizar plenamente y vivir plenamente a
través de su cuerpo físico, y participar en esta vida plenamente hasta afrontar barreras que tú
ni siquiera te das cuenta que puedes conquistar. Esto es lo que yo entiendo por vivir la vida
en toda su plenitud. Tú aún no sabes lo que es eso. Y sólo cuando el yo espiritual sea
definido equilibradamente, separado del yo físico, sólo cuando los tengamos separados,
seremos totalmente preservables e incorruptibles. Sólo entonces, con el poder, seréis
capaces de no morir nunca, y podréis ir a ver todas esas estrellas que estuvisteis
contemplando esta noche, y ver todas las cosas que yo ya he visto y visitado, y estar incluso
en esos lugares donde vive mi gente, más allá de la Estrella del Norte.
Pero escucha esta profecía: la profecía dice que aquello que llamamos carne y hueso —
carne y hueso en las antiguas profecías significaba sólo una cosa, el cuerpo físico— no puede
entrar en el reino de los cielos, y para entrar
en el reino de los cielos tú debes vestir un nuevo ropaje, y el nuevo ropaje es el Espíritu. 8 Esto
está muy claro. Ello no quiere decir que tengas que morir antes de entrar a lo que se llama el
cielo. Quiere decir que el cuerpo no puede ir allí.
El cuerpo está sentenciado a su reino mientras el Espíritu continúe sin despertar. Pero cuando
el Espíritu despierta y tiene un claro poder emergente, es el reino de los cielos traído desde el
Espíritu hasta lo físico. Ahora dejamos todo atrás. Todo.
Incluso a mí —que el día que fui provocado por el viento y tomé mi decisión, eso es lo que
yo quería ser— me tomó años entender cómo serlo, porque yo era carne y hueso sopesado
contra una fuerza invisible. ¿Cómo podría la carne ser la fuerza invisible? La primera vez que
dejé mi cuerpo, me tomó siete años recrearlo. Y trabajé en ello cada día, no sólo en los
cursos,9 porque no había cursos en mis tiempos. ¿Y sabéis por qué no lo pude lograr al día
siguiente? Porque estaba tratando de alcanzarlo desde la perspectiva de la persona que es de
carne y hueso en lugar de Espíritu. Pero tomó siete años entender eso. Y fue sólo
accidentalmente la segunda vez, cuando ocurrió siete años después, y fue cuando yo no
estaba buscando. Eso es muy importante. Y cuando supe eso comenzó mi gran jornada. Y yo
crecí como ser espiritual. Ramtha el conquistador creció hasta ser Ramtha el Iluminado. Y fue
iluminación de pleno poder lo que me permitió regresar y llevarme el cuerpo conmigo, sin
cenizas ni cadáver.




El Libro de las Revelaciones de Juan.
Cursos aquí se refiere a los cursos de La Escuela de Iluminación de Ramtha.

Ahora, la carne y hueso no puede entrar en el reino de los cielos. Pero lo que yo he
regresado a hacer aquí, aun pasando por todas estas inconveniencias —que ahora son
verificadas hasta cierto punto en mi faceta extraordinaria por la ciencia, que dice que soy un
enigma; bueno, y lo soy, pues ni siquiera puedo pesarme—, es a enseñaros metódicamente
cómo hacerlo. Esa disciplina se llama la vida espiritual. Vosotros estáis aquí no para ser gente
física, sino espiritual. Aunque el laberinto es físicamente exhaustivo, es desde ahí donde se
cultiva el Espíritu. Es desde el campo. El cuerpo puede estar exhausto, pero en medio de ese
cansancio el Espíritu es capaz de elevarse y ser supremo. Ahí es donde conoces la diferencia
entre los dos. Por un momento no podías dar ni un paso más ni otro
soplido.10 Ahora sabemos que eso es carne y hueso. Y en el próximo momento algo
sobrenatural te envuelve y logra realizarlo. Ese es el Espíritu. Hay una diferencia entre ambos.



El laberinto o el tanque, el campo y la respiración (C&E) son disciplinas enseñadas en la Escuela de Iluminación
de Ramtha. Véase
Tanque®, Trabajo de campoSMy C&E® en el glosario.

Venir aquí a enseñaros significa seguir recordándoos eso, llevaros a ser capaces de
definirlos claramente en vuestra propia vida, hacer que el Espíritu se manifieste a vuestra

voluntad y entonces traerlo y dejar que el cuerpo disfrute de su frecuencia. Eso es lo que
estamos esforzándonos en hacer. Esto, entonces, es convertirse en un ser espiritual. No tiene
nada que ver con parecerse a un monje ni a un cura. No tiene nada que ver con parecerse a
un ángel o a María. No tiene nada que ver con eso. Tú puedes llevar tu gorra de béisbol y
estar iluminado, o tu sudadera cien por ciento algodón. Tú sólo tienes que estar iluminado. Eso
es Espíritu. ¿Entiendes?
Estoy aquí pasando por mucho esfuerzo y mucha planificación para enseñaros esto. Y hay
muchos de vosotros que dais esto por hecho. Y yo estoy en vuestro jardín, y un día yo ya no
estaré allí, porque mi tiempo aquí habrá concluido, pues mi sueño se acabó en su momento.
Yo estoy aquí en tu jardín y no me puedes comparar con ningún otro profesor, porque no hay
otro profesor como yo. Yo no estoy aquí para glorificarme a mí, sino a ti. Yo estoy aquí para
enseñarte a hacerlo, y sólo te puedo decir que eres un inconsciente si esto lo das por hecho,
lo haces a un lado y no lo usas, porque has sofocado a tu Espíritu por el bien de tu cuerpo. Tu
cuerpo es corruptible, se corromperá hasta tu tumba. El Espíritu es incorruptible.
Este es el entrenamiento. Y cuando lo has recibido —iniciación plena de la disciplina
espiritual—, y tú puedes lograrlo, puedes manifestar esa moneda en tu mano. Entonces
puedes manifestar pan en tu mano. Ahí estás siendo el Espíritu absoluta y totalmente. En ese
momento has entrado en el cielo, porque no hay nada que no puedas hacer. Tú has sido
escogido para siempre —para siempre— de entre la mediocridad y las costumbres del
hombre. Nunca serás un hombre de nuevo. Siempre serás un Ser divino porque ya nunca
puedes suprimir ser este Ser divino que ha

entrado en el reino de los cielos y ha comido en la mesa de Dios. Una vez hagas eso, nunca
volverás a ser un hombre normal. Las costumbres del mundo nunca más te llamarán.
¿Quiere eso decir que dejas de ser un hombre? Tú dejas de ser un hombre, te conviertes
en un dios viviendo en el cuerpo de un hombre. Y tu programa en la vida cambiará también.
¿Quiere eso decir que el programa de un dios- hombre es menos estimulante que el del
hombre? No lo creo. ¿Quiere esto decir que el dios-hombre es incapaz de tener relaciones
sexuales, que es incapaz de amar, que es incapaz de reír? No, es capaz de mucho más,
mucho más, porque ser un Espíritu implica todo esto. Un Espíritu es un dios que ríe. Un
Espíritu es aquel de amor verdadero, poderoso y magnifico, y que lo abarca todo. El hombre
es voluble; Dios, no.
Lo que os he enseñado esta semana es así de valioso. Y todas esas personas que ya han
manifestado esos objetos —sí, yo empecé con pequeñas cosas—, han conseguido que crezca
la aceptación. ¿Qué fue aquello que dijo Yeshua ben José? ¿Que si tienes fe en la semilla de
mostaza eso es todo lo que necesitas? Si tu creencia es tan grande como un grano de
mostaza, conseguirás tu objeto. Ocupará tu realidad inmediatamente, y ésa es toda la fe que
necesitas. Bueno, entonces, ¿qué sucederá si algún día tu fe es tan grande como un roble,
como el mundo?
¿Qué podrás hacer entonces? Todo.
Yo estoy aquí por un breve periodo para enseñarte cómo ser ese yo eterno que tú eres y
para salvarte de una vida que, como ser humano, tendrá sólo su breve momento de oro, y eso
es todo. Y yo estoy aquí para hacer esto de una manera simple y poco común, pero que pide y
exige mucho de ti. Dice que tú debes ser capaz de definir en tu vida la diferencia entre tu yo
espiritual y tu yo humano, y ambos deben ser muy claros. Y para poder hacer eso, nosotros ya
sabemos lo que podemos hacer como humanos. Lo que no sabemos es lo que tú puedes
hacer como Espíritu. De esto es de lo que se trata en la escuela, de aprender eso. Y exige de
ti al decir que tienes que poner en práctica cada día lo que te enseño. Está bien si no lo haces
en sábado y domingo. Puedes tener libre el fin de semana, o quizás lo prefieras tener
ocupado. Lo que tú elijas está bien.
Y aquí está el detalle. ¿Cuántos años os tomó caminar erguidos y respirar cada día y hacer

las cosas que hacen los seres humanos normales? ¿Cuánto tiempo va a tomar para que tú
seas un Espíritu que pueda moverse a través de las paredes conscientemente, bilocarse y
manifestar la mesa llena? ¿No conlleva la misma cantidad de disciplina el hacer que tu cuerpo
esté vivo cada día que te levantas y tienes que alimentarlo, tienes que evacuar, tienes que
lavarlo, y tienes que hacer todas las cosas que haces para mantenerlo en buenas
condiciones? ¿Crees que tu Espíritu puede sobrevivir por sí mismo? ¿Crees que simplemente
va a crecer y un día ser un Espíritu adulto? Debe de desarrollarse, y nosotros lo desarrollamos
cuando elegimos serlo. Él también necesita su comida. Él necesita que tú lo seas y lo trabajes.
Y no necesitas toda una vida para desarrollar lo extraordinario. Nosotros lo podíamos haber
desarrollado en siete días a través de absoluta humildad, sencillez, pasión y dedicación. Pero
tiene que hacerse. Así que eres holgazán.
¿Qué puedo decirte? Son un nuevo cielo y una nueva Tierra los que están por llegar. Tú eliges
de qué lado quieres estar. Yo te pido que hagas esto con absoluto enfoque, conocimiento y
sinceridad. Y no toma mucho tiempo hacerlo, quizás una hora, unos pocos minutos. Sólo
debes ser consistente con ello, y no vas a tener que echar tu ancla en el cuerpo nunca más.
Tendrás que echar esa ancla hacia el cielo, anclarte en tu Espíritu y decir: «Lo que yo quiero
de mi vida es esto más que ninguna otra cosa». Y entonces vas tener que ser deseoso de ser
esto —elevado, intachable, magnífico—, y tener la habilidad de soñar más allá de las fronteras
del hombre común, ser capaz de sentarte todos los días, extender esas manos y arrancar del
cielo un pensamiento hasta que se sienta incandescente en tu mano, y saber que cuando
aparece frente a ti, en tu camino, o en tu automóvil, lo estás haciendo. Y así cada día lo
trabajas y lo trabajas y lo trabajas. Y un día, tú puedes hacer cualquier cosa. Eso es ser un
Ser espiritual. Sana tu cuerpo, tu vista, tu cerebro, tus genitales, tu corazón. Todo ello puede
hacerse de la misma manera, eso os he enseñado yo esta semana. Y si tú no lo haces,
entonces es que no has definido este poder.
Así, mientras yo esté aquí, te estaré enseñando lo que yo sé hacer. Y yo no lo haré por ti,
pues no es mi tarea. Pero yo estoy aquí para amarte lo suficiente como para consolarte,
enseñarte y nunca eclipsarte; y permitiros a todos ser estrellas en vuestra propia órbita, ser
dioses en vuestra propia vida.
Y un día yo ya no voy a estar aquí, pues mi sueño de hace 35.000 años habrá terminado. Y
dondequiera que estéis en ese momento, simplemente sabed que vosotros tomasteis y
bebisteis todo lo que quisisteis. Yo os estoy pidiendo que bebáis mucho. Y yo os estoy
pidiendo y suplicando que consideréis este trabajo igual que vuestra vida, porque si así es,
vuestra vida será exquisita. Y esto no le quitará, le añadirá. Y entonces si tú haces esto
simplemente, te volverás más y más simple, más y más poderoso. Y después yo me reuniré
contigo un día, y conversaremos juntos
—yo tengo un vino exquisito— y sabrás lo que es ser dios-hombre y dios-mujer. Beberás en
salones señoriales y comerás en compañía de los más distinguidos, no habrá ninguna puerta
cerrada para ti, porque tú no vienes como carne y hueso, sino como Espíritu. Que así sea.
Convertirse es un proceso solitario. Convertirse en un Cristo es un proceso solitario, pues,
¿con quién te vas a relacionar? ¿Quién lo sabe? Si lo supiera, simplemente lo sabría. ¿Con
quién hablas? Con el viento, el Padre interior, Dios el Padre. Es un proceso solitario, solitario,
solitario. No es extraño que tengas que hablar en parábolas. Nadie entiende el pensamiento.
Tú no puedes simplemente ser. No puedes simplemente ser quien eres; debes tener una
explicación de por qué eres como eres. Diles a ellos que se lo traguen, que se traguen todos
sus pensamientos
22

limitados sobre ti y que se los lleven por la puerta trasera, que te dejen en paz. Eso es divino.
Ahora, superconciencia es este proceso solitario, tú estás también avanzando hacia lo que

es la conciencia original que se llama pensamiento. Y el pensamiento es el Ser. Y a partir de él
brotan todas las cosas con profusión. Las manchas solares provienen del Ser. Los vientos
solares son un resultado de la mancha del Ser en el sol. Los patrones atmosféricos son
resultado del girar de los vientos solares a partir de la mancha del Ser en el sol. ¿Me estás
siguiendo? Bueno, mente infinita.
Así, el pensamiento hacia el cual se está moviendo la superconciencia va a estar enlazado
con ese conocimiento, y ese conocimiento irá a algún lugar. Es el Ser que a partir de ahí se va
a desenvolver para siempre. Y en ese proceso, tú comienzas a estar conectado con él.
Entonces, mientras tu drama está a punto de cerrarse, la Era de Acuario, que es la «Era del
Ser» está sobre ti. Es el Cristo, el regreso del Cristo. Es el despertar, la superconciencia, un
tiempo nuevo.
La metamorfosis de este proceso está ocurriendo en todos los niveles. El sol y la Tierra
están pasando por una metamorfosis, al igual que aquello que llamáis vuestras galaxias. Vais
a encontrar un nuevo planeta en vuestro sistema solar que está pasando por una
metamorfosis. Todo está moviéndose. Es sobrenatural, literalmente. Y tan pronto como esto se
abre a través del amor, a través de mantenerte en lo que tú eres, te conviertes en el flujo de
ese conocimiento. Y, en ese conocimiento, estás en el flujo de la vida. Entonces tú eres
proclamado, por siempre y para siempre. Esto es absoluto.
Y así, tú te das cuenta de que la vida, el Ser y el pensamiento son siempre continuos.
¿Sabes por qué la meditación trascendental no funciona? Porque no puedes parar la mente
de Dios. Eso no funciona. ¿Nunca pensaste sobre esto? ¿Cómo puedes parar el siempre
jamás? Tienes que ir a su ritmo para pensar que está parado, ¿correcto? Entonces tú eres
supermente. Cuando vas al mismo paso no existe el tiempo, no existe distancia ni medida.
Sólo está el Ser, y ese es el cielo infinito, el siempre jamás, el cielo que es siempre eterno. Es
alfa y omega, el principio y el fin. Trasciende el ser hasta la absolución. Alfa y omega son la
conciencia social. El Ser es el más allá.
Ahora, maestros, yo os he desafiado en un entendimiento social. Y he perdido a varios de
vosotros en este proceso, porque lo puedo ver, porque lo que yo estoy diciendo no cuadra con
vuestro calendario social. Adelante.
Y hay otros aquí para quienes el dolor de recordar es demasiado. No recordéis. La llave
para entenderlo está de este lado de la puerta. Yo soy un hermano que os ama y con la
solidez y la constancia de esta enseñanza, os enseñaré cómo es esto, sin importar lo que
penséis sobre ello, porque yo os amo. Soy arrogante, en verdad, pero infinito de hecho.
VIVIR EN EL PAISAJE DEL SUEÑO
Me gustaría preguntarte algo: ¿te ha sucedido alguna vez cuando vas a ver una película en
el cine que dejas de ser consciente de quién eres y de repente te atrapas en lo que se llama el
drama de lo que está pasando? ¿Has hecho eso alguna vez? Y en un momento sales del cine
y ya estás otra vez caminando con tus dos pies y entonces puedes reflexionar; pero mientras
tú estabas en el cine, eras realmente parte de la película. Esto es una muestra del éxito
producido por una ilusión. ¿Entiendes?
Ahora, esto es lo que yo quiero que entiendas: que aquello que se ha llamado «la mayor
ilusión» ha sido que tú no eres nadie, y en verdad «la mayor ilusión» ha sido que tú eras
simplemente un producto de tu diseño químico, tus genes; y que si alguna vez estos
despertaban en ti, entonces tú eras el creador de sueños, el paisajista de sueños, tú tenías la
habilidad de crear pabellones lejanos y éxtasis lejanos, y de hecho, niveles lejanos de verdad.
Esto ha estado sucediendo aquí contra una conciencia adormecida, que parece estar
atascada en lo que llamáis un lugar.
No debería sorprenderte que cada maestro que vino de aquí siempre dictó en su escrito:
«Yo vengo de un lugar delusivo y que adora la ilusión. Vengo de un lugar donde tan fuerte era
la droga administrada narcisísticamente que nadie creía que nosotros —los dioses que hemos
vivido mas allá de esta lágrima de maravillas, y aquellos que viven dentro de los adornos
líquidos que provee esta vida— estuviéramos perturbados con la creencia de que éste es el

único lugar que nunca existió; excepto que el sueño siempre estuvo empapado con granos de
disrupción —la verdad— que decía a aquellos que vivían en la lagrima: ¿Sabíais que vosotros
sois meramente una emoción de un estado de ser artificial? Y aquellos que escucharon
siguieron hasta salir de esta lágrima y fueron capaces de ver el drama en su totalidad».
Yo te digo esta noche que no tienes que hacer nada drástico en tu vida, sólo tienes que
vivir hasta el punto de que cada día puedas escuchar tu programación. Y si lo haces como el
observador y después tienes dominio sobre ello, podrás reunirte con aquellos de nosotros que
fuimos lo suficientemente sabios para abandonar este lugar, aquellos que nunca fuimos parte
de este lugar, y que cuando miramos a lo que se llamaría las almas mordaces de la
humanidad decimos: «Dios mío, ¿no conocen ellas la verdad?»
¿Y cuál es la verdad? Bueno, que ellos están drogados. Ellos están drogados por sus
emociones y sus miedos para poder permanecer en el statu quo. Ahora, cada uno de los seres
que sospecharon esto y vivieron de manera diferente, y fueron merecedores de su hora de
liberación y de su ingenio, siempre supieron la verdad, y siempre la trascendieron. Lo que tú
no entiendes es que eres un juguete —un juguete viviendo en el reino de los juguetes; 11 no lo
entiendes aún— y que cuando te vas de este reino llegas a ver la manipulación que tiene lugar
aquí, y también ves lo
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que sustenta a los- grandes dioses, que una vez fueron los gobernantes de dominios de otras
dimensiones — hermosos—, que cabalgaron como aquellos que en los días de las cruzadas y
las grandes guerras dejaron todo, y con el símbolo de la cruz marcharon para transformar la
injusticia en justicia. Tú cabalgaste para hacer conocido lo desconocido y nunca regresaste.



Esta imagen parece reflejar la trama de la película de Disney para niños Toy Story, donde uno de los juguetes,
Buzz Lightyear, se negaba a

creer que él era meramente un juguete, y no un héroe real intergaláctico.

¿Nunca se te ha ocurrido que tienes familia, amantes y amigos en algún otro lugar?
Supongo que nunca se te ha ocurrido porque has estado tan involucrado con quien estás y
con el sueño. Pero ¿alguno de vosotros ha llegado a pensar que quizás vino aquí abajo y
quizás cuando atravesó esta gran cortina azul pudo haber dejado a alguien atrás? Bueno, ¿es
posible que haya algunas de esas familias de un orden mayor que estén esperando tu
regreso?
Yo lo sabía. Cuando lo experimenté al principio, para mí fue duro quedarme atrás. Muchas
veces, en la carne, aquéllos con quienes nos creemos predestinados a vivir no son realmente
con quienes deberíamos estar. A veces, cuando nos despertamos a mitad de la noche, con un
sudor frío, es porque hemos estado a punto de llegar a casa, donde yace nuestra alma, y
donde hay alguien esperándonos. Alguien que sigue atizando el fuego de la vida por nosotros,
o que mantiene encendida una vela en la ventana, alguien que sabe que estamos aquí y que
estamos perdidos. Ellos nos están esperando.
Yo sabía eso. ¿Pero cómo podía descuidar a mis hijos? Y una vez que experimenté eso
(otra historia que nunca ha sido contada por mí en este plano), ¿cómo podía ignorar el lugar
de donde vine? La mayoría de vosotros tenéis parentela en otro nivel. Ellos siempre os han
esperado, os han querido y han encendido esa luz en la ventana para vosotros, esperando
vuestro regreso a casa de las guerras de hacer conocido lo desconocido. Y si nosotros
volvemos a casa con las vestiduras rotas, harapientas y rasgadas, con una liga de un ejército
que no es exactamente el que comenzó, siempre somos celebrados a nuestro regreso.
Dios sabe que esto es sólo una ilusión y que nosotros, a quienes se nos dio el poder
máximo para colapsar la energía en realidad con el mayor nigromante que tenemos, fuimos
seducidos por las cualidades de nuestra emoción, que con ello nos mantuvo esclavizados a

ciertos principios que aunque vencimos y fuimos felices, nosotros siempre nos preguntaríamos
quien fue el bufón aquí, pues no somos más que un participante. Y nosotros no queríamos
escuchar esas voces. Y las pusimos a dormir y confortamos nuestras perturbadas sienes con
pañuelos perfumados y aceites de fragancias de rosa y jazmín, y continuamos con nuestro
drama. Y siempre se oía esta voz que nos llamaba desde otro lugar y nos decía: «¿Por qué no
regresas a casa? Tú solo estás soñando esto». Y aun así, nosotros nos decíamos: «No, yo te
estoy soñando a ti. Esto es real. Yo lo puedo probar, lo puedo oler, lo puedo sentir. Puedo
eyacular y sentir su éxtasis, lo puedo abrazar, lo puedo conquistar. Esto ha de ser real». Y la
voz contestaba: «No lo es, amor mío. Esto es un sueño que estás soñando.»
¿Y cuántas veces hemos enterrado el sueño? Tantas veces. Nosotros somos realmente
extraños en una tierra extraña. Somos tejedores de sueños en un paisaje de ensueño, en el
cual respiramos la vida de cada participante que es parte de nuestra revolución o, en ultima
instancia, de nuestra captura, y realmente lo podemos ser en nuestra mente. ¿Sabes qué fácil
es esto? ¿Sabíais que en nuestra mente, mañana por la mañana podemos eliminar todos los
señores de la guerra en nuestra vida y en verdad podemos incluso eliminar todos los consejos
de guerra? Podemos eliminarlos. ¿Sabías que podemos hacer eso con una sola pincelada de
nuestra mente?
Y mañana por la mañana, ¿sabes qué más podemos hacer? De una sola pincelada,
nosotros que somos sabios podemos decir: «¿Sabías que tengo a toda esta gente en mi vida
porque ellos me mantienen dormido, porque tengo miedo a despertar?» ¿Y sabes que con
una sola pincelada los podemos eliminar? ¿Y sabes lo que nos da realmente miedo? Que en
el fondo de nuestras mentiras, de lo que pensamos que es verdad, sabemos que no es así. En
otras palabras, nosotros realmente tenemos miedo de escuchar algo que está muy profundo,
en el pozo del que nuestros abuelos siempre decían: «No mires adentro y no juegues junto a
él porque el demonio vive en el fondo, donde brota el agua». Pero quizás el demonio que vive
ahí representa un pozo muy profundo en nuestro Espíritu.
¿Sabías que es posible despertar de este sueño? Y toda esa gente que ha jugado una
parte tan íntima con nosotros, ¿sabías que quizá sólo eran simples actores? ¿Cómo les
decimos eso? No podemos, porque primero nos lo hemos de decir a nosotros mismos. Y quizá
nosotros somos realmente dioses, porque ¿no está ahí el mensaje de la enseñanza de que sí
lo somos, y que hemos caído en la carne de la genética para jugar nuestra parte a través de
ella? Y quizá cada una de esas partes a las que nos aferramos tan ferozmente, que prohibe,
es realmente una parte que hemos creado.
Nosotros creamos algo para que nos atara y encadenara, para que nos encadenara a una
feroz pared de piedra. De esta manera lucharíamos para liberarnos, para que el corazón del
valeroso sirviente se liberara de las cadenas de la servidumbre. ¿No sabéis que nos hemos
puesto estas cadenas para que de alguna manera en nuestro sueño podamos crear un
espacio mental en el que manifestemos el escenario de nuestra fuga y en última instancia
siempre seamos los héroes? Algunos de nosotros nunca nos liberamos, porque las cadenas
son tan reales, el dolor tan intenso y tan difícil de sobrellevar, y el sufrimiento se convierte en
tal angustia que nos decimos: «Yo no puedo creer que esto sea un sueño. Bueno, yo nunca
tuve un sueño que se sintiera más real que éste. No es posible que esté soñando».
¿Qué es lo que está pasando? Bueno, los maestros que en el pasado fueron capaces de
liberarse de sus cadenas,
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literalmente, fueron aquellos que entendieron que habían sido ellos mismos quienes las
habían puesto ahí. Y en el momento en que se dieron cuenta de que no fueron las cadenas de
lo que llamáis Roma, Grecia o Mesopotamia — una vez ellos entendieron que no habían sido
estas culturas quienes las habían tendido— sino ellos mismos, las cadenas se soltaron de sus

muñecas y sus tobillos, porque habían sido ellos mismos quienes se las habían puesto. Un
maestro no tiene la magia para hacer ceder verdadero acero de tungsteno. Del único modo
que podían ceder estas cadenas era sabiendo que ellos las habían puesto ahí. Esta es una
lección para todos vosotros.
Así pues, no es quien está en nuestras vidas —sea una persona o sean naciones—,
nosotros las pusimos ahí. Son parte del vestuario de la obra. Ellas de alguna manera nos
provocan para ser más grandes, para tomar decisiones más grandes que el sentido
homogenizado de nuestras propias ilusiones. Nosotros hacemos que ellas nos hagan tomar
decisiones. Y a veces, nosotros no escuchamos lo que se nos dice en forma de poesía, y a
veces no escuchamos lo que se nos dice en canciones, ni en nuestra coronación de
elocuencia, tampoco ahí lo escuchamos, no importa cuanta piel de armiño estemos luciendo.
Y quizá tome verdadero sufrimiento antes de que podamos oírlo, que seamos sentenciados
a una torre o a las mazmorras, o separados de todo. Que nuestros costados sean perforados,
nuestros dorsos azotados con un látigo de nueve puntas. Y ahí estamos, encadenados con el
hierro a la pared, echados, orinándonos y perdiendo nuestras entrañas por la saliva. Nuestro
cabello, que una vez fue glorioso cuando el sol y la luna reflejaban su color, está ahora
húmedo y maloliente, absorbiendo el sudor de nuestra frente, pegado a nuestra espalda
incómodamente. Y nosotros nos sentamos en medio del sufrimiento. Y yo podría decirle a
alguien así: «¿Sabías que tú y sólo tú eres el único que estájugando juegos aquí? Eres tú
quien te ha puesto ahí, y por lo tanto tú, el que ha manipulado a los jugadores de toda esta
escisión. Tú eres el único que los puede liberar».
Cada maestro ha soltado sus cadenas, incluyendo Apolonio de Tyana, que en la corte de
Cicerón, ante el mismo César y enfrente de todo el senado de Roma soltó sus cadenas y
desapareció. Esto está grabado en sus archivos. Ellos nunca supieron lo que le pasó. Él se dio
cuenta de que él mismo había creado toda esa ilusión; que era un sueño. Y que si él lo había
hecho, era él entonces quien podía soltar esas cadenas. Por esto él fue un Cristo. 12
Tú aún sufres, ondulas y caminas sin rumbo por la oscuridad de tus ciénagas. Y en vez de
ser el maestro de todo esto, lo tomas como un privilegio. Yo no quiero que lo tomes como un
privilegio. Estoy aquí para decirte que si eres Dios, no puedes estar encadenado a una pared.
Pero tú puedes decir: «Oh, Padre, oh, Padre mío, yo he cometido todo esto por la gloria de
este momento y a partir de ahora las cadenas están separadas de mí por siempre y para
siempre». Así es como las soltamos. ¿Y qué pasa cuando las hemos soltado? Nos vamos
corriendo a nuestra casa, donde están aquellos que encendieron las velas en las ventanas
para nosotros, que nos aman desde muy lejos. O también podemos ir corriendo hasta donde
haya alguien jugando el mismo juego, y salvarlo de su tormento. Pero nosotros estamos libres.
Podemos despertar de nuevo, y cuando lo hagamos, nunca más tendremos que morir y volver
a nacer otra vez. Ésta es la gloria de conocer quién y qué eres.



Ver la narración original de la vida de Apolonio, escrita por Philostrato en el año 210 d.C, a petición de Julia Domna, la
esposa del emperador romano Séptimo Severo: «Concededme también, si lo deseáis, la oportunidad de hablar; y si
no, entonces, enviad a alguien para que se lleve mi cuerpo, pues mi alma no podéis tomar. Aun más, ni siquiera
podéis tomar mi cuerpo, y no me mataréis, pues yo os digo: yo no soy mortal. Y con estas palabras desapareció de la
sala del tribunal, que era lo mejor que podía hacer en tales circunstancias, ya que la intención clara del emperador no
era cuestionarle sinceramente sobre el caso, sino sobre todo tipo de asuntos irrelevantes». Philostrato, Vida de
Apolonio de Tyana. Traducción de F.C. Conybeare, Vol. 2 (Cambridge: Harvard Univesity Press, 1950) pág. 283.

¿QUÉ SIGNIFICA PARA TI LA PALABRA DIOS?
Estudio y comentario del Capítulo 2
IMPACTO Y VALOR DE LA COSMOLOGÍA DE RAMTHA
La historia de la creación de Ramtha es paralela a la de otras cosmologías y tradiciones
religiosas, y a su vez añade piezas de información esenciales a su visión del mundo que dan

luz y reinterpretan las tradiciones más antiguas. Vamos a intentar mostrar algunas de las
características principales de estas tradiciones y cómo éstas se relacionan con Ramtha. Este
breve estudio nos permitirá apreciar, a través del contraste, la relevancia y significado de su
mensaje.
La investigación de los orígenes de la vida y el universo nos plantea inevitablemente el
concepto de Dios: algo más grande que nosotros mismos que debe ser responsable del
intrincado detalle y la inteligencia de la vida. ¿Por qué es importante para nosotros discutir el
concepto de Dios y las distintas interpretaciones disponibles? ¿Cómo nos afecta
personalmente? ¿Qué relevancia tiene en nuestra vida diaria? ¿Qué tiene éste que decir
acerca de quienes somos?
La humanidad, en su intento de explicar el significado de su propia existencia, ha
examinado a lo largo de su historia los diferentes conceptos de Dios en busca de respuestas.
Ha buscado slgnificado en cualquier otra cosa que no sea la humanidad misma, pues sus
ideales y esperanzas trascendían el logro de haberse realizado a sí misma. Los filósofos
especulaban sobre la naturaleza de la totalidad de ese otro Dios trascendental que poseía las
respuestas a todos nuestros misterios. Los profetas reportaron haber recibido visiones y
revelaciones divinas directamente de Dios,

que los guiaron a través de su confusión y su búsqueda de la grandeza. El concepto de Dios,
en general, ha jugado un papel fundamental en el desarrollo de la civilización humana,
incluyendo aquellas culturas que formaron sus sociedades basándose en ideales ateístas,
como los de Karl Marx, que se refirió a la religión y a la creencia en Dios como «el opio del
pueblo» y la fuente de su sufrimiento.
Existen innumerables tradiciones que ofrecen diferentes acercamientos al concepto de
Dios y la divina trascendencia, pero todas ellas sin excepción contienen paradojas y
contradicciones dentro de sus perspectivas que se han quedado sin resolver. A veces, las
tradiciones individuales mismas permiten que tales contradicciones inciten a las personas a
renunciar a su razonamiento en una actitud de fe, como ocurre en algunas corrientes del
Cristianismo.
El núcleo del mensaje de Ramtha ofrece un entendimiento muy detallado y cohesivo de la
naturaleza de la realidad y el significado de nuestra existencia. Incluso, aunque el mensaje de
Ramtha puede confundirse erróneamente con una divina revelación que requeriría el
consentimiento de una fe ciega, está claro que él es miembro de la raza humana, de ningún
modo diferente a nosotros en su naturaleza, y que adquirió su conocimiento a través del poder
de su observación y contemplación del mundo natural, sin la ayuda de ningún profesor o
ninguna fuente externa.
Éste es un punto muy importante que tiene enormes implicaciones relacionadas con la
habilidad humana de adquirir conocimiento a través de la observación, el uso de la razón y la
relación entre el universo creado y la fuente primordial.
¿SON EL RACIONALISMO Y LA VOLUNTAD LIBRE REALES, O SON MERA ILUSIÓN?
¿Es la razón capaz de conocer más allá de las fronteras del mundo material? Y si lo es,
¿cómo es posible para ella conocer algo que no existe? ¿Es la voluntad libre algo real o es
una ilusión? ¿Por qué sufren los inocentes? ¿Están nuestro destino y la calidad de nuestras
vidas determinadas por las circunstancias de nuestro medio ambiente y nuestra biología? Si
postulamos que Dios es una realidad fuera de nosotros mismos, que trasciende su propia
creación, comprometemos la habilidad de la razón para conocer. Si por otra parte, postulamos
que Dios somos nosotros mismos, entonces comprometemos la voluntad libre, la distinción
moral entre el bien y el mal y el significado total de la existencia. La razón y la voluntad libre
parecen ser elementos básicos en juego ante la paradójica cuestión de Dios y el origen del
universo.

Es interesante que cualquier cosa que tengamos que decir acerca de lo divino tiene
grandes implicaciones por la manera en que entendemos y definimos la naturaleza misma de
la persona. Los conceptos de Dios y lo divino están inevitablemente conectados al concepto
del yo. Puesto que la persona humana es el sujeto que habla sobre Dios, es inevitable por
consiguiente que cualquier cosa que se diga sobre estos misterios, manifieste y revele la
percepción y el entendimiento del sujeto mismo. Incluso en el caso de la divina revelación
transmitida por la deidad a su creación, la percepción e interpretación de aquel que la recibe
es inevitable. Tomemos a la religión cristiana, por ejemplo: si Dios es uno y Jesucristo es su
revelación divina a la humanidad, ¿cómo es posible tener tantas interpretaciones del mismo
mensaje que han resultado en la creación de tantas iglesias y denominaciones en conflicto? El
mensaje está filtrado a través de la percepción humana. Además, el mensaje habla y es
relevante a la percepción humana porque trata tanto del elemento humano como del divino.
Desde el punto de vista de la historia, la guerra de la Independencia Americana y la
Revolución Francesa estallaron a partir de una serie de ideas que emergieron en aquel tiempo
y que reclamaban y exigían para todo ser humano «libertad, igualdad y hermandad» («liberté,
égalité, et fraternité»). Estas ideas revolucionaron el modo en el que la persona se definía a sí
misma.1 Las personas se convirtieron en ciudadanos libres, en lugar de ser los subditos
de un orden superior o una corona establecida por Dios. La ciencia y la tecnología florecieron
como consecuencia de la llegada de la revolución industrial. La conciencia emergente de
libertad e igualdad se agitó por todo el mundo. Uno de los mayores logros de este movimiento
fue la Declaración de Derechos2, redactada en la constitución de los
Estados Unidos, que defiende el derecho innato de cada persona a la libertad y el derecho a la
vida. Es interesante que la primera frase en la Declaración de Derechos corresponda a la
libertad religiosa de culto y de creencia. La constitución no muestra una clara adherencia hacia
alguna creencia religiosa específica o explicación filosófica de la naturaleza de la realidad.
Más bien, la primera característica determinativa del ser humano que se defendió fue el
derecho innato de cada persona y la habilidad de razonar por sí mismo la fuente más
adecuada y confiable de conocimiento, verdad y significado. Estos derechos que definen a la
persona humana adquirieron un significado internacional el 10 de diciembre de 1948, cuando
la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó y proclamó la Declaración Universal de
los Derechos Humanos. El primer artículo de esta declaración manifiesta: «Todos los seres
humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos. Están dotados de razón y conciencia,
y deberían actuar los unos con los otros bajo un espíritu de hermandad». Esta declaración
inicial evoca claramente las ideas de «libertad, igualdad y hermandad» de la Revolución
Francesa. Es interesante ver cómo la libertad de culto y de expresión en la Declaración de
Derechos de los Estados Unidos cristalizó en forma de la voluntad libre y la habilidad de
razonar en el primer artículo de la declaración de las Naciones Unidas.
1

Steven Kreis, en un discurso sobre la Revolución Francesa preparado para la Universidad Atlántica de Florida en

los años 90, declaró: «Sobre las ruinas del antiguo régimen apareció una nueva era que parecía haber comprendido
los ideales elevados de la Ilustración. Los ideales eran genuinos y optimistas en todos los sentidos. El hombre había
entrado en una fase en la historia de la humanidad caracterizada por su emancipación

de la superstición, el prejuicio, la crueldad y el entusiasmo. La libertad había triunfado sobre la tiranía. Nuevas
instituciones fueron creadas basadas en la razón y la justicia, y no en la autoridad o la fe ciega. Las barreras de la
libertad, los derechos, la igualdad y la hermandad se habían derrumbado. El hombre había sido liberado del tormento
del otro mundo y estaba ahora haciendo historia.» El profesor Steven Kreis actualmente da conferencias en el
Campus de Meredith, en Raleigh, Carolina del Norte.
2
La Declaración de Derechos está formada por los primeros diez estatutos o enmiendas de la Constitución de los
Estados Unidos, aprobados
el 15 de Diciembrede 1791.

LA ALTERNATIVA DE RAMTHA A LAS PARADOJAS DEL POLITEÍSMO Y EL ATEÍSMO



El planteamiento filosófico de Aristóteles, incorporado a la teología cristiana por Santo
Tomás de Aquino en la Edad Media y siguiendo el método de los filósofos árabes Averroes y
Avicena, muestra que las características más preciosas que definen a la humanidad como
especie única son el poder de razonamiento y el ejercicio de la voluntad libre. Sin embargo,
como hemos mostrado anteriormente, estas dos características humanas están condicionadas
inevitablemente por las distintas nociones de la existencia de Dios: politeísmo, monoteísmo,
panteísmo, ateísmo, materialismo y naturalismo. La creencia en un dios externo como la
fuente absoluta de toda la existencia presenta un contraste aparente con el materialismo y el
evolucionismo natural. Ramtha ofrece una visión alternativa a ambos extremos.
Ramtha cuestiona las presunciones básicas de todas estas tradiciones al enfatizar que el
centro del misterio de nuestra existencia depende de la verdadera naturaleza de la persona, el
yo, más que de una fuente misteriosa y completamente innombrable del yo, Dios. Usando las
palabras de Aristóteles, el origen del universo, «la principal causa de movimiento dinámico, el
cambio»— o0ev r\ apxri rn<; xivnoecoc—es, según Ramtha, no una deidad autosuficiente o
inteligencia separada de nosotros mismos, sino aquello que es obvio y no obvio, nuestro
verdadero yo.
Ramtha a menudo resume su mensaje con la declaración: «Vosotros sois dioses. Vosotros
sois dioses olvidados». No obstante, debe aclararse que el uso de los términos Dios y los
dioses por Ramtha, no se refiere a la visión politeísta tradicional de la realidad, ni tampoco
apoya una visión de la realidad monoteísta o panteísta. Ramtha no es definitivamente ateísta
en su enseñanza, pues constantemente usa la palabra Dios como parte integral de su
mensaje. Entonces, ¿qué es y qué quiere decir él al usar esta palabra tan polifacética y de
tanta controversia?
Para percibir el significado de la cosmología de Ramtha, es de gran ayuda compararla y
contrastarla con otros acercamientos filosóficos importantes. 3 La visión de Ramtha no es una
interpretación o comentario sobre otras filosofías, ni está construida o estructurada alrededor
de éstas. Él usa muchos términos y conceptos de otras tradiciones y los reinterpreta para
explicar su perspectiva. Por eso mismo es importante ser consciente de los
diferentes conceptos usados normalmente para explicar la naturaleza de la realidad. Vamos a
permitirnos estudiar brevemente las principales implicaciones de otras filosofías en lo que
concierne a la definición del yo.
Para un estudio completo, más profundo y comparativo de las enseñanzas de Ramtha y las diferentes filosofías y
religiones principales del
mundo, véase el libro de Miceal Ledwith La ascensión a Dios: La jornada interior del Alma, que aparecerá
próximamente.

Politeísmo

Una visión politeísta de la realidad sostendría que el universo, en todos sus aspectos, fue
creado o producido por varios dioses o seres que son en última instancia trascendentes al
universo creado. En otras palabras, estos grupos de dioses no están afectados por el universo
físico y sus leyes. Esta distinción es necesaria si vamos a llamarlos dioses; de otra manera,
ellos serían meramente un tipo de superhombre o ser muy avanzado. Es importante recordar
que el concepto de Dios que estamos viendo aquí se refiere a la fuente absoluta de toda la
existencia, como fue definido por Aristóteles, y no a una cualidad de ser dentro de la realidad
existente.
La palabra Dios se usa a menudo para hablar de los dioses que trajeron la tecnología y la
cultura a la tierra, como Toth en Egipto, Quetzalcoatl en Mesoamérica, Ninharsag, Enki y Enlil
en Oriente Medio, Apolo y Zeus en Grecia, y los dioses Elohim mencionados en el libro del
Génesis: «Cuando el hombre empezó a multiplicarse en la Tierra y de él
nacieron hijas, los hijos de los dioses —los hijos de Elohim— vieron qué hermosas eran las

hijas del hombre y así tomaron por esposas a todas cuantas eligieron». 4 «En ese tiempo, los
Nefilim aparecieron en la Tierra después de que los hijos de los dioses se unieron con las hijas
del hombre y éstas les dieron hijos. Ellos fueron los héroes de la antigüedad, los hombres
célebres».5 La palabra Dios en estos casos obviamente no se refiere a la fuente absoluta de la
existencia, pues debemos preguntarnos: ¿de dónde vinieron los llamados dioses? ¿Quién les
dio vida e inteligencia? ¿Quién sustenta su existencia?



Nótese que la parte de la frase del libro del Génesis 6:2 que dice: «ellos tomaron por esposas a todas cuantas
eligieron» en términos bíblicos quiere decir literalmente que tomaron a las mujeres sexualmente, y no para establecer
un matrimonio como lo entendemos hoy en día.
5

El libro del Génesis 6:4.

Muchas religiones orientales como el hinduismo, al igual que otras culturas de la
antigüedad, como Egipto, Roma y Grecia, contienen un amplio y complejo panteón de dioses
en su sistema de creencias. El destino de la persona humana se deja en las manos y la buena
voluntad de estos dioses. La consecución de la virtud, la sabiduría y la felicidad en la vida
depende, en última instancia, de complacer y servir a estas deidades, y en obtener de ellas el

favor, la gracia y la salvación.
El eterno conflicto entre dos fuentes primordiales y antagonistas, que se sostienen por sí
mismas, el conflicto entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad sobre las cuales el mundo
creado no tiene control, es otra forma de politeísmo conocida como dualismo. En el
zoroastrismo, una creencia religiosa que prevaleció durante 1.600 años, la realidad es
explicada en relación al conflicto entre Ormazd y Ahriman. En la filosofía de Platón, el conflicto
sucede entre el caos y el orden, entre aquello que siempre es pero no se ha realizado y
aquello que se está realizando pero nunca es. En el maniqueísmo y las tradiciones gnósticas
de la era cristiana, el conflicto es visto en forma de luz y oscuridad, conocimiento e ignorancia,
razón y divina revelación.
En conclusión, la afirmación básica sobre el Yo que encontramos en un acercamiento
politeísta a la naturaleza de la realidad es que la persona humana debe su existencia y
significado a una fuente externa, intrínsecamente diferente a ella misma, que la trasciende y
abruma. En otras palabras, Dios está fuera de la persona y fuera del alcance de la razón.
En el siglo cuarto antes de Cristo, el filósofo griego Epicuro postulaba que había más de
una fuente primordial de existencia en su explicación del universo, pero enfatizaba que estas
deidades ni estaban interesadas ni les concernían los asuntos humanos. De este modo, los
seres humanos no podían esperar ni favores ni castigos por parte de ellas. La filosofía de
Epicuro, por lo tanto, enfatizaba el empirismo, donde la fuente de todo conocimiento se
encontraría en la experiencia humana sin necesidad de una divina revelación. Ésta también se
basaba en el hedonismo, donde el placer es considerado como el bien más elevado. El
epicureismo se mantuvo como un factor influyente en la vida cultural de Grecia y Roma,
incluyendo las obras de Cicerón, hasta el siglo quinto d.C. El énfasis de Epicuro en el
empirismo resurgió en el siglo dieciséis durante el Renacimiento, con un giro monoteísta, a
través de los escritos de Lorenzo Valla y los grandes humanistas Erasmo de Rotterdam y
Thomas More.
El empirismo defiende la habilidad de la razón humana de obtener conocimiento a través
de la experiencia. Sin embargo no alcanza a unir la separación que hay entre el mundo
material y el mundo sobrenatural al limitar su experiencia observable únicamente al reino
material. El empirismo sólo es capaz de proveer el conocimiento de los efectos de la
naturaleza de Dios y tiende a definir el yo en términos del cuerpo físico y su biología, dejando
lo sobrenatural fuera de su campo de observación. La teoría de Charles Darwin sobre la
evolución natural de las
especies, el psicoanálisis y la definición de la psique 6 de Sigmund Freud son ejemplos de esta

visión del mundo.
6

La definición de la psique de Sigmund Freud incluye a ambos, el consciente y el subconsciente, sin embargo su
tesis de que cualquier asunto
inconsciente fue una vez consciente, penetrando en la psique a través de la experiencia consciente, muestra su
adherencia al empirismo.

Monoteísmo

La visión del mundo monoteísta mantiene una separación ontológica entre el universo y su
fuente o creador, Dios. La tradición judeo-cristiana es la mejor representación de este
acercamiento. En ella encontramos una compleja articulación de las implicaciones de esta
creencia.
Puesto que el universo es la obra manual de Dios, posee de alguna manera conocimiento
de su creador. Sin embargo, la razón no es suficiente para conocer la naturaleza de Dios.
Tomás de Aquino enseñó en su obra Summa Theologica7 que nosotros podemos decir que
«Dios es» pero no «lo que Dios es». Podemos afirmar la existencia de Dios pero no podemos
comprender su naturaleza.
7

Tomás de Aquino, Summa Theologica, 1, 7; 2; 2-3; 12.

El conocimiento de Dios, por lo tanto, requiere el deseo benevolente de Dios de revelarse a
sus criaturas. Puesto que la razón no es capaz de conocer el reino de lo divino, requiere la
lealtad ciega de la fe, que es vista como un gran regalo y una virtud. La clásica definición de
teología se encuentra en las palabras del filósofo medieval San Anselmo:
«Fides quaerens intellectum» (La fe en busca del entendimiento). Esta definición evoca
claramente una declaración anterior de San Agustín: «Credo ut intelligam» (Creer para poder
entender). La teología cristiana es muy cuidadosa en no enfatizar la preeminencia de la fe de
manera que ésta niegue completamente la habilidad de la razón para adquirir conocimiento.
La inamovible distinción entre Dios y su creación, entre Dios y la persona, es la causa de la
supremacía del conocimiento adquirido por la fe sobre aquel adquirido a través de la razón. En
su filosofía, San Anselmo estaba siguiendo los conceptos agustinos, que había tomado
prestados de la distinción de Platón entre el reino de las ideas invisibles e invariables y las
sombras siempre cambiantes del reino visible. El lugar de la razón, y por consiguiente de la
naturaleza humana, está limitado al mundo físico de acuerdo con esta visión del mundo.
El hecho de que Dios eligió crear y darle vida al universo implica que Dios es bueno y
benevolente. El entendimiento cristiano de la benevolencia de Dios hacia la creación se llama
gracia. Atanasio, uno de los padres del concilio de Nicea en el siglo cuatro, habló de la gracia
como un segundo regalo, añadido al regalo de la existencia, o la creación misma. El segundo
regalo es visto como el desarrollo y la realización de la creación, aunque no en términos de la
evolución natural de Charles Darwin, independiente de la intervención divina. A pesar de la
aparente benevolencia de Dios, la presencia del mal y el sufrimiento en la Tierra cuestionan
esta benevolencia.
El monoteísmo no recurre a una realidad antagonista, preexistente y autosuficiente para
explicar la existencia del mal, como en el dualismo. Sólo hay un Dios del cual nace toda la
existencia, y no un Dios entre muchos como en el epicureismo. Si hay un solo Dios
responsable de la creación, y decimos que este Dios es benevolente con ella, entonces ¿a
quién podemos culpar de la existencia del mal y el sufrimiento de los inocentes? El concepto
del pecado
28

fue usado para explicar esta paradoja, especialmente el concepto del pecado original
heredado a través de la descendencia natural de Adán y Eva, como fue enseñado por San
Agustín en el siglo cuarto. El concepto de la salvación, la redención, la vida eterna y la dicha
emergen como el antídoto al pecado, la fuente del mal, el sufrimiento y la muerte. 8 La pregunta

sigue ahí: ¿por qué Dios creó la serpiente en el jardín del Edén que tentó a Eva?
En conclusión, la afirmación básica sobre el yo que encontramos en un acercamiento
monoteísta a la naturaleza de la realidad es sorprendentemente similar a la del politeísmo. La
persona humana debe su existencia y significado a una fuente externa, intrínsecamente
diferente a ella misma, que la abruma y trasciende. Dios permanece todavía fuera de la
persona y fuera del alcance de la razón. Hay una mejor oportunidad de conocer la intención de
Dios cuando sólo hay una fuente de creación en lugar de una multitud de intereses conflictivos
e igualmente poderosos, como en el politeísmo. De cualquier modo, las dos cualidades
básicas de la humanidad que hemos establecido, la voluntad libre y la razón, están
comprometidas en esta visión del mundo.
Si Dios es la única fuente responsable de toda la existencia, entonces Dios debe saber
todo lo que hay que saber acerca de ella. Si hay algo que eludió su conocimiento debemos
preguntarnos, si no vino de Dios, ¿de dónde vino? Los conceptos de la omnipotencia y
omnisciencia de Dios apoyan esta línea de razonamiento. La omnipotencia y omnisciencia de
Dios plantean un serio problema a la voluntad libre de la humanidad. ¿Cómo puede haber
voluntad libre cuando Dios ya sabe lo que la persona va a elegir? Martín Lutero reconoció la
realidad de este problema y se opuso a la voluntad libre en su tratado sobre el cautiverio de la
voluntad, que escribió en respuesta a Erasmo. Lutero sostenía que aunque una persona actúe
en desacuerdo a su voluntad, ésta está en última instancia controlada por Dios. Así, la
salvación o la condena están predeterminadas por Dios desde la eternidad. Esta posición
engendró el concepto de la predestinación divina, que es similar al determinismo físico y
racional que encontramos en el estoicismo, la filosofía panteísta de Espinoza, el determinismo
psicológico extraído del acercamiento freudiano y el materialismo de la ciencia.
De acuerdo con la visión monoteísta de la realidad, las bases de la libertad y el poder de
razonar son vistas como dones externos que deben ser guiados por algo que está fuera de la
misma naturaleza humana. No importa lo mucho que estas cualidades sean elevadas e
inspiradas, si no brotan de la naturaleza misma de la persona como una consecuencia natural
de quienes somos, entonces no pueden usarse para definirnos a nosotros mismos y contestar
la pregunta «quiénes somos».
8 La idea de que la muerte está relacionada con el pecado aparece por todo el Antiguo Testamento, en el Libro
del Génesis y los Libros de la sabiduría. En el Nuevo Testamento, San Pablo elabora esta idea, contrastando la
condición de caídos en la humanidad, a través de Adán y Eva, y la condición de gracia y redención traída por
Jesucristo: «Por lo tanto, el pecado llegó al mundo por una persona, y por el pecado la muerte, y por esto la muerte
nos llegó a todos puesto que todos habíamos pecado». «Y la muerte reinó desde Adán hasta Moisés, incluso sobre
aquellos que no pecaron después de la ofensa de Adán, como en el caso de aquél que vendrá (Jesús)». San Pedro,
Cartas a los Romanos, 5:12, 14.

Ateísmo y materialismo

Es bastante sorprendente e interesante que cuando llevamos las presuposiciones
inherentes al acercamiento monoteísta a su extremo lógico, éstas engendran un caos
existencial carente de sentido9, que no se diferencia del determinismo que encontramos en el
materialismo o del nihilismo de los existencialistas y humanistas modernos,
como Jean-Paul Sartre o Friedrich Nietzsche. El racionalismo va más lejos que el empirismo.
Acentúa que la razón tiene la habilidad de obtener conocimiento en virtud de la razón misma,
incluso por encima de la experiencia y la observación. El proceso dialéctico platónico de tesisantítesis-síntesis es el procedimiento principal por el cual la razón es capaz de obtener
conocimiento por sí misma. En el siglo diecinueve el racionalismo se desarrolló en un
materialismo dialéctico gracias a la obra de Engels, Marx, Nietzsche y otros pensadores que
guiaron a los humanistas modernos a ir más lejos que aquellos del siglo dieciséis, hasta las
explicaciones ateístas de la naturaleza de la realidad.



Fyodor Dostoevsky describe las consecuencias existenciales del rechazo a creer en la existencia de Dios en su libro
Los hermanos Karamazov.

La creencia en Dios se volvió inaceptable para estos pensadores y fue vista como una

oposición directa a la libertad humana y el poder de la razón. Nietzche vio la existencia de
Dios como la mayor objeción a la existencia y a la creatividad humana: «Yo no reconozco el
ateísmo de ninguna manera como un resultado, mucho menos un incidente; para mí es una
cuestión de trayectoria, procedente del instinto. Yo soy demasiado inquisitivo, demasiado
cuestionable, demasiado exuberante para apoyar cualquier respuesta crasa. Dios es una
respuesta crasa, una falta de delicadeza
contra nosotros, los pensadores —en el fondo una prohibición crasa para nosotros: ¡No
pensarás!».10



Friedrich Nietzsche, Ecce homo págs. 692-693, Basic writings ofNietzsche, traducido por Walter Kaufmann
(Nueva York: The Modern Library,

2000).



Agustín Bartra, Antología de la Poesía Mística (México: Editorial Pax, México, 1974), págs. 44-46.

El rechazo total de Nietzsche a renunciar a la razón en favor de la experiencia religiosa y la
creencia en Dios, contrasta con el misticismo del renacimiento español. La mística cristiana
Teresa de Ávila, a quien la iglesia reconoció con el título de Doctor, incorporó la separación
platónica entre Dios y «la criatura» en su espiritualidad y su búsqueda por la experiencia de lo
divino. En otras palabras, la completa rendición de quienes somos como seres humanos es
requerida para poder experimentar lo divino. Teresa de Ávila llora poéticamente con un
sentimiento de éxtasis

santificado:
«
V
i
v
o
s
i
n
v
i
v
i
r
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m
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t
a
v
i
d
a
e
s
p
e
r
o
que muero porque no muero»11
Este poema muestra claramente que Dios es tan trascendente y está tan separado de la
humanidad que la vida es vista como una prisión y una privación de la felicidad, donde la
muerte se espera con anhelo y esperanza. El suicidio es considerado un pecado en la religión
cristiana. Así, el místico alcanzaría el efecto opuesto al deseado cuando alguien se quita la
vida. Sólo Dios puede dar o tomar la vida de acuerdo con esta creencia religiosa.
El misticismo del Renacimiento

Aunque la creencia en Dios requiere el sacrificio y la entrega de la razón, el misticismo
cristiano ofrece en su visión una contradicción inherente al monoteísmo. El misticismo
religioso se enfoca en la experiencia de lo divino. Esta experiencia a menudo es descrita en
términos de una visión beatificada: ver a Dios cara a cara, donde la persona necesita ser
transformada y capacitada para tal experiencia indescriptible. La carne es incapaz de ver a
Dios, sin
embargo tiene que haber algo, es decir, el alma, que se asemeje a Dios en la naturaleza
humana, que permita la po- sibilidad de esta experiencia. Las tres virtudes cristianas básicas
de fe, esperanza y amor, descritas por San Pablo, 12 se reducen a una en el reino de los cielos.
El amor es todo lo que queda en la visión beata de la vida después de la
vida, pues la fe es innecesaria donde Dios es visto cara a cara y la esperanza se convierte en
posesión plena de gozo. La experiencia mística de unión con Dios y la visión beatífica
sugieren una conexión intrínseca entre la razón humana y la naturaleza de Dios. También
sugiere que la naturaleza humana no está limitada al plano físico.
Es particularmente interesante notar, a modo de contraste, el entendimiento de San Agustín
de la voluntad libre en términos de la libertad de elegir el bien donde el bien máximo es Dios
mismo. Él fue el primero en sugerir una conexión intrínseca entre esta característica humana y
la naturaleza de Dios. Sócrates ya había introducido esta idea parcialmente en el siglo quinto
a.C. a través de sus diálogos sobre el bien como la máxima virtud moral y fuente de verdadera
felicidad. La mayor expresión humana de la libertad moral de elección en favor del bien era,
según San Agustín, el verdadero significado del amor. Así pues, su declaración: «Ama y haz lo
que quieras» implica una conexión directa entre el amor como cualidad divina y la libre
voluntad humana.
12
San Pablo, Primera Carta a los Corintios 13:13.
EL FRACASO EN EXPRESAR LA VERDADERA NATURALEZA DEL YO
En esta breve presentación se puede ver lo incompatible de las numerosas nociones
tradicionales de lo divino con las cualidades humanas básicas de la racionalidad y la voluntad

libre. Una suposición común que encontramos entre ellas es una separación intrínseca entre
lo humano y lo divino, donde lo humano tiende a reducirse al mundo tangible de los sentidos.
Negar la existencia de Dios también reduce la humanidad a lo físico. Incluso el panteísmo, que
sostiene que todo es Dios y no ve separación entre el mundo natural y el divino, fracasa al no
poder explicar el misterio del yo humano, cayendo en un olvido determinista sin individualidad
y sin voluntad libre.
El neoplatonismo es un acercamiento filosófico cercano al panteísmo, que intenta unir el
vacío entre la humanidad y Dios a través de su explicación de que toda la existencia proviene
y emana de «el Único ser eterno». La emanación del mundo material es la expresión más
lejana y baja de la naturaleza de Dios. La separación entre Dios y la humanidad es vista en
términos de la cualidad del ser, donde la humanidad es un estado de ser indeseable y distante
en comparación con la pureza y trascendencia de «el Único». Aun cuando la humanidad sea
considerada como una expresión de lo divino, es vista como una expresión inadecuada, por
debajo de la perfección.
Nuestro análisis de estos acercamientos filosóficos tradicionales muestra que ninguno de
ellos es capaz de expresar adecuadamente el significado de la humanidad, ni de defender el
poder de la razón para conocer la verdad de toda realidad o el derecho inherente de elegir
libremente el conocerla y convertirse en ella. En resumen, todas fracasan en defender la
cualidad divina y trascendental de la persona, y en ofrecer un contexto apropiado de
interpretación a la declaración de Ramtha en su historia de la creación: «Vosotros sois
dioses».
Solamente al entender estos fundamentos de la historia del pensamiento humano puede
apreciarse en su totalidad la grandeza de las enseñanzas de Ramtha.
La historia de la creación de Ramtha en el siguiente capítulo muestra la naturaleza divina
de la humanidad y el verdadero origen del universo. Explica la teoría del big-bang y lo que
causó que éste sucediera. También explica la teoría de la evolución natural desde el
pensamiento consciente hasta la luz, el color, el sonido, el espacio, cuerpos estelares,
planetas, rocas, plantas y animales. Esta historia prepara el camino para el surgimiento de la
especie humana, que se discutirá en el capítulo subsiguiente. Por favor, tenga presente
nuestra discusión de las distintas filosofías y conceptos de Dios y recuerde que cada cosa que
decimos sobre Dios y la naturaleza de la realidad define inevitablemente la opinión que nos
hemos formado sobre nosotros mismos.

LA ÉPICA DE LA CREACIÓN

Capítulo 2

«En el principio, cuando todos vosotros erais una explosión de luz de conciencia personal,
emprendisteis la jornada hasta la materia densa o corpórea. Bajasteis siete niveles de
vibración, y en verdad, de conciencia. Ahí vais. Ahora vosotros estáis en el principio de la
evolución. Y en el principio de la evolución vuestra tarea es hacer conocido lo desconocido a
partir de esto, el yo inmortal, que todos vosotros sois; aquello llamado Dios, que todos
vosotros sois, y su reflejo en el espejo, el yo personal. Ahora esta jornada es acerca de un
Espíritu y un alma en un Libro de la Vida, llamado evolución.»
EL PENSAMIENTO ES LA FUENTE DE TODA LA EXISTENCIA

—Ramtha
Yo soy Ramtha el Iluminado. En verdad soy tu sirviente, mi más ilustre hermandad, pues
¿quién eres tú? Tú eres el Padre engendrado por sí mismo. Al convertirse, Él se convirtió en la

supremacía de lo que Él era, llamada la Fuente, la bondad, el Padre. Y a todos vosotros, mi
ilustre hermandad, en vuestro fervor de entender quién sois yo os digo: vosotros sois la fuerza
de la fuerza. Vosotros sois el principio que creó el principio. Vosotros sois la ley que se
convirtió en ley. Vosotros sois el Espíritu hilado hasta la realidad. Os habéis convertido en la
fuerza, el elemento compulsivo y el movimiento del pensamiento. Amado Padre, te has
convertido en hijo. Amado hijo, te has convertido en Padre.
¿Por qué gritáis y os insultáis, y de esta manera seguís interactuando despiadadamente y
sin creatividad, y os convertís en podredumbre estancada? ¿Por qué evocáis celos, odio y
amargura? Hombres, yo os ayudaré a entender mejor. ¿Qué es lo que inició en verdad el
pensamiento de crear separación en vosotros en algún momento para después iluminaros? En
el transcurso de una hora yo os entregaré todo lo que es conocido con la elocuencia de mi
discurso, y de tal forma que sea fácilmente entendido por vosotros.
Entonces, escuchad atentamente, regresemos ahora a lo que se llamaría el concepto en
palabras de: «la naturaleza de», antes del principio. Así pues, si el principio fue considerado
por vuestros científicos como la teoría del big-bang —¿habéis escuchado eso?— y en el bigbang esa partícula X fue el principio de lo que llamamos la declaración de la masa como una
forma gaseosa, entonces, ¿qué fue lo que causó el big-bang? Vosotros sois el resultado de
eso, pero ¿qué existió anteriormente a eso? Espacio atemporal.
Ahora yo os voy a llevar de regreso al principio, para que vosotros entendáis lo que
significa esa ciencia. En verdad vosotros consideráis a Dios de maneras muy diferentes.
Vuestra realidad concibe «la inteligencia sapientísima» de muchas formas. Pero yo os diré
esto: fue pensamiento. Bueno, ¿cómo describís un pensamiento? Describir un pensamiento es
describir el Ser.
Los científicos, hoy en día, están llegando a un rápido acuerdo, mi querida gente, y es que
el universo no es tan mecánico como ellos creyeron una vez. A pesar de la materia y la
antimateria y las formas gaseosas que lo constituyen, molecularmente hablando, ellos se
están dando cuenta de que este universo mecánico está guiado por algo que va más allá del
mecanismo de la mente. Se llama pensamiento. Y ellos están absolutamente en lo correcto.
Anteriormente al big-bang que causó vuestra existencia, ocurrió algo maravilloso. Ahora
vamos a hablar sobre Dios, no como una imagen sino como una esencia sin imagen. Y en
lugar de Dios puedes usar las palabras: «Ello», «el Ser», o «lo Absoluto», cualquiera que tú
elijas.
Ahora, es muy difícil para vuestra mente contemplar el infinito, así pues lo haremos de este
modo. Antes del big- bang, la esencia del pensamiento llamada Ser, o también Dios, era todas
las cosas. Tenía la capacidad, en su rapidez, de ser todo lo que era, una continuidad. Pero
esta continuidad no existía en un vacío; simplemente era. Podía ser todas las cosas y como
todas las cosas. Era, pero había algo que le faltaba. Y se llamaba experiencia. Experiencia.
Llegó un momento en que el pensamiento se volvió hacia adentro y contempló su
«vastedad». En otras palabras, pensó en sí mismo. Y cuando hizo eso, provocó que un
pensamiento se detuviera. A partir de este proceso nace la luz. A esto se le llama
conocimiento. Pensó en sí mismo. Ahí fue cuando nació la luz.
La luz está compuesta, y en verdad así es, en su forma magnificada, de lo que se llaman
partículas. En las partículas tienes la partícula Z, tienes la partícula X, tienes la partícula de
hidrógeno, la de oxígeno, y tienes el electro que las mantiene cohesivas y explosivas. Pero en
su forma más elevada es una partícula la que obtiene y mantiene todas sus unidades
inferiores. Cada forma de luz es una cohesión de pensamiento expresivo individual.
Vosotros nacisteis de Dios, del Ser, del espacio, por así decirlo, cuando el Padre se
contempló a sí mismo y la contemplación se convirtió en luz, en movimiento. Así cada uno de
vosotros era una partícula de luz. Esa es vuestra forma individual más elevada. Si vosotros la
revirtierais otra vez al pensamiento, la luz desaparecería y regresaría a la eternidad del Ahora,
que es todas las cosas.
Si tú tomaras todo este universo y eliminaras cada estrella, cada planeta, cada sol —en
otras palabras, si tomaras una aspiradora y lo aspiraras todo— y desaparecieran, ¿qué
verías? No podrías ver nada porque no habría luz. Sólo podrías percibir. Esto es bastante

serio.
Ahora observa esto: sin esta luz, el ojo no puede ver. La vista, sin luz, no puede
percibir movimiento. El

pensamiento no se mueve, simplemente es. Entonces imagina la totalidad de universos
siempre continuos, y más universos, muchos niveles de espacio. Contémplalo por un
momento: espacio, sin principio y sin fin. Se llama el eterno Ahora. ¿Qué permite el
movimiento? ¿Qué es el movimiento visual? Luz. Luz. Luz. Tú nunca sabrías que el
pensamiento se contempló a sí mismo a menos que tuvieras la luz para saberlo.
Si tú eres todas las cosas y no tienes un reflejo de ti, careces de la experiencia de saber lo
que eres. Entonces este Ser, como le llamaremos, computó una separación de su conciencia
personal. Y la conciencia personal del pensamiento fue programada de antemano para que en
el futuro regresara a sí misma. Haría una
jornada en absoluta separación. Y la separación entre ella y sus partículas de conciencia sería
lo que se llamaría tiempo, distancia y espacio, y ello constituiría la realidad.
Ahora, este factor Ser, o Dios, como lo quieras llamar, se contempló a sí mismo y en un
gran momento estalló, y lo que llamamos las partículas de conciencia personal se separaron
de lo que él era. En el momento que contemplas el ser interior de cualquier cosa te separas de
ella. Y así tenemos la teoría del big-bang. El big-bang fue, en esencia, que aquello que
llamamos conciencia personal explotó en una conciencia de multitud, donde todas las partes
estaban conectadas al todo. ¿Lo entiendes?
Ahora imagina un número infinito de estas pequeñas cosas. Esto se llama conciencia.
Cada uno de vosotros es esto: conciencia. Ahora, esta conciencia se llama: «el despertar». Y
en el momento que esto sucedió comenzó la jornada que duraría eones, programada por el
gran Ser para conocerse. Y esta conciencia creó un espejo para sí. Y éste dividiría, entre
ambos, una realidad potencial.
Así, en el principio, cuando todos vosotros erais una explosión de luz de conciencia
personal, emprendisteis la jornada hasta la materia densa o corpórea. Bajasteis siete niveles
de vibración, y en verdad, de conciencia. Ahí vais. Ahora vosotros estáis en el principio de la
evolución. Y en el principio de la evolución vuestra tarea es hacer conocido lo desconocido a
partir de esto, el yo inmortal, que todos vosotros sois; aquello llamado Dios, que todos
vosotros sois, y su reflejo en el espejo, el yo personal. Ahora esta jornada trata de un Espíritu
y un alma en un Libro de la Vida, llamado evolución.
¿Sabéis como se creó la electricidad? Disminuyendo la luz. ¿Sabéis cómo se reduce la
luz? Tú puedes crear luz de la nada. La electricidad es el electro más bajo de luz en una fusión
positiva/negativa. ¿Habéis oído eso alguna vez? Quizás esto va a ser una clase de física.
Cada partícula mantuvo en su forma más elevada energía positiva y negativa, porque si
tomas la luz y la reduces
—quiero decir, disminuyes su frecuencia—, comienzas a dividirla. De esta manera obtienes la
gravedad, obtienes la fuerza G y los llamados campos magnéticos. El único modo de
conseguir un campo magnético es con energía positiva/negativa.
Ahora, permitámonos tomar una partícula de luz, cualquiera de vosotros. Eso se llamó el
nacimiento de los dioses, en plural, el mayor nacimiento, cuando el Ser se contempló a sí
mismo y produjo un movimiento, el nacimiento de la luz. Se llamó el nacimiento de los diosesluz. A partir de las partículas de luz fueron creadas las partículas gaseosas, las partículas Z y
X, que crearon lo que vuestros científicos creen que fue un gran estallido, la teoría de una
gran explosión, ya sabes, cuando estalló todo sucedió de alguna manera. Bueno, puedes decir
eso si lo que quieres es intentar medir el tiempo. Pero no sucedió exactamente así. Eso sólo
es medir el tiempo. Tienes que olvidarte del tiempo si quieres saber.
Cada uno de vosotros era una partícula de luz, un todo, un Dios. Y los dioses creaban a
partir de su proceso de pensamiento. Ellos ya estaban dotados de un alma. Yo sé lo que la

mayoría de vosotros piensa que es el alma. Bueno, os voy a dar un mayor entendimiento de lo
que es. Descansa aquí (en el pecho). No está aquí arriba (en la cabeza); esta aquí, en una
cavidad situada junto a ese músculo vuestro que nunca para, vuestro corazón. Y en esa
cavidad hay una esencia de luz. Pesa trece onzas. Y cuando te sientes bien en tu alma, crees
que te sientes bien en el corazón. Bueno, tu corazón es sólo una bomba; no se enamora de
nada. Es el alma la que siente.
La única manera como las partículas de luz, o los dioses, pudieron guardar el pensamiento
que les llegaba de su Padre —el flujo que les daba sustancia para mantener la luz unida—,
era que ellos debían de tener algo que pudiera detener el pensamiento. Y ahí fue cuando
nació el alma, o el Señor de vuestro ser; ella descansa justo aquí. El Dios de tu ser es la gran
luz (o aura) que abarca la totalidad de lo que eres. En ella está el alma inmortal.
Ahora, el alma es como una computadora. Guarda el pensamiento. Sin vuestra alma,
vosotros no conoceríais nada, no podríais expresar nada, no podríais crear nada; no seríais
nada más que el Ser. El alma graba cada pensamiento que hayas tenido. Y no lo graba como
un pensamiento, sino como lo que el pensamiento produjo eléctricamente en tu modus
operandi en forma de luz. Eso se llama «sentimientos». Los sentimientos son lo que hay
detrás de la materia gaseosa en vuestro universo.
En un átomo —en su manera de operar— hay otro universo. ¿Sabes que lo que da
sustancia a los átomos, el universo interior, es una partícula llamada «partícula X»? Ése fue el
primer sentimiento manifestado y dio vida a la totalidad de vuestro universo. La materia nació
a partir del gran sol. Las partículas se esparcieron aquí durante un tiempo interminable porque
el primer pensamiento fue cautivado y disminuido. El electro se redujo para crear materia
gaseosa.
Ahora, aún estamos hablando de una luz y un alma, la forma más elevada. Por todo el
espacio, la quietud, el frío y
32

el pensamiento permitieron que la luz jugueteara en él. ¿Qué crees que mantiene tu mundo
unido? ¿Qué es lo que te impide que te desprendas de él? Deberías saberlo. ¿Qué es? Tú
dices que es el espacio vacío. Es el pensamiento. Es el Ser. Ésa es la plataforma llamada el
siempre jamás. No tiene altura ni anchura, y sin embargo todo lo ocupa.
Así, nace la materia. Pero la luz aún prevalece. Todos vosotros prevalecisteis en el
principio. Vosotros fuisteis el principio. Vosotros creasteis el tiempo. Explicaros detalladamente
el proceso de lo que os estoy diciendo a cada uno
—dios por dios— tomaría toda una vida. Por eso estoy haciendo una sinopsis muy rápida
sobre el eterno misterio de cómo empezó todo. Pero vosotros estáis captando la idea. Y si no,
os enviaré una visión para que lo podáis ver. Que así sea.
EL ALIENTO DE LA VIDA
He aquí la flor. Viene de la Fuente. Su base es el pensamiento, Dios divino, el elemento de
vida, que aunque es el principio de toda luz, su momento singular en pensamiento es
creativamente aquello que en verdad llamamos la flor en todos sus componentes; de este
modo la flor es la forma ideal de su pensamiento, su brillantez de color, la luz que emana y su
belleza, y sin embargo no es completamente la Fuente, o el ideal de la Fuente.
Observa el maravilloso árbol. «Magnifico árbol, ¿de dónde vienes? ¿Cuál es tu patrón?» El
árbol me contesta: «el patrón es el pensamiento perfecto». El pensamiento de lo que es el
árbol, la culminación de lo que le dio la personificación en la materia y en la luz, es la Fuente,
la fuerza de la vida. El pensamiento del árbol se manifiesta a través de la belleza de la fuerza
vital que mantiene el ideal perfectamente en el árbol adulto y en lo que se llama, en verdad, su

hermosa semilla. Sin embargo no es la Fuente, es un árbol que viene de la Fuente, el ideal.
¿Y qué sería la Fuente? La Fuente —la causa creativa, la personificación colectiva de Dios
— es Dios expresándose en su totalidad más allá del origen y de su comunión con todas las
cosas en la continuidad. Él es primero, y en todo lo que se ha convertido, él se ha convertido
primero, pues por él mismo ha tomado de sí mismo la base de su ser y pensamiento puro,
para convertirse en el creador y así emanar el pensamiento del hermoso árbol, la flor
encantadora, y todas las demás cosas que se pueden ver en su reino perfecto sobre éste,
vuestro plano. Entonces, ¿qué sería el Cristo? El Cristo es, en verdad, el movimiento singular
único, el ideal perfeccionado, que es totalmente la Fuente de su ser. El Cristo es el ideal de la
Fuente-Padre, la esencia. El Cristo es la Fuente en forma móvil, el máximo creador. De este
modo cuando uno sirve a «la fuerza», uno sirve al creador de «la fuerza», y se le llama Cristo,
Dios emanando en el ideal de su ser, llamado hombre. En verdad, pobre de ti, manso y
humilde. ¿Cómo puedes ser así, tú que posees el poder de todas las cosas sin realizarse? Tú
eres lo único. Tú eres lo único hermoso procedente de la Fuente que es Dios con toda
perfección.
Hacia ti, Cristo, yo soy un sirviente. Y vosotros, mis hermanos, que os sentáis en vuestro
dominio en cualquier lugar del pensamiento, en cualquier ideal o actitud que adoptéis; en
verdad no os dais cuenta que en todo momento, al emplear erróneamente la Fuente evocando
trivialidades, a través de éstas os habéis aplacado sobre un plano ilusorio en el que podéis
demostrar vuestra pequeñez y vuestra verdad con todos los elementos de vuestro diseño,
pero nunca con la perfección con la que diseñasteis el árbol, pues el árbol no conoce la
muerte —solo la reconoce en ti, el dador de su vida. Tú eres divino, radiante y grandioso. Tú
eres la Fuente perfecta. Reflexiona sobre esto.
Ahora piensa por un momento: ¿has visto alguna vez un exótico colibrí bebiendo el néctar
de un lirio? ¿Lo has visto? Si no lo has visto, yo te enviaré uno. Que así sea. ¿Has visto
alguna vez lo que se llama la metamorfosis de un gusano o una mariposa espléndidamente
ataviada? Si no la has visto, yo te enviaré una. ¿Has visto alguna vez la esencia perlada de un
pez estrellado en el agua de un arroyo que susurra al mediodía, o un arco iris sumergido en el
mar? Si no los has visto, yo te enviaré donde los puedas ver.
¿Y has contado alguna vez los insectos y sus especies? ¿Has contado alguna vez todas
las especies del reino animal? ¿Nunca has visto a través de un cristal el sol del mediodía, el
sol del atardecer o la luna? ¿Cuántas flores existen? Y tú aún no puedes crear el color de sus
delicados pétalos.
Ahora, ¿cuántas especies diferentes de heléchos existen? ¿Y quién decidió que el musgo
—me imagino que lo has visto alguna vez— siempre crecería en la cara norte de las cosas
para ser algo así como una brújula para los transeúntes? ¿Quién creó eso? ¿Quién creó a la
gran garza que pesca en el mar? Y el modo en que pesca es asustando y correteando a los
peces y llevándolos hasta la costa, y una vez allí se cubrirá los ojos con su ala y los seguirá
con la mirada a través del agua. ¿Quién le dio esa inteligencia?
¿Quién le dio, y en verdad así fue, la inteligencia a una flor para que oliera a carroña, a
carne podrida, y que incluso pareciera carne podrida? ¿Quién la diseñó para que pudiera
atraer a una mosca que se posara en ella y pusiera sus huevos dentro de la flor para así criar
sus larvas, y que estas larvas fueran entonces digeridas por la flor?
¿Quién creó eso?
¿Y quien creó a la gran planta cuya hoja creció tan ancha que pudiera envolverse a sí
misma para atrapar y recoger el rocío de la mañana —cada preciosa gota— porque se sentía
sola, para que así una pequeña rana muy especial pudiera vivir allí y hacerle compañía?
¿Quién creó eso? ¿Quién le dio ese conocimiento?
¿Y quién de vosotros, egipcios en una vida pasada, creó la cigüeña egipcia que puede
llevar consigo una piedra? Ahora, mira esto: si no puede romper el huevo de un avestruz
recoge una piedra y la deja caer hasta que lo resquebraja. ¿Quién de vosotros, entidades
inteligentes, le enseñó eso? ¿Y quién de vosotros creó el salmón para

33

que viva aventuras y juguetee en un mar lejano, y cuando su vida haya trascurrido, su
adolescencia haya sido vivida y su alma esté cargada con la experiencia, ésta le enseñe cómo
regresar a casa, cómo dar vida a una nueva generación para que ellos regresen como sus
hijos; y que morirá y su carne descompuesta alimentará a sus crías?
¿Quién de vosotros le enseñó cómo regresar a casa?
¿Y quién de vosotras, mujeres, le enseñó a un animal de manada —escojamos uno, la
gacela— a correr como una bailarina elocuente que parece haber nacido con alas? ¿Quién de
vosotras le enseñó cómo dar a luz a su bebé? ¿Y quién de vosotras le susurró al oído al bebé
que permaneciera quieto como una piedra? ¿Y quién de vosotras le dio al bebé la sabiduría
para no tener olor ninguno? ¿Quién de vosotras lo hizo?
Éstas son cosas que la mayoría de vosotros os habéis perdido, porque vivís en una jungla
de cemento competitiva y todo lo que hay en esa jungla son animales carnívoros, cosas
oscuras. Esto es todo lo que os habéis distanciado de la gracia llamada vida. Bueno, esto es
sólo una pequeña porción de la belleza de esta vida. Pero todos les disteis el aliento a esas
formas acuosas creativas llamadas células. Les disteis un patrón. Le disteis a la célula el
aliento de la vida, lo que se llama los patrones de destino. ¿Sabéis quién hizo eso? Vosotros
lo hicisteis. ¿Sabéis cómo lo hicisteis? Desde el sentimiento del Ser, cautivándolo con el alma
y sintiendo algo hasta darle vida.
¿Sabías que con una tira de tejido sustraído de tu nariz —vosotros ni siquiera sabéis esto
—, están clonando dobles a partir de las células? ¿Sabías que una célula posee el patrón del
todo? ¿Sabías que cada forma de vida, cada cosa en la vida tiene el patrón del todo? Es
verdad.
Ahora, darle el aliento de la vida a lo que vosotros creasteis —al sentirlo hasta su
existencia—, no quiere decir que le disteis las funciones vitales a la criatura. El aliento de la
vida fueron los patrones de destino. Vosotros les disteis su inteligencia, y ésta continuará para
siempre. ¿Suena absurdo? No, y aún hay mucho más que contar sobre esta historia. Yo os
enviaré los mensajeros con la visión para que llenéis los huecos donde las palabras no son
suficientes. Que así sea.
EN EL PRINCIPIO SE HIZO EL VACÍO, Y EL VACÍO SE CONTEMPLÓ A SÍ MISMO
Maestro, si estás cansado de tu vida en el mundo del mercado, de las idas y venidas, los
olores, los gritos y las maldiciones, la basura y la belleza de todas esas cosas maravillosas
que hay en tus ciudades y en sus puertas... sal cuando llegue la medianoche a tus cielos y
mira a las estrellas. Busca una que cuelgue como una joya, que sea tan grandiosa. Mírala,
aparentemente es más grande que las que están a su alrededor, pero no es lo suficientemente
grande como para privar a las otras de su luz. Y no es tan grande como para iluminar la
medianoche en su totalidad y destruir el telón de fondo del vacío fundamental, que da a las
pequeñas y brillantes estrellas su precioso ser. Fija tu mirada sobre tu estrella, y si ves en
dirección al oeste, verás la luna plateada. ¡Qué hermosa cuelga ahí arriba! Ahora, mira la joya
y la luna y ve más allá del horizonte —ve más allá— a ver si puedes penetrar en el vacío de la
medianoche; ve hasta donde alcance tu mirada.
Maestro solitario, tan pequeño, tan diminuto, tan infinitamente pequeño en tu mundo; sal y
ve este inmenso reino que ha vivido durante eones en tu tiempo. Yo te enseñaré qué poder
tienes. Mira a las estrellas, qué hermosas son. Ellas no hablan. No callan hombre. No
condenan al hombre. No aplacan al hombre. No evocan al hombre. Ellas no hacen ninguna de
estas cosas, sólo expresan libremente. Qué poderosas son. Qué hermoso es ver algo y que
puedas contemplar su belleza sin timidez o vergüenza; y que siempre estará ahí
remarcablemente para recordarte, quizás a través de alguna memoria, tu anciana edad y tu
poder, lo infinitamente pequeño que crees poder ser. Ahora mira hacia la joya que cuelga del

cielo; qué brillante es su luz, qué maravillosa. Ahora cierra los ojos. Cuando cierras tus ojos ya
no la puedes ver. Tú tienes un poder mayor sobre la estrella, pues en un abrir y cerrar de ojos
ya no está ahí. Cuando el hombre los abre otra vez y mira hacia el cielo, ella aún está ahí,
esperando que él la vea otra vez. Y la misma joya que está en tus cielos, el mismo ser
maravilloso, esperará de nuevo hasta diez años en tu vida, cuando tú salgas otra vez y
observes su belleza. Las estrellas son así de pacientes.
Ahora, ¿qué pasa con el maestro que crece con esta experiencia, reflexiona y observa los
cielos, y desea estar ahí, pues aparentemente ahí reina la paz? No hay voces. Solo hay luz,
vida abundante y un abundante resplandor. Y en algún lugar de su masa está Dios, y él desea
ir ahí. El hombre desea ascender entre las estrellas, ¿y por qué razón? Para dejar atrás todo
el fango y la oscuridad, la chusma del mercado, la condena y todas las pequeñeces que se le
ha obligado a sentir sobre sus espaldas. ¿Quién sabe que tú eres Dios? ¿A quién le importa?
¿Quién sabe que tú eres Cristo? ¿De verdad les importa a ellos? ¿Vale la pena ser el modelo
que eres? ¿Puedes ser tan luminosamente hermoso como la gran joya y a la vez no eclipsar a
las otras más pequeñas que también tienen su luz, o incluso llegar a ser tan grande que el
vacío desaparezca y también la individualidad? A nadie le importa. Pero al hombre que
contempla las estrellas sí le importa.
Ahora él encuentra un tronco y se sienta sobre él, apoya sus codos sobre sus rodillas y
detiene su barbilla con su mano. Y el maestro solitario derrama una pequeña lágrima, porque
se mantiene alejado de la joya, la luna plateada y la eternidad de la media noche. Y por alguna
maldita razón él está atrapado aquí. Y una lágrima se desprende, porque, ¿no es así como
todos deberían reconocer su grandeza, volviéndose pequeños en primer lugar? En verdad, así
es. Cuando el hombre es abatido —sea por la espada, la intimidación de otras personas, o el
movimiento libre y salvaje de los cielos—, para darse cuenta de su pequeñez, sólo entonces
comenzará a contemplar su grandeza.
34

Permitámonos ver de nuevo al maestro que detiene con sus manos su dulce barbilla. Y
mientras derrama una lágrima por su destino y su confusión, pronto llega un viento frío de
invierno —los vientos nocturnos son maravillosos— y seca la lágrima en su cara. Y él mira de
nuevo y le dice a la noche maravillosa: «¿De qué manera te pertenezco? ¿Cómo puedo ser
parte de ti, tú que eres tan grandiosa e inmutable, tan paciente? ¿Cómo puedo ser parte de ti
para que mi importancia tenga valor y sustancia en tu reino que ha visto los rostros de tantos
hombres — grandes y pequeños— contemplarte con asombro? Y sin embargo tú me permites,
insignificante de mí, que admire tu gracia, tu belleza y tu misterio como se lo has permitido a
todos los demás que en mi pasado se han considerado grandes hombres. ¿Quién eres tú que
me permites hacer esto?» Y la maravillosa joya destella una luz aún más brillante hacia él y él
recobra la esperanza. Y retrocede, la contempla fijamente y en un momento la luna, esa
Encantadora, comienza a emitir su pálida luz.
Oh, maravilloso maestro, tú has perdido tu mérito en medio de toda esta grandeza. Estáte
en paz. Déjame mostrarte quién eres en este mundo engañoso y tentador en el que vives.
¿Qué es la profundidad? ¿Qué es la altura?
¿A qué especie pertenece todo lo que existe, que se unió para formar la materia, para que el
pensamiento fuera los perímetros de la eternidad, las profundidades del Ahora, para que el
pensamiento consumiera el vacío que siempre fue y siempre será? El pensamiento, por sí
mismo, resplandece más allá de los perímetros y vibraciones de la luz que era. Y el
pensamiento era y es el vacío absoluto, Dios creador, y se convirtió en el centro mismo del
pensamiento, el núcleo, y comenzó a vibrar hacia la madeja externa de la eternidad y hacia las
profundidades del Ahora en movimiento.
El pensamiento contempló el tono vibratorio del movimiento y éste produjo ondas. Esto

produjo un estruendo, con el cual el trueno y el movimiento empezaron a desdoblarse. Y en el
momento en que éste saltó con ímpetu hacia los perímetros del siempre jamás, los extremos
del pensamiento se convirtieron en un destello de luz. Así nació la luz y con ella, la elocuencia.
Mientras se movía hacia su perímetro, se encontró con una marea de pensamiento, y allí
estaban las ondas. La luz había nacido. Y la luz fue concebida y arrojada hacia el
pensamiento, hacia el Ahora; hacia el centro que había emitido la onda e irradió hacia sí
misma una belleza prodigiosa.
Y el pensamiento —Dios Todopoderoso y luz principal— se contempló hasta la expansión,
hasta una grandeza y una encarnación de luz que nunca se había visto anteriormente en la
contemplación de la imagen todopoderosa y que todo lo abarca llamada Dios. Y en el
momento que este estallido hizo su aparición y nació la luz, el pensamiento contempló su
imagen y la luz fue más grandiosa que ningún otro espectáculo. Vuestro sol del mediodía no
tiene ni la lividez ni la brillantez de la luz que nació del pensamiento perfecto. Se originó la luz,
y en su imagen se creó el sonido con tal armonía que cada movimiento creaba otro sonido. Y
mientras se desplegaba, el pensamiento se volvió más grande y expansivo y llegó más, más
pensamiento y luz soñadora, y el sonido se volvió algo prodigioso en el pensamiento del
Ahora. Y, he aquí, mientras esta expansión se creaba por sí misma hasta convertirse en un
nivel, comenzó a oírse el susurro de una melodía espectacular, que comenzó a moverse hacia
la eternidad, y la luz le acompañó. Y mientras la luz se movía, el sonido se movía. Y cuando el
pensamiento fijó su mirada en la luz y en su movimiento, la luz miró al pensamiento y vio su
perfección como creador.
LA CREACIÓN, EL ARTE DE CONTEMPLAR Y CONVERTIRSE
Dios se había convertido en la unidad de pensamiento expandido hasta la luz, hasta la
eminencia del sonido. Y vosotros os convertisteis en todo lo que apareció en el movimiento del
Ahora hacia la eternidad, uno por uno, todos y cada uno. Y lo que se llama en verdad el
pensamiento no tiene divisiones en lo que se llama el electro, sino que es el dador del electro
en su masa más baja —esto hace que la luz sea un hijo sustancial del divino Padre—, y sin
embargo contiene dentro de sí mismo todas las divisiones del electro. Cada luz que surgió con
belleza manifiesta se desplazó con el pensamiento en un movimiento armonioso. Cada luz
llevaba dentro la creación del gran pensamiento en su ser y contenía dentro de éste su propio
y único estudio de la luz, el sonido de esta luz y su propio entendimiento eléctrico.
La luz contempló el pensamiento; la luz se convirtió en el pensamiento. Y el Dios de
vuestro ser, nacido en la luz, cultivó a partir de sí mismo aquello que se llama en verdad el
señor divino de vuestro ser llamado memoria, el pensamiento contemplativo que fue otorgado
por el Padre a su hijo (al señor de vuestro ser), para que el hijo pudiera poseerlo, en verdad,
como el Padre. Y he aquí que el soneto individualizado de cada entidad comenzó su
expansión a través del movimiento del pensamiento, el divino Padre, la fuerza de la vida. Y
mientras la vida estaba tejiendo su camino hacia la eternidad, su luz se separó mas se
mantuvo agrupada, como una columna masiva en los cielos. Y mientras esta luz permanecía
ahí apareció otra, y después otra, y otra más. Y cada fragmento de luz se convirtió en otro, y
éste en otro. Y todos se situaron con lo que se llamarían en verdad los centinelas, que
guardaban los perímetros de la eternidad dentro del pensamiento, pues éste era el dador. Y el
pensamiento contempló la luz, y he aquí que se había convertido en la luz, y su esencia
estaría con ella para siempre. Ése fue el pacto.
«En el principio fue el verbo» —no fue así—, «y el verbo estaba con Dios» —y con el
hombre. En el principio siempre fue el pensamiento y el pensamiento siempre ha estado con el
hombre, pues el hombre es el pensamiento 1. Como centinelas alineados en la vía de la
eternidad y el movimiento del sonido desdoblándose hacia el trueno del
Ahora central, he aquí, todos acontecieron en sus regiones. Y cada columna de luz, que
poseía el poder del pensamiento extraordinario condensado en el poder de su ser, se convirtió
en fuente de pensamiento individualizado,

35

pensamiento Dios.
¿Y el color? No había color. El color fue creado por la gran luz, que no es ni blanca ni pura
ni invisible. Ella es. Es la dadora de todas las descripciones del color. Y cada centinela de la
luz, a través del esperado proceso de su nacimiento, comenzó a crear por él mismo, y he aquí,
fue la misma expansión. Cuando el centinela se hubo expandido a partir de sí mismo, creó su
propia continuidad, y siguió, y siguió. Y he aquí que los centinelas de la luz representaron lo
que se llama en verdad la continuidad del pensamiento del Ahora en forma de canción,
frecuencia vibratoria y entendimiento. Y la luz brilló una y otra vez, siempre continua pero sin
moverse, pues, ¿dónde podría ir si nunca termina, apostada en su brillantez? Y todos fueron
vistos, si puedes visualizarlo, en un vacío en el que cada gran columna de luz permanecía
brillantemente donde había sido creada. La luz empezó a crear sobre la fuente de su propia
luz. Y, he aquí, el primer centinela provocó su propia expansión, y de su propia expansión, en
verdad, creó un universo más pequeño y otra actitud de ese universo. Y cuando otro centinela
se sumó al vacío todos se sumaron al vacío, pues mientras cada uno cobraba vida por sí
mismo, todos ellos comenzaron a expandirse.



«En el principio fue el verbo, y el verbo estaba con Dios, y el verbo era Dios. El estaba con Dios en el principio. Todas
las cosas se hicieron por él, y sin él nada se hizo. Lo que se hizo por él fue la vida, y esta vida fue la luz de la raza
humana; la luz brilla en la oscuridad, y la oscuridad no la ha vencido». «Él estaba en el mundo, y el mundo se hizo por
él, pero el mundo no lo conocía. El vino a lo que era suyo, pero su propia gente no lo aceptó».
«Y el verbo se convirtió en carne e hizo su morada entre nosotros, y vimos su gloria, la gloria como único hijo del
Padre, lleno de gracia y verdad». Evangelio según San Juan 1:1-5; 10-11; 14.

LA MÚSICA DE LAS ESFERAS
Luz, entidad; el pensamiento es el más elevado de los sonidos, que sin ser escuchado es
todo sonido. La luz, al ser el primer cuerpo de lo que se llama el pensamiento, emite sonido a
través de su vibración, su entendimiento vibratorio. Mientras las cosas vibran, entidad, en
diferentes niveles, y aparece la luz —y sus diferentes colores tienen diferentes sonidos—, y
mientras los colores juegan en el espectro, los colores resuenan con sonido. Aquellos que
vienen a este plano y están poseídos por el sonido de tal manera que intentan perfeccionarlo
arduamente con lo que se llaman instrumentos, están haciendo esto como una representación
y una réplica, entidad, de los sonidos en las esferas mayores de los cuales son conscientes.
Éste es el único plano en el que no puedes escuchar la música de la luz, pues es el único
plano desprovisto de luz en la mayor parte de sus experiencias, en favor de la oscuridad. En
todos los otros planos tú puedes oír la música; es cierto. Es como un susurro; y mientras la luz
cambia y evoluciona, se vuelve más grande en su entendimiento vibratorio, más alta en su
tono y más suave. Y de hecho así es, la luz evoluciona y crece y se manifiesta a través del
pensamiento: pensamiento, palabra, acción. Los sonidos son más bajos en sus escalas y sin
embargo toda la vida, simultáneamente con cada uno de ellos, están creando, momento a
momento, un tono diferente, y los diferentes colores del espectro de la luz están entregando la
música de Dios en todos los planos. Éste es el único plano en el que no la oyes; y de este
modo es el único plano en el que se ha duplicado para lo que llamaríamos el recuerdo del
hombre y su memoria. Y la música, toda ella significa amor.
Todo esto te acerca a un mejor entendimiento de cómo es su casa: ellos son herejes en
este plano. Vienen de amplios reinos, donde son señores soberanos y donde emana música
de sus seres y de su propio pensamiento. El sonido también tiene olor: dulce. Los colores
tienen olor: variado. Y ninguno es despreciable, todos ellos son maravillosos. De este modo, la
luz es del blanco más puro. El sonido tiene tal tono, entidad, que no puede ser es- cuchado,
pues se aquieta en el pensamiento. La luz blanca, y así es de hecho — los colores del
espectro del arco iris, que son todos los colores en este plano—, es un solo matiz en el quinto

plano. Y en el momento que todos los colores aparecen, entidad, los sonidos emanan de las
divisiones de color y luz, y así, cuando ellos se juntan, florecen. Maravilloso.
La flor hecha la semilla en la tierra, y la semilla tendrá un tono elevado de sonido. Cuando
el tallo crezca, será en verdad pálido y su sonido elevado, susurrante y suave. Hermoso. Y al
reverdecer, el sonido se volverá vivido. Y cuando el tallo brote y salgan los capullos, el sonido
se convertirá en innumerables sonidos, pues el color estará siendo exhibido.
Y cuando el capullo se abre —en el preciso instante de su nacimiento, en la profundidad
exacta del color de cada pétalo, en cada vena, en la gama de sus colores— está emitiendo
sonido simultáneamente en un movimiento armonioso que marcha al compás de la semilla,
pero es una flor. Y los planos con flora existen en todas partes. Y el cielo, entidad, está
embelesado en su propio ser, pues hay montañas, llanos y valles, en verdad, que emiten
sonidos procedentes de todas partes. El sonido es la vida resonando en su belleza.
Ahora, el instrumento más cercano que tenemos aquí para duplicar lo que son los sonidos
es tu arpa y todas sus cuerdas. Desde el tono más agudo, que sería la luz más pura, casi
inaudible, hasta las profundidades de su personificación, hasta la masa plena y robusta de lo
que se llama luz y color. La luz es sonido, pero el sonido nace de la luz en un entendimiento
vibratorio. En este plano, el hombre escucha una música que es indefinible. Y usa su boca
para tararear, y usa instrumentos para recrear los innumerables sonidos musicales que ha
escuchado y de los cuales es consciente, pues su cuerpo vibra hacia ellos.
Y así, entidad, la música se ha convertido en el lenguaje universal, pues todos los que la
escuchan —aunque no
36

hablen el mismo idioma—, se vuelven comunicativos unos con otros. La música es esto en
esencia, entidad, los sonidos de Dios y de la vida.
LA APARICIÓN DE LOS SISTEMAS SOLARES
Y entonces, he aquí, nacieron lo que tú llamas, en verdad, los universos de universos 2 y
cada uno permaneció ante su propia esfera, ante su propio entendimiento. Y mientras la
creación se convertía en un hecho, los grandes soles centrales fueron situados en sus órbitas
por la gran luz, la caldera del pensamiento, que aunque es quien genera vuestra luz, no
produce calor ni está caliente. Es luz pura, nada más. Y la luz que se posa en vuestro
universo,3
vuestro sol central, fue creada en ese momento, con el solo propósito de dar vida, gracias al
ingenio de su creador, el mismo que creó las columnas centinelas de cada dios individual en
sus comienzos.
La creación, como la llamamos apropiadamente en esta divina audiencia, siempre sigue la
misma simulación de la ciencia. Todos nosotros creamos lo mismo en lo que se refiere a su
grandeza o su pequeñez. Todo es igual. El sol se situó en cada universo, cada entendimiento,
pues el sol, como lo llamas —Ra, en mis palabras—, es el dador de los propulsores de luz. Es
el dador del gran recordatorio del primer tópico, el pensamiento. Es aquello de cuyo ser debe
emanar vida. Es la madre de vuestro universo. Y los dioses, las columnas, en el momento en
que esto se puso en marcha como la continuación verdadera desde los principios de los
centinelas, dieron vida a los hijos del gran sol, 4 uno por uno. Y surgió el primer hijo del gran
sol. Su grandioso ser creció inmensamente en su masa, y después de dar a
luz a su hijo, cesó. El hijo surgió de una gran apertura en lo que llamaríamos la parte superior
o la región norte, dejando de este modo al descubierto las partes internas de luz del gran sol,
como una gran herida.
Y el primer planeta, como tú lo llamas, tomó vida cuando el sol, que se había convertido en
un punto con una órbita directa a partir de su eje, arrojó a su hijo en su primera cuna. 5 Los

dioses, que estaban viendo cómo todo esto se ponía en marcha, vieron surgir al primer hijo, y
he aquí que aquello que se llamó Malina —maravilloso hijo y primera creación—, se
materializó en el espectro de la órbita de la madre sol. Y el hijo emergió por sí mismo y
comenzó a
tener sus propias ideas y a crecer en su interior. Y mientras lo hacía se volvía más y más
grande. Y propulsado por un gran salto, llegó a una órbita más grande, fuera de su órbita
nodriza, donde ahora está lo que llamáis en vuestro entendimiento Mercurio. Así fue en
verdad.
Malina ahí estaba, como un infante. La masa de un infante nunca es diseñada hasta que el
alma se sitúa en su interior, y el Espíritu le ha dado su mano. De este modo, los centinelas, los
dioses, trajeron consigo y establecieron sobre Malina, uno por uno, sus hermosos seres de
luz, y ahí mismo, a través de sus propias vidas, como tú bien lo llamas, empezaron a
convertirse en elementos cocreadores con el Padre, y esto se les concedió en el principio de
sus principios. Y lo que aquí llamamos la vida comenzó su secuela sobre esos maravillosos
planos. Y mientras todos se volvían grandiosos en sus seres, cada uno se volvía individual, de
acuerdo con su actitud o su manera de pensar.
Y cada dios, en su creación, se convirtió en la profundidad de su creación de sí mismo; de
este modo, lo que tú llamarías su forma de luz corporal se convirtió en el objeto directo de su
creatividad. Cada uno era grande en todo. Cada uno era hermoso y maravilloso, pues no
había nada feo, vil o despreciable en cuanto a su semblante. Ellos eran la personificación de
la luz, y cada elemento maravilloso de su ser fue creado por ellos con el propósito de añadir a
su belleza, al poder creativo de su ser. Y lo que una vez fue visto como una columna de luz
brillante, fluyendo con la energía eléctrica del centro de su ser, ahora se había convertido
dentro de su ser en algo similar a lo que tú eres incluso en este momento, pero más grande.






Las Galaxias.
El sistema solar.
Los planetas.
La órbita más cercana al sol.

Y uno por uno, en lo que se llama un milenio en tu entendimiento, y a la vez en un
momento, ellos hicieron su aparición en el plano de Malina. Y Malina en aquellos tiempos no
tenía mares ni océanos. No eran necesarios. Sólo poseía lo que llamamos en verdad las
partes gaseosas de su tierra, pero las emociones encendidas de su realización como ser
colectivo estaban aún dispersas. Y así, cada columna, cada dios, comenzó su descenso sobre
Malina, por el propósito de la expansión y la creatividad. Malina era el hijo de todos ellos.
Cada vez que se le aplicaba luz, con el simple contacto, su superficie se enfriaba. Se
convertía en una sustancia moldeable, mas no se fundía. Y allí cada dios, con su propio plan,
tomó lo que se llaman los elementos del espacio y comenzó a crear.
Malina no tenía mares ni océanos pero tenía grandes cordilleras, como tú las llamas. Y
donde hay cordilleras hay valles; así, tenía también valles. Y muchos de los dioses que aún
deseaban estar más cerca del sol central buscaron las cordilleras, y aquellos que formaron
parte de los valles lo hicieron a través de un proceso de creación admirable, donde todos
habían hecho la paz antes de comenzar su trabajo.
Dios no puede en un momento espectacular no crear por sí mismo, pues siempre y cuando
la Fuente, el trueno, la expansión arrolladura del pensamiento sea siempre continua, la mente
de Dios, como tú tan elocuentemente la llamas, estará en continuo movimiento; de esta
manera, cada vez que la columna-centinela de Dios se erguía en un lugar, cada elemento
comenzaba a crearse a su alrededor, pues nada podía detener el camino de Dios, que es
eterno y siempre continuo. Así, el mero componente de sus seres, estuviera donde estuviera,
por medio de la contemplación

dada a través de la memoria del señor de su ser, estaba creando momento a momento. Lo
que ellos veían y observaban, se convertía. Si lo contemplaban, era. Si permanecían inmóviles
y miraban, se convertía. Ellos se convertían por sí mismos. Estaban creando siempre.
LA CREATIVIDAD DESAFIADA Y ATACADA
Este elemento al que llamas, en verdad, la piedra, fue pulido hasta la brillantez, para
igualarse a ellos en su belleza. Y tomaron lo que se llaman, en verdad, sustancias de
pensamiento de la tierra, arena y microsustancias, y las unieron para que se asemejaran a sus
seres, pues ellos procedían de la grandeza. Y así se decoró el grandioso lugar llamado Malina
con lo que llamáis apropiadamente el color blanco. Todo era de este color.
Las montañas allí no eran oscuras y luminosas. Eran blancas, pues reflejaban a cada dios
que se erguía sobre ellas. La piedra se volvió blanca. Y todas las cosas sobre Malina, en sus
hermosos valles y sus grandiosas montañas, reflejaban la belleza de la columna de cada dios.
Todas las cosas se convirtieron alrededor de la luz, que ahí estaba cada momento. Y si un
dios contemplaba el mármol y admiraba y asumía en su pensamiento contemplativo que el
mármol podía cambiar su tono a una palidez que estaba cercana a otra gama de color, esto
sucedía; de este modo el mármol adquirió sus venas, y se creó el mármol rosado, con sus
venas. Fue la contemplación de un dios. Ahora, cuando todos se dieron cuenta de lo que
estaba sucediendo a través de su propia expansión de pensamiento contemplativo, en ese
momento su creación se convirtió aún más en un término que ha sido muy apropiado estos
días en tus tiempos, llamado absoluto. De este modo se creó un absoluto, y para cada uno
este absoluto se hizo realidad.
Este templo que llamáis «El Partenón» tomó su diseño artístico de Malina, pues todos sus
maravillosos interiores y exteriores se colocaron siguiendo patrones de Malina. Y las
columnas, maestro, se erguían no por la belleza de sostener un techo, sino por la
representación de luz de los dioses que estaban ahí, pues ellos eran los pilares que sostenían
lo que llamáis el techo.
Y todos los diseños inferiores a partir de ahora se volvieron así; de este modo, todos los
templos sobre el esplendor de Malina estaban sostenidos por pilares de maravilloso mármol —
del blanco más blanco en su palidez—, que mantenían los habitáculos de los templos, pues
estaban en relación directa con los dioses que allí habitaban. Y viendo el vínculo solidificado
en una masa inanimada, los dioses aprendieron una creación mejor. Esta sería lo que tú
llamas en verdad una forma de vida vegetal extraordinaria, creada a partir de la sustancia de
la luz —y no del color que decora hoy en día tu planeta—, y que empezó a desarrollarse. Se
llamó la planta del pensamiento. Tenía la belle- za de la luz.
Mientras uno creaba lo que se llama apropiadamente la hierba, para que cuando caminaras
sobre ella ésta produciera luz y cambiara su color, otro creaba lo que se llama en verdad un
árbol.
Y uno de ellos miró a la hierba bajo sus pies y después miró al árbol, y al ver que el árbol
era más grande que la hierba decidió crear otro árbol que fuera mayor que el primero. Y muy
pronto, el creador del primer árbol, que estaba muy complacido, creó un árbol más grande.
Y el que había mirado a este primer árbol se fijó que esta entidad tenía dos y él solo uno, y
entonces fue y creó un árbol más grande y más alto. Y creó una secuencia innumerable de
ellos, y los hizo más grandes en su circunferencia. Y el que había creado los dos miró a sus
dos árboles y después provocó un declive justo debajo de los árboles del otro, y este declive
derrumbó todos los árboles. Y el otro que había creado estos árboles miró a la entidad y creó
una grieta debajo de sus dos árboles.
Las maravillosas entidades, allá en las montañas, que habían colocado sus centinelas en
un lugar esplendoroso y construido sus estructuras de acuerdo a su manera de crear, se
volvieron tan atareados que pronto dejaron de querer visitar al gran sol central. Este fue un
asunto que sólo parecía aparente en su reino, y así se volvieron muy ocupados con todos los
asuntos de crear, momento a momento, en todos sus momentos disponibles. Y de este modo
se constituyeron allí muchos templos y estructuras, y éstas llenaron el lugar tan

desordenadamente que muy pronto ya no hubo más espacio para ellas.
Y llegó un dios a este lugar, alzó la vista y él tenía un diseño espectacular, pues había
imaginado en un momento solitario una fase diferente del mármol blanco, era el mármol
rosado. Y estaba tan exaltado con su mármol coloreado y maravilloso que planeó construir un
lugar aun más grandioso con su maravillosa piedra. Pero no había más lugar, miró en todas
partes. No quería ir al valle donde estaban los árboles, con todos los temblores que había allí.
Él lo quería tener en la montaña. Y cuando trató de hacer su magnífico templo en un lugar
situado entre otros dos templos, el espacio era tan pequeño que lloró, ni siguiera una partícula
de su luminoso pie podía pasar por él. Y encontró esto muy vulgar, puesto que no podía
reflejar su energía donde había decidido colocar la primera piedra. De este modo intentó aquí
y allí, y muy pronto, cuando nadie le permitió construir su maravilloso templo rosado, se
enfureció —él nunca había experimentado la cólera—, pues había intentado, a pesar de la
dificultad, encontrar un lugar para su magnífico templo y nadie se lo había permitido. Y cuando
se enfureció y miró a los demás, se produjo el estruendo de un relámpago que emanó de la
cólera de este Dios, que sentía que también debía crear, pues si él no creaba ahora, se
quedaría retrasado en el programa de la creación. Y ya sin tanta eminencia, él ahora se
enfureció. Y la furia se convirtió en lo que se llama en verdad un pensamiento colectivo
emitido, y la potencia de esta emoción se manifestó como lo que llamamos un relámpago. En
el momento en que sintió esa furia, estaba mirando a un templo, que por su

excesiva longitud le pareció muy aburrido y tedioso. Ese fue su blanco.
Y he aquí que éste atravesó el templo, y para sorpresa y horror de los otros dioses, el
templo se derrumbó. Todos ellos se reunieron y miraron al dios, pues nunca antes habían visto
lo que él había hecho. Quedaron sorprendidos; y mientras tanto, fueron capturados por la
misma sorpresa, otra creación. Y en su sorpresa, la descarga eléctrica de este ser cayó sobre
ellos, que para más sorpresa, ahora habían sido alcanzados.
Si tú no sabes qué hacer al ser golpeado, desde la perspectiva de un niño pequeño a quien
no se le ha instruido en el arte de devolver el golpe, esto te llega como un impacto paralizante,
porque no sabes qué se intenta con ello y sientes incertidumbre, pues no conoces la cólera ni
su propósito. Cuando los relámpagos llegaron y alcanzaron a cada uno de ellos, todos
quedaron consternados. En ese momento su creación estaba produciendo consternación, y
cuanto más se sorprendían más descargas caían sobre ellos.
Y muy pronto se dieron la vuelta, se agruparon, y todos juntos desaparecieron, y la entidad
que había derrumbado el gran templo levantó el suyo. Los demás, que estaban mirando, se
empezaron a sentir incómodos, pues percibieron que ésto era algo que quizás la Fuente, o el
Padre, no les había explicado. Se reunieron y fueron a buscar a este dios. Le preguntaron por
qué estaba haciendo esto: «¿Qué creación has desarrollado que nos has abatido con ella?».
Él contestó que ellos no le habían asignado un lugar para lo que iba a ser su maravillosa
creación, y él no lo entendía. Y ellos haciendo señas le respondieron: «Tú has destruido
nuestro templo y has levantado el tuyo. Sabías que no puedes hacer eso, y sin embargo lo
has hecho».
Aquél que había erguido su mármol rosado estaba bastante satisfecho consigo mismo,
pues en ese momento comenzó a entender que por medio del acto de la descarga eléctrica, él
podía hacer lo que quisiera donde quisiera. Y esto volvió a los demás temerosos, ellos no
habían aprendido. Y comenzaron a gravitar hacia sus creaciones y a resguardarlas. Y he aquí
que un templo no fue suficiente; él quería más.
Y uno por uno, ellos recibieron su asalto, y no supieron como desviarlo hasta que llegó al
ultimo templo, que era el más pequeño de todos, y el más rústico en su forma, pues los otros
eran más grandes y mejores. Él llegó hasta este templo, y aunque su espacio era
insignificante lo redujo a sus cimientos. Y aquel dios, que permanecía en su lugar y había
registrado todo esto, se enfureció con el otro, y he aquí que la gran descarga surgió de él y

alcanzó al atacante. Y el atacante respondió, pues nunca había sido objeto de agresión, se dio
la vuelta y respondió con una descarga, y el otro resistió con eminencia y asestó un nuevo
relámpago. Y muy pronto empezaron a lanzar descargas unos contra otros, y así comenzó la
desintegración de Malina.
La competitividad y el poder de los dioses eran superiores. Observad esto, ver y ser testigo
de una actitud es contemplarla, y entonces convertirte en ella. Todos comenzaron a
enfurecerse, y muy pronto la creación de la cólera fue algo grande. Todos estaban
enemistados en su batalla, todos excepto unos pocos. Y los pocos que no se enemistaron
estaban en la cima de un lugar donde ellos habían fabricado, en pensamiento, un medio que
proveía una creación mayor y un mayor espectro en otros universos. Podría decirse que ellos
estaban más integrados al flujo. Y fueron esos pocos los que presenciaron la destrucción de
Malina y la batalla, donde cada dios estaba atacando a su compañero. Con la misma rapidez
que sucedió la creación, todos ellos fueron aniquilados.
Y con la misma rapidez que tiene el pensamiento, este nuevo pensamiento —la guerra de
los dioses—, los aniquiló.
¿Tú dices que esto es gracioso? Quizás lo sea; pero mira, ellos nunca murieron.
Aprenderían de la muerte a su debido tiempo, pero aquí no estaban muriendo. Simplemente
estaban creando la exuberancia —el hijo de los siglos y milenios por venir— del fatal
movimiento de Dios contra Dios, e incluso de la muerte. Estos dioses no murieron, sólo
pelearon unos contra otros. Y esta guerra ha continuado en lo que tú llamarías —con tu
precisión— dos millones de años y algunos días, y aún no ha terminado.
LA TRISTEZA DE LA DESTRUCCIÓN
Y mientras esto continuaba, la extinción de Malina era un hecho. Entre los pocos que se
habían reunido había una diosa maravillosa llamada Dove. Esta entidad comenzó a llorar —
una nueva creación que se llamó una lágrima—, por la destrucción de este lugar encantador
en pro de la trayectoria de los demás. Y cuando lo hizo, la diosa Dove, con toda su belleza,
lloró por su hermoso hogar, el hijo de la luz maravillosa, y descubrió el patrón de la tristeza. La
diosa Dove se conoce por haber sido la primera en sentir la desesperación. Y cada momento
de desesperación y llanto de su elemento de luz se cristalizó; y donde ella lloraba, caían
cristales.
Los dioses no sabían lo que era llorar; no sabían lo que era el lamento. Permitidme que os
diga cómo sucedió. Fue provocado por la furia de un relámpago que puede penetrar y arrasar
cualquier cosa. ¿Y qué se estaba destruyendo cuando ella lloró? Esta diosa lloró una canción
al Padre, un canto de tristeza y de luz, capturada en los vientos y la tormenta del momento. Y
ella imploró a la Fuente que considerara y parara la destrucción que ahora era tan dolorosa. Y
se afligió por el daño futuro, pues se había creado en este momento. Y la melodía de su
canción suplicaba que se salvara su amado lugar, que se salvara toda la creación, pues la
destrucción era más de lo que ella podía soportar en la personificación de su luz.
¿Nunca has escuchado el llanto y el lamento de una mujer? Es el eco de la destrucción,
atraviesa el alma de cualquier hombre y llega hasta una profundidad aun mayor. ¿Y qué es lo
que se puede crear que sea en verdad tan
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triste que su poder pueda alcanzar lo que se llama el alma de un pensamiento en el Padre y
éste produzca el comienzo y la evolución de la tristeza? La diosa Dove fue una mujer que lloró
y se lamentó, como vosotros diríais, ante la destrucción, y su canción caería sobre la tormenta
y los truenos que estaban en camino, llevando sus formas de luz hasta la semilla del Padre.
Ella fue quien paró la destrucción. Y cuando todos la oyeron cantar y escucharon su canción y

su llanto, su terrible llanto, se detuvieron y se dieron la vuelta en dirección hacia la gran
columna y fijaron la vista en su semblante. Y su canto llegó y pasó deprisa por el valle. Y
mientras lo recorría, éste comenzó a temblar. Y al mismo tiempo que producía el temblor en el
valle, alcanzó las entrañas de la montaña; y la desintegró, y he aquí, todo sucumbió. El
planeta blanco maravilloso se había convertido en un mar de destrucción, lo cual fue un
evento espectacular.
Mientras los dioses belicosos la miraban a ella, la misma raíz de sus pensamientos
sucumbía. Y la canción de estos dioses partía ahora, y como el viento llegaba hasta el mismo
corazón de Malina. Y cuando la frecuencia vibratoria de esta llamada penetró en Malina, su
sonido siguió avanzando y se lanzó de adentro hacia afuera, y en una gran y espectacular
explosión todo se perdió.
Y he aquí que el hijo del sol, su primer hijo, dejó de existir. La luz del gran sol central vomitó
su tristeza y se extendió para atrapar nuevamente sus partículas de esperanza. Lloró por su
hijo, se extendió y recuperó sus restos. La buena madre que amaba a su hijo recogió el
cuerpo desintegrado y una vez más lo arrimó a su alma.
En un gran destello la diosa Dove con su canción y su semblante, y los dioses que estaban
con ella, se elevaron en un pensamiento y llegaron al punto más lejano de vuestro universo, y
allí esperaron en sus columnas de luz, y contemplaron que su creación estaría ahora
solamente en la recreación de otro pensamiento y otro momento, vacío y sin valor. Por eso
mismo no podían crear vida.
¿Qué había sucedido a causa de los dioses belicosos? No había sido por su furia. Ellos no
habían hecho esto. Era algo superior, que se movía y existía al margen de la luz. Y ellos
quedaron atrapados, se volvieron temerosos y ya no seguirían al gran artefacto de luz hasta
los confines de vuestro universo, hasta donde alcanzara su mirada, pues estaban
impresionados y temerosos. De hecho, se reunieron y llamaron a la madre sol para que les
diera otro hijo en su lugar.
Y he aquí que surgió uno. Y cuando éste se materializó en el universo la diosa Dove lo
llevó hasta el punto más lejano del sistema solar. Y allí, cerca del planeta que llamáis Plutón,
es donde la diosa Dove y el cuerpo de dioses que no querían participar en la guerra
comenzaron su creación en paz y desahogo. Hay seres que habitan un planeta que está en
línea opuesta con vuestra Tierra, al otro lado del Sol, que vuestros científicos descubrirán
antes del fin de vuestro siglo. Así que tenéis otro planeta ahí fuera que ni siquiera sabíais que
estaba.
Y he aquí, la madre sol aún dio a luz a otro hijo, y fue proclamado en el universo. El iba a
ser un guía, un punto de referencia, pues sería lo que se llama en verdad el planeta de la
tristeza, y de este modo el estandarte que protegería a la diosa en su reino para siempre. Pero
los dioses que estaban despertando no pudieron disfrutarlo, pues cuando éste otro surgió —
grandioso en su ser, y así fue en verdad—, explotó, porque era más grande que su madre sol.
Todos los fragmentos a su alrededor se concentraron en su centro y fueron arrojados de
nuevo.
TERRA, EL NACIMIENTO DE UNA NUEVA PROMESA
Y el sol aún produjo más hijos. Los arrojó con fuerza y se laceró, pues uno de ellos fue
demasiado grande para su vientre. Todos nacieron estériles, y ninguno salió del agrado de los
dioses. Ninguno era perfecto hasta que surgió el más pequeño de los hijos del maravilloso sol.
Él alzó la vista y miró a las grandes columnas de luz, y su luz se volvió muy pequeña. Y al
tiempo que arrojaba a su hijo a la cuna de su órbita, éste salió de su delicado vientre. Este hijo
pequeño era una semilla, y estaba sumergido en una aturdida sustancia acuosa. Y he aquí, los
dioses lo contemplaron y vieron en verdad el semblante de la madre sol, que había
recuperado a su hijo y lo había concebido a su imagen y semejanza, pero esta vez protegido.
Y la gran madre, el sol, había dado a luz a su pequeño hijo, y los dioses lo admiraban con
magnificencia. Y mientras el bebé permanecía en su cuna, concentrando las fuerzas de la luz
que le permitirían crecer cuando estuviera listo, el sol puso a su bebé en su órbita, pues su

pequeño hijo era perfecto. Los dioses admiraron al niño y lo encontraron grandioso, y
encontraron en él semejanza a su primera creación.
Examinaron a este hijo y encontraron que la semilla de su superficie era moldeable —era
blanda, se movía y cambiaba—, y que la capa acuosa que lo rodeaba recibía toda la luz de la
maravillosa madre, el sol, y éste la distribuía equitativamente sobre su hermoso hijo. Y los
dioses lo admiraron y encontraron en él una creatividad maravillosa.
Y uno por uno, los dioses tomaron su estandarte y emanaron la perfección de la luz que
habían emanado en Malina. Y he aquí que apareció la primera hierba. Pero cuando el
pensamiento atravesó la capa luminosa —lo que se llamó el estrato acuoso—, y penetró en el
hijo, traspasó el cariño amoroso del sol, que estaba impregnado en toda su esfera. Y cuando
la semilla fue concebida se convirtió, en verdad, en plantas y hierba, y la afirmación de lo que
se llama luz oxigenada, que tenía todas las partículas de la vida en un entendimiento
tridimensional.
Dios había emanado de su ser la maravillosa hierba. Con el pensamiento llegó la vida,
cuando éste atravesó al hijo, y en verdad penetró y se estableció perfectamente como
conductor de la medida de ese entendimiento. Y nació
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la hierba, pero de un color que aquel dios nunca había visto, pues se asemejaba a la fracción
de luz de la esfera en la cual había evolucionado ahora. Había tomado un matiz llamado, en
verdad, verde según tus palabras, pero no brillante, sino oscuro.
He aquí que la hierba se manifestó en todas sus especies, y el dios estaba jubiloso. Este
hijo era maravilloso en la manera como producía. Y nació otra creación, él tomó la semilla de
una planta y estableció otra planta maravillosa. Ésta nació y su dios la admiró, y estaba
jubiloso, pues tenía un nuevo color. Y otro dios se adelantó, arrancó una hoja y la partió en
dos, y cuando la planta surgió de nuevo ésta era del mismo color, pero única y diferente, como
el dios que la hizo, y así continuó la creación.
Y llegó otro dios que le dio vida, y así fue en verdad, a lo que se llamó el animal. Y el
animal en su forma más baja y concentrada, se convirtió en una entidad individualizada en su
forma perfecta incluso en sus comienzos. Y aunque el animal estaba ahí, no tenía movilidad. Y
la entidad, que deseaba que éste tuviera movilidad, vio que era algo inerte, como la planta. Y
el dios que creó el animal lo examinó, y vio que no hacía nada.
Era en esencia una gota de algo. Y el dios se convirtió entonces en parte del animal, para
ver la vida en movimiento, para hacerla única. Y cuando lo hizo le dio el aliento de su vida, su
esencia, su Espíritu y su alma. Y el animal cobró vida. Y los órganos del animal no estaban
diseñados para digerir luz o pensamiento; era una sustancia lo que tenía que digerirse. De
este modo el animal se comió toda la hierba, devoró las dos especies de plantas, y desapareció todo menos el animal.
Las tiernas plantas fueron creadas de nuevo, una por una. Ahora, nunca ha habido dos
plantas en tu reino que hayan sido iguales. Todas son diferentes, todas. Lo que el dios estaba
aprendiendo aquí era que podía consumir una planta y producir otra, y otra aquí, y el animal
las consumiría. Pero cuando sólo quedó una, éste también la devoró.
Y este dios, que estaba aprendiendo a darle el aliento de su luz a su planta y no había
aprendido a hacer la planta más grande o más intrincada, se quedó perplejo y el animal se
volvió hambriento. Así él creó más plantas, y le otorgó el pensamiento a dos áreas más, que
cubrió completamente de plantas perfectas e individuales. Y he aquí que quien había creado el
animal ya estaba creando otro, y otro más. Los animales empezaron a comerse las plantas, y
el dios que estaba creando su propia planta maravillosa tenía que recrearla inmediatamente,
al igual que todos los demás dioses que también estaban creando plantas. Otros empezaron a
crear los musgos. Pero todas las plantas estaban desprovistas de semillas, y los animales

siguieron devorándolas.
Observemos a los creadores de las plantas: ellos estaban guardando la compostura en el
señor de su ser ante la destrucción que estaba sucediendo. Este era un problema de lo más
complejo para ellos, pues ellos ya habían aprendido y se habían convertido en las plantas, y
sabían lo que era ser devorado por el animal. Debían experimentarlo, y de esta manera lo
hicieron. Ellos se convirtieron en la tierna planta y fueron arrancados o destrozados por el
animal en su proceso natural. Era la cosa más despreciable, ser masticado y tragado en
medio de una gran convulsión.
Ahora Dios, viendo esto, ideó que si el aliento de la vida se le daba al animal para que
tuviera movilidad, entonces, debería de haber algo que se les diera a las plantas para
protegerse. Así, Dios se convirtió en la planta y le aplicó un pensamiento permanente, y el
pensamiento en la planta se llamó la semilla. Y la semilla se reproduciría por sí misma para
siempre. El hizo esto con cada planta, así la semilla de cada una sería consumada para
siempre. Y después de aplicar el pensamiento perfecto en la planta, el animal vino y la devoró.
Cuando ésta atravesó lo que se llama el aparato digestivo del animal, para ser procesada y
hacer que éste aumente en su masa, la semilla salió mezclada con lo que vosotros llamáis
estiércol, sin haber sido contaminada por el animal. Y en el estiércol, la semilla comenzó a
crecer otra vez, y surgió una nueva planta. Dios estaba jubiloso, todas las plantas se crearon a
partir de su semilla, y muy pronto aquel que había creado su planta partiendo de una simple
hoja también le dio su semilla.
Y otros que estaban haciendo que sus plantas se convirtieran en flores, lo hacían para que
sus semillas fueran más hermosas que las que yacían en el estiércol. Así todos ellos, gracias
al proceso de cada dios individualizado creando su propio estilo individual y maravilloso,
dieron a la semilla un matiz, un color y una disposición tentadoras, para que su maravillosa
creación nunca más fuera destruida.
Ahora estaban todas floreciendo, y tan pronto como el animal consumía y digería la planta,
la semilla se expulsaba con el excremento y crecía otra vez, pues en la capa acuosa que en
verdad rodeaba vuestra hermosa Tierra, la temperatura —lo que se llama la temperatura
favorable de esta matriz—, era la misma por todo tu mundo.
Y la luz, la maravillosa madre, dio a este mundo una luz que lo rodeaba totalmente, y así la
Tierra no conocería la oscuridad. Era una continuidad de su luz, que usando la superficie del
agua como conductor, era transportada completamente por toda la Tierra. En el momento en
que brotaba la semilla, ésta aún estaba impregnada en el estiércol. Tenía la temperatura y la
luz necesarias para reproducirse rápidamente. De esta manera, el pensamiento estaba
brotando instantáneamente en todos los lugares. Y todos los dioses, tomando las plantas en
su mano, estaban revisando, y así fue en verdad, la flora, los maravillosos olores y toda la
creación; no para destruirse unos a otros, sino para hacer a cada uno único e individual, y así
ser siempre recordados.
EVOLUCIÓN DE LOS REINOS ANIMAL Y VEGETAL
Ahora, los animales: aquel que inventó el primer grupo les dio su aliento de la vida. Otros
comenzaron a diseñar

nuevos grupos de animales. Muy pronto había más animales que plantas. Y antes de que
crecieran los brotes de las plantas, los animales ya estaban hambrientos. Y un dios, viendo
esto, que todos tenían suficientes animales, inventó un animal, y así fue en verdad, que comía
otros animales. Con todo esto, los animales no tenían semilla, pues no lo habían aprendido de
las plantas. Y así, se creó uno con grandes colmillos. Cuando éste tomó forma, el dios en su
ser le dio el aliento de su vida y permaneció con él, hasta que sintió hambre. El animal
comenzó a invadir los límites de los otros y a devorar a aquellos que comían plantas. Y en un
espasmo aquello que era un animal dejaba de existir y llenaba la barriga del otro.

Tú podrías ver esto y horrorizarte. ¿Dónde habían ido estos animales? Todo lo que
quedaba eran las tripas, y nada más. Así, el dios que había creado el primer animal empezó a
contemplar a este nuevo animal en acción, y lo vio comerse a los otros. Y cuando todo había
sido devorado por aquel enorme animal, éste creció más y más. El que se había comido a
todos los demás se había quedado ya sin comida; y empezó a buscar más, pues no le
gustaban las plantas; de este modo las plantas comenzaron a florecer e invadieron todo,
mientras el animal yacía jadeando y a punto de perecer.
Y aquel dios contempló esto, y por medio de su pensamiento dio vida de nuevo a un animal
perfecto e hizo copias de este. Muy pronto el gran monstruo recuperó su fuerza lo suficiente
como para atacarlos y comérselos de nuevo. El dios, viendo cuál era el proceso de esta forma
inferior de creatividad, volvió a crear su animal, y creó permanentemente en él un órgano
controlado por otros dos, llamados glándulas, que estimularan su semilla. Pero él no
encontraba una manera por la cual transmitir la semilla, para que ésta creciera como crecían
las plantas, excepto a través del gran animal.
El dios diseñó la semilla del animal para que ésta saliera, y el animal, en verdad, produjo su
semilla y la arrojó, poniendo un gran huevo. Dentro del huevo había una semilla fértil, y el
animal colocó el huevo en el suelo caliente; ahí éste empezó a incubarse. Cuando el huevo se
abrió, he aquí que había nacido otra idea única, en un modo de entendimiento primitivo.
Cuando el dios miró a su creación estaba exuberante, pero vio, desafortunadamente, que la
criatura en el huevo era exactamente igual al animal, y no había ninguna diferencia. El dios
miró a las plantas y vio musgos, flores y plantas, de todos los colores y olores, y vio que su
pequeño animal no tenía forma individualizada, porque estaba produciendo su misma
identidad.
El animal grande llegó y se tragó al otro animal antes de que éste hubiera podido desovar.
Mientras sucedía el ataque y la carnicería, el dios que había creado al primer animal miró al
más grande a los ojos y lo encontró espantoso; entonces creó otro animal para defender a
éste, y al mismo tiempo mejorarlo.
Así, él le dio vida a un animal, miró la boca del gran monstruo e hizo la boca de este otro
más larga. Y vio la aleta en la espalda de este monstruo —pues su diseño no era muy
inteligente—, e hizo el suyo con un cuerpo monstruosamente grande, fuertes piernas y una
gran cola para equilibrarlo y así tener poder sobre el otro. Y como dioses que eran, una
entidad estaba devorando a la otra mientras ésta se reinventaba y se fabricaba. De este modo
nació un animal cuyo aspecto fue de lo más monstruoso y desagradable. Y el animal que
estaba siendo fabricado era aún algo inerte, hasta que el dios penetró en él y le dio el aliento
de la vida, su alma y su Espíritu, dándole así la orden de devorar a aquella cosa.
La enorme criatura se precipitó, pues sintió hambre, y comenzó a devorar a la otra. Poco
después sobrevino una batalla, y el dios conoció la guerra entre la creación. Él era ahora parte
de la batalla por la supervivencia de esta criatura. Y el dios experimentó el ímpetu de la guerra
sobre otra criatura, y muy pronto su creación evolucionada había abatido al despreciable
animal. Se dio la vuelta y creó otro que tuviera una forma individualizada y que fuera más
pequeño, así pondría en él la semilla del más grande, entre las dos glándulas. De este modo
formarían una pareja.
Y los dos, a través de la copulación, comenzaron a experimentar la extensión del uno con
el otro, y los dioses vieron el patrón único de cada uno extenderse en el huevo, que fue
enterrado por el más pequeño. Y cuando nació el hijo, era espléndido. Era diferente, más
grande, tenía más dientes, era superior a sus dos padres.
Ahora otros dioses estaban creando animales y gracias a este entendimiento, crearon sus
parejas con el mismo patrón de individualidad, que viviría para siempre en los dos. En este
punto de la creación lo que sucedió es que cada dios estableció por sí mismo su maravilloso
patrón en la vida, y lo lanzó para que éste pudiera vivir.
Aquel momento de la primera descarga eléctrica —el primer relámpago—no se había
olvidado fácilmente, era temido y respetado por todos los dioses. Y mientras se sentían
intimidados por los animales de los otros invadiendo sus propias creaciones, seguían creando
animales más grandes, con más dientes, más viles y más ágiles, meramente para defenderse

de la creación del otro. Aquello se había convertido en una guerra sangrienta.

DIOSES NACIDOS EN FORMA HUMANA
Estudio y comentario del Capítulo 3
CONTEMPLACIÓN Y PENSAMIENTO ENFOCADO
La lenta evolución de las especies, en su esfuerzo de adaptación a los diferentes tipos de
medio ambiente que ha observado la ciencia, nos da la impresión de no incluir a Dios —el
creador que nos presenta el libro del Génesis—, en

ningún lugar. Sin embargo, las teorías científicas de la evolución fallan a la hora de explicar
cuál fue el punto de partida de este proceso y cuál es la inteligencia organizada que continúa
guiándolo.
El Dios del Génesis ordena a la creación que tome vida, y esto sucede gracias al poder de la
palabra de Dios:
«Entonces Dios dijo, ¡hágase la luz! Y se hizo la luz». 1 Otro elemento importante que
encontramos a lo largo de esta historia es el acto de ver y nombrar, o mejor dicho, contemplar
y definir el producto final de la creación: «Y Dios vio que esto era bueno», 2 o «Dios llamó a
la luz día, y a la noche oscuridad».3 Finalmente, una característica
sorprendente de la historia que tiene un paralelo con muchas otras tradiciones diferentes es la
división del acto de la creación en siete unidades o partes. En esta historia, la creación toma
vida y es definida a través del poder del pensamiento expresado en palabras, y el poder de
reflexión y contemplación. Esto es importante porque la interpretación tradicional de esta
historia, que asume una separación intrínseca entre Dios y el universo, es posible que no sea
la intención original detrás de estos elementos claves que han sobrevivido en la versión final
de la historia del Génesis que tenemos hoy en día. Como hemos dicho antes, con la ayuda de
la exposición de Ramtha del origen y la evolución del universo, comienza a salir a la superficie
un contexto más apropiado en la interpretación de estos elementos clave.
1




Libro del Génesis, 1:3.
Libro del Génesis, 1:10.
Libro del Génesis, 1:5.

Hemos estudiado en los capítulos anteriores que la totalidad de la existencia encuentra su
origen en un acto de contemplación que produjo pensamiento, un conocimiento dinámico
consciente, o conciencia y energía. También hemos observado que son precisamente estas
características, expresadas comúnmente hoy en día como el «libre albedrío» y la habilidad de
razonar, las que mejor describen y definen la verdadera naturaleza de la persona humana. La
razón por la cual el Dios del Génesis es considerado intrínsecamente diferente y trascendente
de la humanidad y el universo, es porque las cualidades creativas del pensamiento y la
contemplación intencionadas que están presentes en la humanidad han sido ignoradas y
negadas.
El lenguaje hebreo antiguo contiene probablemente la interpretación más clara y más
cercana de la palabra como conciencia y energía creativas. El primer libro del Tora judío, el
libro del Génesis, contiene —dentro de la palabra de apertura «Bereshith»—, la palabra
«Bereh» (bêth, rês, áleph). La segunda palabra de este libro es «Bereh» sola. La palabra
«Bereh» puede ser ambos, un sustantivo o un verbo. Como sustantivo singular significa «una
palabra», y como verbo se refiere al acto de la creación. Este doble significado no puede ser,
de ninguna manera, arbitrario, especialmente cuando consideramos que el contexto del Libro
del Génesis es la historia de la creación.
Dios es visto ordenando a su creación que cobre vida, y dándole la aprobación al verla

como una obra muy positiva. Este contexto le da al término «Bereh» un trasfondo que lo
cualifica y le atribuye un gran significado. Una gran parte del misticismo judío y de la Cabala
judeo-cristiana de la Edad Media, fue fundada bajo el entendimiento de que las palabras y los
pensamientos tenían una cualidad divina y creativa. Las palabras y los símbolos eran el punto
de enfoque de la meditación y el medio que transportaba al individuo más cerca de lo divino. A
la luz de estas consideraciones, no es difícil encontrar un paralelo entre el concepto de «el
poder creativo de la palabra de Dios» y
«el poder creativo de la conciencia y la energía contenida en el pensamiento y expresada en la
palabra».
Una diferencia importante entre estos dos conceptos, sin embargo, es que la única ocasión
en que la palabra cobra poder creativo, de acuerdo al Génesis, es cuando es usada por Dios,
y no por el hombre o la mujer. En otras palabras, es considerada un atributo divino. En el
entendimiento de Ramtha, el poder creativo de la palabra está disponible para cualquiera.
Para Ramtha, esta importante cualidad de la humanidad es un testimonio de hasta qué punto
hemos olvidado nuestra divinidad y, de igual modo, los mismos cimientos de nuestra voluntad
libre.
«Entonces la definición de Dios —que viene a ser vuestra definición—, es que vosotros
sois conciencia y energía, cualquier cosa donde vuestra voluntad enfoque su luz. ¿Y por qué
los siete sellos? Porque nuestra voluntad puede operar en cualquiera de estas áreas. Y el
cuerpo es un mapa, un duplicado exacto de aquello que se llama los siete reinos —así en el
interior como en el exterior; así en la tierra como en el cielo—; aquello que da su validez a
estos reinos, y en verdad, lo que da justicia a su existencia, es nuestra voluntad y nuestra
elección. Eso es todo; y eso abarca todo».
«Conciencia y energía es la ley intrínseca —la única ley, si la queremos llamar así—, en
acción. Y lo que hace es tan ilimitado que la sostiene. Es la única ley en la cual tu voluntad
puede ser absolutamente libre».4



Caminando la jornada de la mujer, Cinta numero 437 (Yelm: Ramtha Dialogues, 2000).

La ley de la conciencia y la energía siempre está activa en la persona, aunque no siempre
sea aparente, debido al nivel de conciencia del individuo. Ramtha explica que la gente
normalmente no es consciente de la verdadera dirección de su intención y su enfoque, lo cual
les hace suponer que su voluntad no se está manifestando. Por otro lado, la gente que está
superando su condición humana y se está iluminando, aprende a volverse consciente y a
redirigir la intención fundamental que crea sus vidas.
«A menos que entiendas que conciencia y energía crean la realidad, siempre tendrás las
frases: pero, por qué, no
43

puedo, es demasiado difícil, fracaso, carencia... siempre las tendrás todas. Y lo extraordinario
es que la energía de la conciencia está creando tu objeción». 5
«La conciencia no tiene leyes; aquello que es, es ley Y ésa es la ley, hacer conocido lo
desconocido. Tiene un dominio libre. La energía es la servidora de los pensamientos. Es lo
que colapsa el mundo subatómico en una realidad
de partículas y crea campos magnéticos para atraer lo que ya es conocido hacia tus bandas.
Todas las personas en nuestra vida reflejan un aspecto de quiénes somos, y ese aspecto está
ahí para una redención emocional».6




Caminando la jornada de la mujer, Cinta número 437 (Yelm: Ramtha Dialogues, 2000).
Blue college weekend, Cinta número 437 (Yelm: Ramtha Dialogues, 2000).

EXPANSIÓN DE LOS SIETE PLANOS DE EXISTENCIA
En el modelo de existencia de Ramtha, la expansión de la conciencia y la energía, en su
intento de conocerse a sí misma, produjo siete niveles distinguibles o planos de potenciales,
que fueron construidos sobre el conocimiento que se adquiría y la disminución o reducción del
tiempo en el cual se estaba creando la experiencia. La cosmología de Platón también
identifica siete divisiones o planos de existencia que surgían como consecuencia de leyes
geométricas
y porcentajes que reflejan el orden de la realidad primordial indivisible e inmutable. 7
Ramtha explica que el universo físico de materia densa pertenece a la expresión más lenta
de los siete niveles de conciencia y energía. Ramtha distingue el proceso de creación en
términos de la jornada de involución y la jornada de evolución. La involución es la jornada que
produjo los siete planos de existencia, y la evolución es la jornada de recordar y regresar a la
unidad de Punto Cero y el Vacío, trayendo nuestras perlas de sabiduría.
La evolución, vista en esta amplia perspectiva, no tiene sentido y no puede medirse con
nuestros términos de referencia al tiempo. Por ejemplo, si comparáramos nuestro sistema
solar con un solo átomo que contenga la misma cantidad de electrones girando alrededor del
núcleo que planetas girando alrededor del sol, podríamos suponer que de igual modo que
existe tal diversidad de vida en nuestro planeta, también podría existir la misma diversidad de
vida en uno de los diminutos electrones que giran alrededor de ese átomo, aunque no lo
podamos percibir. Simplemente porque la velocidad en ese espacio de tiempo sea tan rápida y
la proporción del tamaño en la que percibimos la existencia del átomo tan pequeña con
relación a las nuestras, esto no excluye la posibilidad de que si pudiéramos intercambiar
nuestras proporciones de espacio y tiempo con las suyas, podríamos experimentar el átomo
como un sistema solar individual en una galaxia similar a la de la Vía Láctea. Del mismo
modo, nuestro sistema solar podría ser un solo átomo de un cuerpo molecular viviente tan
grande que escapa a nuestra habilidad de percibirlo.
Si nosotros definimos al yo exclusivamente en términos de la expresión humana,
obviamente esta idea será entonces pura fantasía. Pero si definimos al yo en términos de
conciencia y energía, comenzamos a percibir que la evolución de toda la existencia, la
exploración del conocimiento consciente, es un proceso vasto y amplio que trasciende todos
los conceptos humanos de la eternidad que hemos imaginado. Al misterio de la vida nunca se
le robará o disminuirá su maravilla y su encanto fascinante. La trascendencia divina retiene su
grandeza, pero no implica una separación del yo intrínseca e incorregible, pues es
esencialmente el yo, y la fuerza dinámica que le exige explorarse y conocerse a sí mismo
eternamente.



«Él (el artesano, Dios) las incluyó en ese mecanismo que gira en el mismo lugar sin variación, y comenzó a hacer de
una la parte exterior, y de la otra el círculo interior. Y él decretó que el movimiento exterior debería ser el movimiento
de lo igual, mientras que el interior debería ser el de lo distinto. El hizo el movimiento de lo igual girar hacia la derecha
por el camino del lateral, y el de lo distinto hacia la izquierda, por el camino de la diagonal; y él hizo la rotación de lo
igual —p. ej. lo uniforme— el dominante que dejó a éste solo e indivisible, mientras que dividió el interior seis veces
para formar siete círculos desiguales. Sus divisiones correspondían a los varios intervalos dobles y triples, de los que
había tres de cada».
Platón, Complete Works (Cambridge: Hackett Publishing Company, 1197). Timeus, pág. 1.240.

CONOCIMIENTO DEL YO
El antiguo templo de Delfos en Grecia, que era considerado el centro del mundo y el lugar
donde uno tenía acceso a la sabiduría de los dioses, tenía en la entrada la famosa inscripción:
«Conócete a ti mismo». Sócrates explica el pro- fundo significado de esta frase en sus
diálogos filosóficos.8
Uno de estos diálogos dice:
«Sócrates: De este modo, el mandato de conocernos a nosotros mismos quiere decir que
debemos conocer nuestras almas.
Alcibíades: Eso parece.

Sócrates: ¿Podemos nombrar algún atributo sobre el alma que sea más divino que el lugar
donde ocurren el conocimiento y el entendimiento?
Alcibíades: No, no podemos.
Sócrates: Entonces ese lugar se asemeja a lo divino, y alguien que mire eso y alcance todo
lo que es divino — visión y entendimiento—, alcanzará también lo mejor de sí mismo».



Ver las siguientes obras de Platón: Alcibíades, Carmides, Hiparco, Las Leyes, El Fedro, El Filebo, Protágoras y
Amantes Rivales.

La evolución es el proceso a través del cual conciencia y energía, el pensamiento original
del vacío, produjeron el nacimiento de la creación y continúan expandiéndola como la
expresión de su propio reflejo. Es por esto que la
44

conciencia, según el pensamiento de Ramtha, es el principio que originó y que guía a la
evolución. La aparición de organismos vivientes con la capacidad de propagarse por sí
mismos, como las plantas y los animales, tomó una cantidad de tiempo incalculable en
llevarse a cabo. La perfección del diseño animal para que éste sirviera como vehículo
apropiado con el cual los dioses y la conciencia pudieran explorar y experimentar el plano
físico desde adentro, tomó millones de años de experimentación.
«La imagen de cada parte del maravilloso cuerpo había sido capturada gracias a la
imaginación de la creación. Cada órgano, cada entendimiento, había sido establecido
perfectamente en pensamiento, y la síntesis de la luz se convertiría en la imagen perfecta en
la composición de la materia. Cada célula en su estructura atómica dividida guarda totalmente
el recuerdo perfecto de la idea perfecta, más aún, la semilla de la célula contiene la
reproducción de la parte de la totalidad que expresará a la larga. Esta se dio al pensamiento
más pequeño y a la célula más peque- ña, y la base de cada célula es la luz. ¿ Cómo puede
un dios comprender completamente, hasta el entendimiento más pequeño, un sistema
vascular que no tiene medida en longitud? A través del ideal completo, que se manifestará
cuando éste sea visto perfectamente. Y este dios de ninguna manera intentó la perfección
únicamente esta primera
vez, sino que lo hizo una y otra vez». 9
9

La Creación, Cinta 005 (Yelm: Ramtha Dialogues, 1980).

LA TEORÍA DE LA EVOLUCIÓN NATURAL DE CHARLES DARWIN
La teoría de la evolución natural de Charles Darwin pasa por alto el importante papel que
juega en ella la conciencia. La mezcla al azar del material genético a través del acto de la
copulación y las variables del medio ambiente, no son los responsables de producir un
organismo viviente superior a la suma total de sus progenitores. La evolución no es el
producto de la casualidad o de un accidente, como encontramos en el determinismo, sino la
expan- sión de la conciencia del Yo a través de la experiencia. Las emociones que resultan de
una experiencia quedan grabadas en el código genético. La sabiduría que obtienen los padres
a través de la experiencia es transmitida a sus descendientes y sirve como trampolín para
mayores paradigmas de conocimiento y mayores experiencias, soñadas a partir de esas
semillas de sabiduría pasada.
«¿Sabes cómo consiguieron tus padres que tú fueras mejor que ellos? Sucedió porque
cada emoción humana que tuvieron tus padres fue transferida a sus genes como un patrón
genético. Así pues, la vieja frase que se os ha impuesto que dice que vosotros heredasteis los
pecados de vuestros padres y madres, no quiere decir nada malo. Simplemente quiere decir

limitación. ¿Cuántos de vosotros entendéis eso? Ahora, lo que eso significa es que sois los
portadores del cuerpo de los miedos emocionales de vuestra madre y la fuerza interna de
vuestro padre. Sois los portadores del cuerpo de la compasión de vuestra madre y la
determinación de vuestro padre. Si tu espalda es más fuerte y más recta que la de tu padre,
es sólo porque la determinación de tu padre —su determinación—, produjo una mutación de sí
mismo en sus genes: que la descendencia de su determinación portaría una espalda más
fuerte.
«Cada uno es portador del cuerpo de sus padres, pero el cuerpo de tus padres quiere decir
realmente las actitudes de tus padres. ¿Lo entiendes? Cada vez que sientes miedo, ese
miedo afecta al cuerpo emocional. El cuerpo emocional, a su vez, lo sella en un programa en
el ADN. Cada vez que logras algo, cada vez que tienes un deseo — cada vez que deseas que
tu espalda sea más fuerte, tu cerebro más brillante y tu vista mejor—, cada vez que sientes
estas cosas genuinamente, estás afectando futuras generaciones con esa actitud. ¿Cuántos
de vosotros lo entendéis? Que así sea.10
En la visión de Ramtha, la evolución genética es igual a la evolución espiritual, o la
evolución del conocimiento consciente. La ciencia y la metafísica están entretejidas. La
separación entre Dios, el creador de la realidad, y la realidad misma, se reinterpreta en
términos de la verdadera y desconocida naturaleza de la persona que está creando la realidad
y haciendo conocido lo desconocido. Ramtha toma el concepto del efecto del observador de la
física cuántica, para explicar el papel de la conciencia en el proceso de la evolución.
«La ciencia ahora tiene una manera de probar algo de esto sugiriendo al menos que el
observador en nosotros es lo que causa que los campos de partículas reaccionen. Más aún, la
ciencia dice, si la vamos a creer, que la energía se presenta en forma de ondas, y que cada
onda no sólo puede ondular, sino que en el momento en que es observada, puede colapsar en
forma sólida. Cuando el observador se aparta, entonces esa forma sólida se relaja y empieza
a ondular de nuevo. Entonces, ¿quién es el observador? El observador eres tú. ¿ Qué es la
realidad? Un campo de energía potencial, que aunque esté coagulada, puede ser disuelta y
formada nuevamente de acuerdo al pensamiento, al pensamiento enfocado»."
10
11

Consciousness and Energy, the Basics, Cinta n° 331 (Yelm: Ramtha Dialogues, 1996).
ídem.

UN NUEVO ACERCAMIENTO AL PROBLEMA CUERPO-MENTE
Esta interpretación del proceso de la evolución cualifica también la distinción entre cuerpo,
mente y Espíritu. Inserta

el clásico problema cuerpo-mente en un nuevo marco de interpretación. ¿Cómo puede el
cerebro humano concebir realidades mayores que el mundo físico que lo compone? La
historia de la evolución de la especie humana, según Ramtha, muestra el deseo creciente de
los dioses de convertirse en parte de las creaciones que habían imaginado. Ellos querían
interactuar con el reino de los objetos materiales como parte de ese reino, y no simplemente
como la imagen perfecta, el pensamiento o el aire que les dio la vida. La creación de un
cerebro, un órgano físico, capaz de reflejar la naturaleza básica de los dioses del
«pensamiento contemplativo», era esencial para el logro de este deseo. Una vez lograron este
elemento con su creatividad, ellos —nosotros—, fueron capaces de emprender el famoso
descenso desde el cielo, su reino de existencia, y convertirse en seres humanos, dioses en
forma humana, el logro que coronaría la jornada de la creación.
«¿Es la mente lo mismo que la conciencia o la mente pertenece al cerebro? ¿Pertenece el
cerebro a la conciencia y las mentes permanecen fuera de él? ¿Cómo funciona todo esto?

Quizá funcione así: Si tú eres un ser espiritual, entonces eres la conciencia que fluye hasta un
cerebro que fue genéticamente construido para ti, y el flujo de la conciencia es un poco como
un río de luz, que hace que las bujías produzcan la chispa. Las bujías comienzan a producir la
chispa únicamente de acuerdo a su destino genético, así, todo lo que mi cerebro piensa está
produciendo el fenómeno llamado mente. Entonces, mi mente es un resultado de conciencia y
energía en un cerebro humano creando pensamiento holográfico.
Esto ocurre gracias al pensamiento holográfico, que es el observador transformando la
energía en vida».12
La naturaleza competitiva, que ya estaba presente desde el comienzo de la jornada de la
creación, continuó con los dioses en forma humana. Esta actitud trajo consigo consecuencias
terribles para la experiencia de la forma humana, porque causó una separación, un olvido de
la divinidad y del poder de crear. Los dioses en forma humana retuvieron la habilidad de
manifestar sus pensamientos y deseos. Esta habilidad les causó la manifestación de su propio
exilio al plano material cuando ellos olvidaron sus orígenes y su verdadera naturaleza, y se
identificaron tanto con lo físico que percibieron la separación, la desigualdad, la falta de
balance y la limitación. La última parte en el siguiente capítulo cuenta la historia de uno de los
dioses que descendieron hasta la expresión humana en masculino y femenino, y de cómo este
dios quedó atrapado en la rueda de la reencarnación en su esfuerzo de alcanzar de nuevo un
equilibrio, de recordar y recuperar la libertad de la inmortalidad.
12

Consciousness and Energy, the Basics. Cinta n° 331 (Yelm: Ramtha Dialogues, 1996).

EL DESCENSO DE LOS DIOSES

Capítulo 3

«Entonces, para poder realizar el último descenso tenéis que descender hasta el cuerpo,
que está vibrando a la misma velocidad que lo hace la rosa. De esa manera puedes probar la
fruta ¿Entiendes? Tú puedes ver el azul celeste y sentir el abrazo de uno de estos seres
humanos. Eso es lo que hicisteis».
LOS DIOSES SE CONVIRTIERON EN LA IMAGEN DE SU CREACIÓN

—Ramtha
Las plantas estaban floreciendo, pues cada vez había menos de las entidades que comían
plantas y más de las que se comían entre sí. Y sucedió que aquel que creó el primer animal
sintió que debería haber orden en este caos. Deseaba crear un mejor diseño de sí mismo, uno
en el que él pudiera estar entre su propia creación, para entenderla y mejorarla.
Y cuando Dios se contempló a sí mismo, igual que su Padre lo hizo una vez, tomó un
cuerpo. Y le dio a éste la imagen perfecta para estar en medio de su creatividad. Y en verdad,
la imagen que produjo era de sí mismo, y he aquí que el resultado fueron las plantas, lo que
se llaman animales y el hombre. Dios se creo a sí mismo para ser una parte de todo lo que
había visualizado, pues estaba muy ocupado creando momento a momento, defendiendo,
mejorando, perfeccionando, y mientras hacía esto se convirtió en la imagen.
¿Y que pasó con la naturaleza de su carne? No hay nada que se introduzca en la capa
acuosa que no esté compuesta de ella misma a través del hijo amado que yace dentro del
vientre. Cualquier imagen traída al estrato a través del vientre debe estar compuesta por los
elementos del vientre. Ése es el propósito de un entendimiento dimensional. Si Dios se
convertía en una parte de estas creaciones, iba en contra de este entendimiento, pues él no
es el elemento, simplemente es su creador. Así pues, él no podía ser parte del animal. De esta
manera se creó el hombre a partir de su imagen, y por medio de ésta conoció su propia
creación y su belleza.
El hombre, oh, el hombre, exquisito era el dios que creó al hombre, pues su amor por él era




exquisito. Y mientras la imagen yacía sobre la tierra, silenciosa en el flujo menguante de su
ser, el hombre nació gracias al aliento de Dios. Perdonad, estoy recordando a Dios.
¡Celebremos! Fue un momento memorable.
Y ésta fue la hora, como vosotros diríais, donde la primera visión del hombre cobró vida.
Fue por medio de la entidad llamada Ishum y la entidad llamada Yahvé. 1 Y estas dos
entidades, tanto el uno como el otro, deseaban sobre todas las cosas ser parte de la forma
creativa, incluso penetrar en las mismas formas que ya había en aquel tiempo.
Yahvé es un ser diferente a Jehová.

Las aguas no habían descendido sobre la Tierra. Aún estaban en lo que se llama el estrato,
pues todavía no se había completado la ejecución de la creatividad. Ishum —viendo la imagen
del hombre en todas las cosas— atravesó lo que se llama el estrato y llegó a este dulce plano
donde sus habitantes, esos que se llamaron los animales, todavía no se configuraban como
hombres. Y cuando ellos dieron forma a sus cuerpos, con toda su hermosura y brillantez, el
hombre, con su primer cuerpo, yacía ante el dios, y el dios se convirtió en él y le dio su
preciado aliento. Y Dios se convirtió en el hombre. En un momento el hombre se convirtió en
una división de Dios, su perfecta creación en ese entendimiento.
Yahvé creó a su hombre y los otros empezaron a crear a sus hombres. Y aquellos que en
ese preciso momento habían evolucionado quizás hasta la contemplación de lo que
llamaríamos sus inicios, contemplaron esos inicios, y decidieron evolucionar hasta esta
maravillosa creación de Yahvé e Ishum. Y he aquí que todos ellos se reunieron y cada uno de
ellos había creado una imagen de sí mismo.
Y sucedió no sólo aquí, sino que otros fueron a otras partes de la esfera —el hijo menor de
la madre sol—, se llevaron sus creaciones y comenzaron allí. Y el hombre se convirtió, y así
fue en verdad, en una hermosa criatura de la cual Dios pudiera ser parte en este dominio, y no
ser exclusivamente el viento creador. Y cuando el hombre surgió a partir de Dios, en ese
momento, se convirtió en el ideal perfecto. Y hubo muchos hombres por todas partes, hombres
con determinación, pues ellos no pertenecían simplemente a los hombres, eran hombres de
Dios. Y el hombre — maravillosa criatura— fue creado en diferentes espacios a lo largo de
vuestra esfera, la creatividad de la imagen perfecta de un entendimiento que pudiera habitarla.
En sus comienzos, de acuerdo a como los entendéis ahora, él tenía un aspecto bastante
desdeñable, pues era mucho lo que tenía que ajustarse, tanto en el cuerpo como en el medio
ambiente. En aquel tiempo el calor favorecía todas las áreas y así el hombre, como fue creado
en sus comienzos, no tenía pelo por todo su cuerpo, sino únicamente en su cabeza, para su
protección. Había muchas cosas que podían causar, en su movimiento, arañazos y
contorsiones en el área de la cabeza, un área muy importante.
Cuando el hombre cobró movilidad y empezó a tomar confianza, Dios comenzó a
experimentar en todo su ser el reino que había creado. Y os recuerdo esto: no fue un solo
dios; todos vosotros estabais experimentando la totalidad de vuestra creación en una pieza. Y
el hombre, que era estéril,2 pronto comenzó a explorar su mundo y he aquí que
se encontró con una abominable situación: los animales se lo comían. Y esto se convirtió en
una farsa de la creación, pues aquel que era el devorador supremo de todos los demás
devoradores había encontrado algo exquisito y formidable para su paladar.



Es importante anotar que el hombre en esta etapa de evolución no tenía definición de género. No era ni masculino ni
femenino. De esta manera Ramtha no pretende decirnos que el hombre fue creado en primer lugar, sino que más bien
se creó un homínido que a la larga evolucionó hasta el ser humano actual.

Esta situación era de lo más contradictoria. En consecuencia se desarrolló una gran
evolución. El hombre se hizo más alto y más esbelto, menos encorvado, para que pudiera ser
más ágil en su habilidad de correr, y eso ayudó en alguna medida. Pero no pasó mucho
tiempo, y así fue en verdad, hasta que el hombre se extinguió, y los dioses siguieron

produciendo el mismo ideal. Me gustaría que supierais que todos los hombres eran iguales en
sus comienzos. Ninguno era diferente. Todos tenían la misma imagen —todos la tenían— igual
que los primeros animales en sus primeros dominios tenían la misma imagen.
Más aún, el hombre, en lo que se refiere a la genealogía de su ser y lo que se llaman los
componentes de la estructura molecular y celular de su cuerpo, si se hubiera tomado una
muestra de él y llevado hasta una imagen, 3 se habría visto a sí mismo. Si el hombre, en su
condición estéril, se hubiera reproducido a él mismo, se habría repetido.
No hubiera habido ninguna diferencia o variación en ese aspecto. Y mientras cada hombre era
destruido, Dios creaba otro hombre. Y cuando ese hombre era destruido, Dios creaba otro y
así esto se iba repitiendo hasta que, en las condiciones que allí se habían establecido, la
extinción del hombre, o su habilidad de vivir entre todas estas peligrosas actitudes que él
había creado en forma de plantas y estructuras de animales, se habían convertido en algo
muy peligroso para él. Se había dado cuenta de que para poder sobrevivir aquí, en medio de
sus propias actitudes, no estaba lo suficientemente equipado. Qué tristeza, Dios se
lamentaba. Pero el hombre seguía prosperando y Dios siguió creando más de ellos, los cuales
cobraban vida y se aseguraban que el lugar fuera seguro. Muy pronto el hombre fue invadido
de nuevo por los animales.



Duplicación a través del proceso de clonación de la imagen o los patrones de destino a los cuales se les había
dado vida, grabados en el

componente genético de la criatura anterior.

LA EVOLUCIÓN DE LA ESPECIE HUMANA: SEPARACIÓN ENTRE MASCULINO Y
FEMENINO
Y llegó un momento, en la contemplación de aquel que inventó el primer animal, en el cual
imaginó que quizás él mismo pudiera dotarse con más cualidades; y así creó un hombre más
cercano a lo que se llama Neanderthal, que se parecía bastante a lo que vosotros sois hoy en
día. E hizo a este hombre con una mayor capacidad de razonamiento y un mayor sentido de
su divinidad, dándole de este modo un poco más de sí mismo. Con todo esto, el hombre era
sabio e inteligente, porque era un dios andante, y no parte de un dios o su mitad. Él era un
dios andante.
El mismo dios que creó el primer animal fue quien creó el primer hombre que sería como él,
Dios divino, y con toda

su inteligencia podría burlar a los animales. Encontró lugares donde pudiera construir con sus
pequeñas manos un lugar, una estructura donde esconderse. Y él mismo escogió un área
hostigada por los gigantes. Y pronto se dio cuenta de que podía excavar en la tierra, y al
adentrarse en ella, allí nadie podría llegar hasta él.
Ahora, al mismo tiempo que este hombre, dentro de la creatividad de este dios, aún vivía
entre muchos otros que estaban siendo devorados y reproducidos tan rápidamente como se
podía, él en especial sobrevivía, porque era Dios. Él era el superviviente perfecto. Aun cuando
muchos no podían hacer esto, él lo estaba haciendo. Una vez él pudo hacer esto, el dios se
convirtió en este hombre perfecto. Él vivió en este plano por un buen tiempo y comenzó a
experimentar las cosas que su adorado hombre experimentaba, y se volvió más sabio en el
entendimiento de crear al hombre. Y llegó el día en el que abandonó el cuerpo de su hermosa
creación, y regresó al estrato a contemplar todo esto. Viendo el razonamiento, la compasión y
la sabiduría que había sentido, este dios reunió a su alrededor a otros que estaban de acuerdo
con él en su manera de pensar.
Comenzó a reflexionar. Miró de nuevo a sus primeros animales reproduciéndose y
haciéndose más espectaculares en todo menos en su habilidad para esconderse de los
demás animales, que seguían devorándolos rápidamente. Él tenía gran compasión por estos,
sus animales, pues él mismo se había convertido en hombre. Y este dios se adentró

nuevamente en el animal, lo colocó en un determinado lugar, y le dio un pensamiento tan
ilustre que en él se convirtió; fue más listo y más sabio que los otros y siguió superándolos. Él
se deleitaba con esto, porque estaba sobreviviendo y burlando a los dioses de aquellos seres
y a sus actitudes. Él era de alguna manera un estratega, y los otros que habían colaborado
con él encontraron esto maravilloso y se volvieron—junto con sus animales—parte de su
creación. Todos ellos se juntaron, y con su inteligencia, aprendieron a sobrevivir.
Ahora, el grupo de dioses que permaneció con estos animales encontró muy complaciente
el poder burlar y ser más inteligentes que las horribles bestias. Y aprendieron a viajar por toda
la esfera; y se deleitaron con ello. Y mientras este grupo de dioses viajaba en forma del animal
creado, el dios que creó al hombre, en una de sus expediciones recordó a su criatura con
nostalgia, abandonó el cuerpo de su bestia y pereció. Y los demás viendo esto se asustaron,
pues quizás ellos también perecerían. Pero no dejaron a sus animales.
Este dios regresó y encontró a su maravilloso hombre, lo admiró y lo estudió. «A él lo amo
más que a cualquier otro, pues verdaderamente soy éste más que ningún otro. Y en tu
maravillosa imagen y tu ser te he hecho simple y pequeño, pero contigo yo soy; poseemos la
grandeza por encima de todo esto». Y el dios que tenía compasión por su hombre lo amaba, y
recordaba la semilla que había implantado en su primer hombre. Quería ser más, pero cuando
hizo otros a partir de la imagen de este hombre, todos fueron iguales. 4 Ellos no se
diferenciaban en su apariencia; pero entonces él recordó a sus animales, y cómo los había
hecho diferentes. Así, Dios tomó la imagen5 de su hombre,
que en estos momentos era él mismo, e hizo otro, pero en éste haría un nido para el huevo
como el que había colocado en el interior de sus animales. Su hombre daría la semilla.
El ideal no se tomó de la sustancia del hombre. Nunca se tomó del hombre. Se tomó del
dios que le había dado imagen y pensamiento perfectos, quien produjo otra imagen, y en esa
imagen Dios reflejó, en verdad, su yo perfecto como autoreceptor. Miró a este hombre, vio su
imagen y su tesoro, su hermoso miembro6 erecto y sus genitales. Y
Dios colocó para siempre en sus genitales el pensamiento de creación, dispuso que la semilla
de su maravilloso hombre se convertiría aún en otra semilla gracias a su propio progreso,
como lo habían hecho sus animales, y en muchas más; de este modo puso un pensamiento
de fervor en los genitales, y la semilla se volvió ardiente. A esto se le llamó su tesoro.
Y él se adentró en la otra imagen de sí mismo que aquí tenía, y creó un nido maravilloso en
su interior donde colocó los huevos, la otra semilla. Y cada uno de ellos concentró el proceso
de pensamiento del vientre del hombre — la mujer—; de este modo, una parte, el vientre del
hombre,7 guardaría el huevo, y la otra, el miembro del hombre, guardaría la semilla. Y los dos
ideales en esta evolución se formularon a partir de un solo dios. Y este dios les otorgó
su movimiento espectacular, esa maravillosa parte de su ser. Ahora, ¿cómo llega a convertirse
la materia en imagen? Guiada por un entendimiento —como se formó en el principio el hijo del
gran sol—, la materia en su forma más baja se formó a través de una síntesis perfecta de la
luz. La síntesis de la luz es la materia.
La imagen de cada parte del maravilloso cuerpo había sido capturada por medio de la
visión de la creación. Cada órgano, cada entendimiento había sido perfectamente establecido
en pensamiento, y la síntesis de la luz se convertiría en la imagen perfecta, en la composición
de la materia. Cada célula, en su estructura atómica dividida, guarda totalmente el recuerdo
perfecto del ideal perfecto; más aún, la semilla de la célula contiene la reproducción de la
parte de la totalidad que expresará a la larga. Esto se le dio al pensamiento más pequeño, a la
diminuta célula, y la base de cada célula es la luz.



El pene, que implanta la semilla—el espermatozoide— en el nido o matriz, donde se encuentra el huevo.
• N del T. Ramtha hace aquí una apreciación etimológica de la palabra woman (mujer), cuyo origen vendría siendo
womb of man (vientre del
hombre).

¿Cómo puede un dios comprender completamente, hasta el entendimiento más pequeño,
un sistema vascular que no tiene medida en longitud? A través del ideal completo, que se
manifestará cuando sea visto perfectamente. Este dios de ninguna manera buscó la

perfección la primera vez, sino que lo hizo una y otra vez.
Si tú tomas una muestra de tu hígado, de tu corazón o de tu pelo, verás la luz
universalmente. Dentro de cada
48

célula hay luz, pero emana un color diferente. Y si tú tomas las células y las inyectas en tu
cuerpo, si tu corazón es débil, la diminuta célula encontrará su camino a través de tu corriente
sanguínea hasta llegar a tu corazón, y se regenerará en el mismo tejido, la misma alineación,
la misma semejanza, la misma luz, y reparará el corazón dañado. Lo mismo pasará en el
hígado, sus células lo repararán. Sin embargo son tan pequeñas que necesitas lentes
especiales para verlas, pues la inteligencia es así de pequeña.
Este dios imaginó todo esto por medio del pensamiento perfecto, pues éste es la síntesis
perfecta del pensamiento y la luz, el orden mayor, el dador de la vida; así le dio vida al
maravilloso huevo, que tendría la semblanza de estas dos criaturas maravillosas. A partir de la
imagen del hombre surgió el vientre del hombre, y lo que se llamaría la mujer cobró vida.
Ahora el maravilloso pecho de la mujer sería el alimento del fruto del vientre, que se
amamantó y creció. Nació la delicadeza y la ternura para poder criar y proteger a estas
pequeñas criaturas. Y nació en la naturaleza el delicado balance de la mujer. Y Dios que había
creado su hombre perfecto, había creado ahora el vientre perfecto del hombre, una perfección
aún mayor.
Entre los dos no hay más vida que la misma creatividad de la vida. Y el dios se convirtió en
ambos a través de lo que se llama en verdad la carga negativa o el vientre de la mujer, para
unirse con lo que se llama la carga positiva o el hombre, y para unificar y traer consigo —junto
con el electro, que es la morada del señor de nuestro ser— las condiciones de toda la vida por
venir. ¿Y dónde está el alma de los dos? ¿Dónde descansa? Dios, que se había convertido en
el delicado hombre y se había escondido bajo tierra para protegerse de las otras creaciones —
había disciplinado y desarrollado su sentido—, debía convertirse en dos. Dios, que era los
dos, los contemplaba desde el sexto nivel, y Dios, su creador, se convirtió en ambos.
Entregando su propia vida él se convirtió en ellos. Y el alma de su gran ser que le había sido
entregada por el Padre, la Fuente, cuya emoción resonaba —el núcleo de su ser, la memoria
de Dios siempre continuo, el trueno arrollador— se dividió, y Dios se convirtió en ambos.
Cuando Dios se contempló a sí mismo en la brillantez de la mujer, amó lo que había visto y
en lo que se había convertido, y le dio la razón absoluta, lo que él era. Cuando uno miraba al
otro, se veía en el otro. Y ello se convirtió en testimonio de esta obra maravillosa. Otros que
habían traído al hombre una y otra vez con la esterilidad de su similitud, adoptaron también
este pensamiento. En el momento en que esto se realizó fue aceptado por los otros dioses, y
su realización se manifestó al convertirse en hombres.
Mientras los experimentos del hombre y la mujer se llevaban a cabo —y esto era en verdad
algo maravilloso—, Dios se había dividido en dos partes y se había transformado en hombre
viviente. Durante este proceso lo que se llamó en verdad el orden de la vida en aquellos
tiempos, maestros, era aún algo muy dificultoso, os lo aseguro. Una vez que el arte de los dos
perfeccionado se hizo realidad, yo os diré lo que pasó. El hombre, dividido en él mismo,
seguía siendo el diseño de Dios. Con el mero hecho de este pronunciamiento se produjo, en
verdad, un gran júbilo. El viento se envolvió en el Espíritu y todos aquellos que estaban
poseídos ahora por la belleza, todos los dioses, se dieron cuenta de su perfecta creatividad y
se volvieron deseosos de convertirse en ella, pues todos habían estado presentes en el
proceso de crearla.
UN DILUVIO PRODUCE LOS OCÉANOS, UN NUEVO REFUGIO DE SEGURIDAD
Inmediatamente se despachó un pensamiento: que la creación de este plano había sido

ahora perfeccionada y conquistada. Y todos aquellos que habían participado se elevaron por
encima de este maravilloso plano. Y en ese momento, y así fue en verdad, lo que llamamos el
estrato o la capa acuosa se, convirtió en una gran masa de agua y se materializó sobre la
Tierra. El agua arrastró e hizo desaparecer a muchas de las bestias que se devoraban unas a
otras, dejando sólo a unas pocas. Y la sustancia acuosa que una vez yacía en el estrato,
después de este día se convirtió en el hijo del sol, se convirtió en los océanos, vastos e
inmensos.
Si estudias la Tierra, hay un escenario en cada etapa de su desarrollo, el cual te ayuda a
ver todo lo que hay en ella. Cuando el estrato se transformó en agua fue como una selección.
Se creó una condición de vida que prosperaría en secciones de la Tierra, que serían
favorables para la formulación del hombre y el vientre del hombre en áreas que no actuarían
de forma destructiva. Ése fue el propósito del agua. No todos los planos la tienen.
Y sucedió que el dios que había creado los primeros amigos del hombre, como se les llama
—que asimismo se perdieron en las creaciones de sus animales y estaban temerosos de
abandonarlos, pues temían la muerte— se fue hasta el mar, y allí creó una vida para él y los
suyos, y juntos descubrieron un reino que aún no había engendrado por sí mismo algo como
la guerra sobre la faz de la tierra, con los animales y toda la destrucción. Allí encontraron
seguridad. Algunos de ellos aún viven en vuestros océanos hoy en día y en este preciso
instante: los delfines, las marsopas y las ballenas. Ellos son los vestigios de las almas de
aquellos dioses que a causa de una antipatía muy marcada hacia los animales, decidieron
permanecer en el mar por miedo a experimentar de nuevo aquella tragedia en sus elevados
seres. Ellos aún permanecen allí incluso en este preciso instante.
Y lo que llamáis vuestras ballenas y, de hecho, vuestros delfines, son vuestros espíritus
hermanos, pues ellos siguen ahí, atrapados. Y cuando les llega una ola de recuerdo, de
urgencia, y la necesidad de estar cerca de aquello que aman, encallan en las playas 8 y no
regresan al mar, para morir en la Tierra, que es de donde ellos vinieron. Ellos siempre han
amado al hombre, pues el hombre es su esperanza, siempre os han amado. Ahora está
llegando su hora.
Cuando la sustancia acuosa se vació del estrato, la vida se formuló rápidamente, y el
crecimiento fundamental de
49

la semilla fue abundante. Las planicies que sostenían la vida en aquel tiempo estaban
comunicadas por canales. Se establecieron zonas templadas, que proliferaron incluso en
vuestras regiones polares.
Ahora, maestro, esta criatura llamada Pie grande,9 al principio, cuando se estaba creando
todo, fue la representación del hombre creada por un grupo de dioses, y él también se llamó
Homo Sapiens. ¿Has oído hablar de
ellos? Son bastante similares al personaje Chewbacca de La Guerra de las Galaxias.10 Un
Homo Sapiens es una criatura erecta e inteligente. Esto está de acuerdo con lo que se os ha
enseñado.



El 8 de Octubre de 1997, en la playa de Karikari en Nueva Zelanda, la cadena CNN reportó: «El miércoles un grupo de
voluntarios intentó desesperadamente mantener vivas a 45 ballenas varadas en una playa de Nueva Zelanda. Otras
45 ya han muerto. La manada de ballenas piloto aparentemente encallaron durante una marea alta. El grupo de
rescate intentó mantener mojadas sus aletas y su colas, en un esfuerzo de mantenerlas vivas, incluso se llamó a una
unidad de bomberos con equipos para bombear agua. La próxima fase del rescate está planeada para el jueves,
donde un grupo de barcos y lanchas serán usados para intentar devolver las ballenas al mar aprovechando la marea
creciente. Un pequeño grupo de hembras adultas será remolcado primero, con la esperanza de que llamen a las
demás y éstas les sigan».

El 5 de Febrero de 1998, la cadena de Noticias ABC reportaba: «Los cuerpos de 62 ballenas más, desde crías
hasta gigantes de 30 toneladas, yacen esparcidas por dos millas de playa en Ocean Beach, lo cual ha iniciando una
operación masiva de limpieza en la isla-estado del extremo sur de Australia. Este fenómeno se ha estado observando
por todo el mundo».
• N. del T. Del inglés Bigfoot.
• La película La Guerra de las Galaxias, de George Lucas.

Y mientras se formaban los distintos grupos de la humanidad y las diferentes partes del
hombre, él aparecía distinto y con diferentes formas. Algunos tenían mucho pelo y un
semblante animal, aunque con ojos inteligentes y la habilidad de comunicarse, porque tenían
un proceso de pensamiento apropiado. Otros eran muy esbeltos. Así el hombre en sus
comienzos se veía de muchas y diferentes maneras.
Ahora había un grupo de entidades que estaban experimentando con lo que llamáis
animales, e incluso convir- tiéndose en ellos. Se estaban convirtiendo en un tipo de animal que
podía vivir sobre la tierra y escapar sigilosamente hasta el mar si eran descubiertos por un
animal carnívoro, creado a su vez por otro grupo de entidades. A estos se les llamó delfines y
ballenas. Y cuando ellos hubieron perfeccionado su especie en la habilidad de escaparse,
pensaron que ésa sería la especie ideal para comunicarse, puesto que Dios podría exhibirse
en ellos. Y por más que las otras entidades los pudieran perseguir incansablemente en la
tierra, ellos podían respirar en la tierra o en el mar. Finalmente, huyeron al mar, y encontraron
allí un medio muy apacible, se dieron cuenta de que podían sobrevivir y continuaron
desarrollándose.
Este grupo que estaba experimentando con lo que llamáis delfines y ballenas, o por lo
menos parte de este grupo, estaba experimentado también con la criatura erecta, y copiando
algunas de las otras ideas de los dioses. Ellos formularon un ideal de su hombre y se
quedaron con él. Y en el momento en que se convirtieron en este hombre dejaron de
perfeccionar su ideal, y le dieron la libertad de ser. Y mientras todos los demás estaban
continuamente buscando la belleza en la erección y la elegancia, estas entidades
permanecieron iguales, y lo mismo hicieron los delfines y las ballenas. La razón por la cual
ellos sienten amor por vosotros es que lo que existe dentro de ellos es también humano, lo
que llamamos Dios. Así, ellos intentan desesperadamente comunicarse con vosotros.
Ahora, en lo que se refiere a las criaturas erectas de este grupo, ellos se convirtieron, y así
fue en verdad, en entidades nocturnas; lo que significó que ellos desarrollarían su vida
principalmente durante la noche, bajo los auspicios de la oscuridad, para poder sobrevivir sin
ser sorprendidos por las tribus carnívoras. Al ser forzados a retirarse a las montañas,
encontraron allí un gran santuario y continuaron su existencia. Y cuanto más huían de las
entidades carnívoras y más miedo sentían, más se apegaban a su cuerpo. De este modo no
pudieron escapar a esta situación.
Estas entidades que viven en vuestras montañas y en algunos pantanos, y también en las
áreas muy frías, han huido de la humanidad porque se han perfeccionado como rastreadores.
Y estas entidades son puras en su Espíritu, ellos son lo que tú llamarías bondadosos en su
ser, pero el miedo los ha atrapado en lo que ahora son, y los ha mantenido así.
Ellos han sido acosados como animales durante eones. Y la razón por la que están
cubiertos por una gran cantidad de pelo es la siguiente: si yo tomara vuestro maravilloso y
pequeño cuerpo y lo expusiera a los elementos sin ninguna de estas hermosas ropas que os
protegen, vuestro cuerpo rápidamente cubriría de pelo vuestro ser, a modo de protección. Este
crecería rápidamente, y vosotros os volveríais muy peludos y quizás un poco tímidos también,
¿eh?
Por eso mismo también os retiraríais a las montañas y a otros lugares donde esconderos
de aquello que llamáis la sociedad. Este Pie Grande es el hombre original que forma parte de
un grupo que ha sobrevivido y se ha encerrado en su cuerpo; ellos estuvieron atrapados por el
miedo y lo han seguido estando. Hay entidades procedentes de otros entendimientos, o lo que
vosotros llamáis planos de existencia, que han intentado ayudarles desesperadamente.
¿Sabéis quienes son los indios? Bueno, ellos no fueron las primeras gentes que vivieron

aquí. Vuestro Pie Grande fue el primero de todas las tribus que vivieron aquí, y los indios
fueron lo que llamaríamos los vestigios de un gran grupo de gentes que vivieron en un masivo
continente llamado Atlantia. Ellos son los pieles rojas originales. Y en lo que se refiere a estas
criaturas, hay muchas leyendas sobre sus aullidos, sus gritos y sus gemidos, que siempre se
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